La Obra de Santa María del Fiore, la catedral florentina, ha pagado 300.000 euros (325.000 dólares) por esta pieza descubierta por los historiadores Giancarlo Gentilini y Alfredo Bellandi, según informó este jueves la institución en un comunicado.
Se trata de una cabeza en terracota modelada sin calcos a partir de un bloque de arcilla por Andrea di Lazzaro Cavalcanti, hijo adoptivo y único heredero de Brunelleschi, alias 'Il Buggiano'.
Sus descubridores sostienen que 'Buggiano' moldeó esta escultura entre febrero y marzo de 1447, poco después de la muerte de su padre Brunelleschi, como modelo para la efigie en mármol que debía decorar un monumento conmemorativo en la catedral florentina.
Uno de ellos, el historiador Bellandi, destacó que se trata de una obra con "gran naturalismo expresivo e intensidad" que incluso "devuelve también el carácter del personaje".
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Para su colega, Gentilini, esta cabeza en terracota tiene un valor "icónico e identitario" para la ciudad de Florencia y para todos los que viven "bajo la gran cúpula 'brunellesquiana'".
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La pieza ha sido encontrada entre el mobiliario de un edificio histórico de Florencia, "sobreviviendo increíblemente" al paso de los siglos a pesar de la delicadeza del material.
Se trata, según la Obra de Santa María del Fiore, de un hallazgo "excepcional" ya que hay muy pocos retratos de Brunelleschi, el revolucionario arquitecto que logró construir la cúpula de la catedral florentina para asombro del mundo.
Su aspecto se conoce por el mencionado busto marmóreo del templo y por la máscara fúnebre custodiada en el museo catedralicio. El maestro también aparece en dos pinturas: en los frescos de la Capilla Brancacci de Florencia o en unos dibujos de Giorgio Vasari actualmente expuestos en el Louvre. La cabeza del maestro será expuesta en el museo una vez termine su restauración.
Brunelleschi (Florencia, 1377-1446), ejemplo de humanista, pasó a la historia por haber logrado el hito de levantar la entonces cúpula más grande del mundo, la de la catedral florentina de Santa María del Fiore, que permanecía incompleta.
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El arquitecto, un desconocido cuando empezaron las obras, terminó revolucionando la técnica, al renunciar a los andamiajes internos -evitando la tala de árboles para las vigas- e ideando todo tipo de puentes y maquinarias para subir los materiales a las alturas.
Asimismo, se le recuerda por haber prestado una gran atención a la seguridad laboral ya a mediados del siglo XV, elaborando normas para evitar incidentes entre los trabajadores, creando parapetos para frenar caídas o regulando la cantidad de vino que podían tomar.
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