La exposición Volar el Río, última muestra que Saír García ha dedicado al río Magdalena y la cual presenta escenarios en los cuales belleza y muerte confluyen continuamente , como el río mismo o la población palafítica de Nueva Venecia, ubicada en la Ciénaga Grande de Santa Marta; será presentada el próximo 5 de octubre en la Galería Duque Arango, en la ciudad de Medellín.
“ García ha logrado transmitir artísticamente la esencia, el carácter de la Nueva Venecia, mezcla de tragedia y poesía, de dolor y resiliencia, enmarcados en un atractivo paisaje donde la naturaleza ha sido generosa y le ha conferido una importancia ecológica reconocida. Esta serie sobre el Magdalena ha cumplido fielmente su propósito como arte, puesto que en su desarrollo ha consolidado un lenguaje singular y efectivo para transmitir dolores y esperanzas, hechos y circunstancias que sería difícil comunicar con palabras”. Comenta el curador de esta exposición Eduardo Serrano.
En el año 1996 García se desplazó a Bogotá para ingresar a la Universidad Nacional de Colombia al programa de Bellas Artes, con el fin de dejar memoria, a través del arte, de la barbarie que padeció la zona en la que creció. Allí, sus preguntas se transformaron en apuestas plásticas que encontraron en el petróleo, madera, acero y óleo su medio de expresión.
García ha logrado hacer inteligible lo abstracto-sensible, tomando como premisa principal la memoria, abordando estos flagelos con respeto tanto formal como conceptual, hacia quienes lamentablemente forman parte del creciente colectivo de víctimas de la violencia de este país.
Publicidad
“Su trayectoria ha establecido un puente claro entre medio y temática, y través de series como Encuentros (2001), Atmósferas y Palafitos (2001-2004), La Verdadera Viuda, por favor, póngase de pie (2006), Realidades Paralelas (2008) Éxodos (2009-Actual), Estática Milagrosa (2013), Magdalena (2013) Souvenir (2016), La Arqueología del Oficio (2017-Actual), Funerales Celestes (2020-Actual) y República (2020-Actual), ha creado un diálogo donde el tema se halla potenciado en la materia que lo hace tangible. Así, el acero se ha hecho metáfora del río; el petróleo encarna la bruma que envuelve a quien, por la violencia, pierde su raíz para enfrentarse a lo desconocido; la interacción del cristal grabado con la luz da ilusión de vida a aquella imagen del desaparecido con la que su familia lo ha buscado hasta la fatiga”; afirma Laura Páez, Historiadora de Arte.
El trabajo de García es finalmente, no solo una reivindicación a su propia historia, sino una búsqueda que desde la experiencia particular busca sentar memoria de un acontecer y sentir universales.
Las líneas que escribió el maestro Gustavo Zalamea a principios de siglo “La trayectoria de Sair García apenas comienza: Es aún difícil saber hacia dónde va a dirigirse, y con qué medios. Pero sin duda será una que nos puede tocar a todos, cierta, obsesiva, entrañable y tremenda.” ; resultaron casi proféticas.
Veinte años después, Sair García se ha establecido como uno de los artistas más consistentes de la escena artística colombiana. Su trabajo, que ha tratado de forma constante y respetuosa fenómenos como la violencia armada, la desaparición y el desplazamiento forzado.
En esta exposición, que será el cierre de Magdalena, la serie pictórica de mayor alcance y duración de García, se podrá apreciar también la primera exhibición pública de dos series que vienen consolidándose desde el año 2020; la primera de ellas es República, un proyecto escultórico que retoma el elemento de la platanera, que ha sido tradicionalmente asociada a nociones como tercer mundo, violencia y monopolio, para reivindicarla como símbolo no solo de identidad colectiva sino de resistencia.
La serie Funerales Celestes, presenta a su vez una instalación de 500 chulos o gallinazos elaborados en una aleación de metal; en ella, la bandada de aves se halla suspendida a pleno vuelo. Aquellos animales considerados de mal agüero ofrecen la posibilidad de repensar no solo dicha idea, sino también los rituales que han enmarcado la muerte en culturas que lejos de considerar esta ave como un mal presagio, la ven como el vehículo para alcanzar el cielo.
Publicidad
Al respecto ha expresado el artista que la serie Magdalena, y en general la exposición es “un homenaje no solo a las víctimas, que son muchísimas, sino a la resistencia y resiliencia de las poblaciones tanto ribereñas como a la colombiana en general, que, a pesar de caer mil veces, vuelve y se levanta, y pesca, y siembra, y pare hijos, en un pleno acto de fe por este pedazo de tierra tan maltratado y herido. Por su parte, Magdalena es una catarsis de toda una vida de sucesos, recuerdos, añoranzas, dolores, lutos, duelos y muchas alegrías, no solo míos sino de otros, resultó ser una autobiografía de mis vivencias y el resumen del sentir de una gran nación y de un conglomerado de pueblos y culturas que quisimos hablar y nunca fuimos escuchados, ante las barbaries, el atropello, asesinatos con el silencio y la indiferencia”.
No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.