De amplio recorrido en el cine y la televisión nacional, Bernardo García se decidió por la actuación a finales de los años 80 por influencia de su padre, Fernando García, quien desarrolló su carrera artística en el Teatro Petra, donde participó en Mosca, una de las obras más exitosas de las últimas dos décadas.
A siete años de su muerte, para Bernardo el hecho de encarnar el mismo papel que tuvo su padre y dirigir una nueva versión de este montaje representa el mayor reto de su carrera hasta ahora y todo un honor, según comentó a HJCK un par de días antes del reestreno de esta obra en Bogotá. Lea también: Análisis: ¿Qué tan merecidas fueron las nominaciones a los Premios Óscar?
Sin embargo, no todos los recuerdos que tiene de su padre son buenos. De hecho, “no necesariamente un buen artista es un buen papá”, comenta al referirse a la figura de Fernando García y la influencia que tuvo en su vida.
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“Yo siento que mi papá apareció en mi vida no como un papá necesariamente, sino como un actor muy bien formado, muy maduro, enseñándole a actuar a un germen de actor, alguien que estaba apenas formándose. Eso es lo que me parece sumamente hermoso de esta circunstancia”.
García habló con HJCK sobre la vigencia de las historias clásicas, la necesidad de escuchar al otro y diseccionó Mosca, una pieza del Teatro Petra inspirada en Tito Andrónico de Shakespeare, en temporada del 15 de enero al 23 de febrero.
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Mosca se puede considerar un clásico del teatro colombiano y en su primera versión su papá tuvo el papel de Demetrio. Ahora, en esta versión, usted la dirige y tendrá el mismo papel que en su momento hizo su padre. ¿Cómo se siente?
Es hasta ahora el desafío más grande que he tenido que enfrentar en mi carrera, un desafío que asumo con todo el honor y la felicidad de la vida. Cuando Fabio me comunicó esta idea yo casi no lo creo, me tuve que sentar, asimilarlo e hilarme un cuestionario de preguntas inmensas para poder hacer la tarea ya que esta es la primera vez que Fabio Rubiano le entrega una obra de su autoría a otro director.
Representar el papel de mi papá también tiene un contenido emocional muy profundo, yo siempre he admirado el trabajo de Fernando García, siempre lo he visto como un actor sumamente disciplinado, entregado a su oficio, y ahorita ya no está en este plano, pero sus enseñanzas han sido vitales para poder realizar este montaje.
Hábleme sobre la importancia de su padre en el inicio de su carrera como actor.
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No necesariamente un buen artista es un buen papá. Yo siento que mi papá apareció en mi vida no como un papá, necesariamente, sino como un actor muy bien formado, muy maduro, enseñándole a actuar a un germen de actor, alguien que estaba apenas formándose. Eso es lo que me parece sumamente hermoso de esta circunstancia.
Yo recuerdo el proceso de montaje en el 2002, recuerdo los procesos creativos que dieron como resultado la pieza del 2002 y para mí Mosca reúne una serie de recursos teatrales y de metáforas que la gente tiene que ver.
El teatro no es para ver el mundo como es sino como debería ser o como nos lo imaginamos. El teatro es un lugar donde soñamos juntos y Mosca es un sueño hecho realidad.
Mosca se basa en el clásico Tito Andrónico de Shakespeare, ¿pero de qué se trata la obra escrita por Fabio Rubiano?
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Tito Andrónico es un general romano que lleva 20 años de guerra contra los godos y por fin va a firmar una tregua. A grandes rasgos es la historia de la firma de una tregua y cómo empiezan a aparecer ciertas circunstancias que impiden que la tregua se firme.
Hay una construcción en términos de imágenes que hacen que el espectador se conecte con esta pieza, sepan o no quién es Shakespeare, sepa o no quién es Fabio Rubiano. Creo que la fábula obra se instala muy fácil y muy contundentemente desde la primera escena.
Es la historia de dos estirpes, de dos razas que se sientan a intentar firmar una tregua. Desafortunadamente, sigue siendo muy vigente porque todavía no nos hemos podido sentar en una mesa a escuchar y a entender las diferencias del otro.
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¿Usted prefiere trabajar en obras clásicas?
Yo cuando veo una historia para contar no me importa si es clásica o no, pienso que si la imagen en mi cabeza es lo suficientemente contundente y tengo un elenco de primera línea me dan ganas de contar esta historia.
Esto es ya un clásico del teatro colombiano porque recuerdo que en el 2002 fue muy contundente la recepción del público, las críticas, la forma en la cual el lenguaje del Teatro Petra mágicamente se estableció por Marcela Valencia y Fabio Rubiano en esta obra.
Así que el público que la vio en 2002 o el público que nunca la vio, o que nunca ha asistido a teatro, verá dos cosas: un elenco de grandes actores y una historia que se siente, que huele y palpita teatro.
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¿Qué cambios veremos en la versión que usted dirige?
Esta versión es un poco más física, tiene unas coreografías de combate con espadas que son muy cuidadas y elaboradas, tiene unos momentos musicales interpretadas por Iván Piñacue, que es un actor de la Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB).
Es muy dinámica en términos de su puesta en escena y tengo un elenco de lujo. Está Carlos Gutiérrez como Tito, tengo a dos actrices extraordinarias para realizar el rol de Tamora que se llaman Isabel Gaona y Liliana Montaña, ambas cosecha de uno de los teatros más importantes que tiene Colombia que se llama el Teatro Varasanta.
Hay un actor que permanece del montaje anterior que se llama Rodrigo Sánchez, el maestro Juan Carlos García, maestro y fundador de Golpe de gracia que es una institución en términos de doblaje de riesgo aquí en Colombia, y él es quien hace los efectos de sonido de la obra. Es decir, sí hay duelos de espada, pero las espadas no tienen hoja, simplemente tienen su empuñadura y todos los sonidos provocados por estos combates este actor los representa.
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También en esta ocasión nos acompaña Iván Carvajal, del grupo de La quinta picota, cosecha del Teatro Libre, tengo a Roger García, que también viene de la ASAB. Es un elenco muy diverso que tiene orígenes muy diferentes, pero a todos nos apasiona contar este tipo de historias tan bien escritas.
Mosca es considerada una de las obras más importantes del Teatro Petra, se mantuvo en giras nacionales, internacionales y temporadas durante ocho años ininterrumpidos. ¿Por qué ahora vuelve a escena, 18 años después?
Siento que yo la vi muchas veces, vi el proceso de montaje. En el ADN de mi ser actoral está esta obra porque muchas veces conversamos con mi papá acerca de ella y ahora que el Teatro Petra tiene por fin su sede, casi después de 35 años de luchar para mantenerse en vigencia, sí que lo hace y lo hace con honores porque es parte del teatro mundial y colombiano.
No recuerdo quién lo dijo, pero la gente es fan del equipo, no del estadio, entonces lo que quiere ver son obras escritas por Fabio, quiere ver contenido que venga de este dramaturgo tan extraordinario.
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Cuando Fabio se acerca a mí a hacerme esta propuesta primero que todo fue un golpe de felicidad inmenso, después de responsabilidad, y creo que es un tema que desafortunadamente sigue siendo vigente y es que no nos hemos podido poner de acuerdo para entender al otro.
Creo que, como los clásicos lo dicen, esa es la virtud de ese tipo de textos, que trascienden en el tiempo y el espacio. Creo que es una oportunidad para que las personas que están haciendo al teatro parte de su vida se conmuevan hasta el tuétano con una historia y un banquete un poco cruel.