Una exigente coreografía de movimientos que transitan entre lo poético y lo acrobático realizada en una plataforma de pole de cinco metros, es el eje central de esta puesta en escena que cuenta, además, con el diseño musical y una canción original de Alvinsch, unido a material sonoro recopilado en las manifestaciones sociales que ha vivido Colombia en los últimos dos años
En este país, los sueños, el amor, la esperanza, todo está roto, pero en cada grieta nos podemos reconocer. Esta obra está inspirada en el arte kintsugi, que es un arte japonés en el que las piezas de porcelana y cerámica rotas no se tiran a la basura, si no que se reparan con oro convirtiéndolas en piezas únicas y de un valor inigualable. Esta obra es una metáfora para hablar de lo que significa vivir en este país, bajo un sistema en el que se está expuesto a ser roto constantemente y cómo debemos reconstruirnos.
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Sandra Suárez ha sido bailarina por más de 25 años y artista de pole por más de cuatro, donde ha recibido reconocimientos en varias competencias de pole teatro; pero en el 2019 una fractura en su tobillo cambió su manera de ver el mundo e inspiró el proceso de creación de esta pieza “comencé a buscar información acerca de los quiebres, las rupturas.
Ahí encontré la técnica kintsugi, y en esa misma época comenzó, lo que creo yo, es el estallido social más grande que hemos visto en este país. Entonces decidí comenzar a crear una pieza que hablara de todo esto; al principio era para una competencia que se llevaría a cabo en el 2020 pero por motivos de pandemia nunca ocurrió; esto me dio la oportunidad de madurar más la idea hasta este momento en el que vamos a presentar el primer solo de pole y danza del país” concluye.
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El baile del tubo o pole dance mezcla movimientos acrobáticos y coreográficos alrededor de una barra vertical. Toda una experiencia de fuerza y belleza, que exige flexibilidad, equilibro, coordinación, resistencia y un gran manejo técnico. En esta ocasión, Sandra, se aleja aún más del concepto de sensualidad con el que se le ha asociado para convertirlo en un lenguaje narrativo que reflexiona sobre ciertas situaciones que vive este país. Un viaje creativo que cuenta con la asesoría técnica de la pole dancer Argentina Belén Serra y el bailarín contemporáneo Ángel Ávila.