La película, que compitió en Cannes y fue preseleccionada a los Óscar, se ha convertido en un altavoz de esas movilizaciones y Abbasi y su equipo en diana de las amenazas de las autoridades iraníes. "Creo que las protestas en Irán se han transformado en una revolución con una dirección clara para el régimen: van a perder", ha dicho a EFE.
Abbasi vivió en Irán hasta 2002, cuando se mudó a Estocolmo por estudios y actualmente reside en Dinamarca y tiene nacionalidad danesa. Se ganó un nombre entre los seguidores del cine fantástico, y un puñado de premios con su anterior filme, "Border" (2018), y decidió aprovechar ese crédito para rodar esta película que era "muy importante" para él y difícil de llevar a cabo.
La historia real en que se inspira ocurrió en el año 2000. Saeed Hanaei, un hombre muy religioso y respetado padre de familia, llegó a asesinar a 16 prostitutas en la ciudad iraní de Mashad (noreste) antes de ser atrapado y juzgado.
En el filme, Abbasi introduce el personaje de una periodista, Rahimi (Zar Amir Ebrahimi) que viaja a esa ciudad para investigar el caso , y no solo se encuentra con que las autoridades no parecen muy interesadas en atajar los crímenes, sino que experimenta en carne propia la misoginia imperante.
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Las dificultades en torno al proyecto empezaron pronto, ya que no les dejaron rodar en Irán -acabaron en Jordania- pero fueron más allá de lo que Abbasi imaginaba. " Recibimos amenazas de muerte y las seguimos recibiendo, pero en un punto tienes que decidir, las decisiones tienen un precio", afirma.
No obstante, reconoce que le costó digerir las amenazas y el hecho de no poder regresar a Irán. "Hacer cine no debería tener ese precio, pero al final soy yo quien decide, supongo que hay que ser un poco ingenuo y que si eres razonable, no haces una película como esta, por un motivo no se había hecho antes".
La protagonista femenina, Zahra Amir Ebrahimi, -ganadora en Cannes del premio a la mejor actriz- había abandonado Irán hace años a causa de una campaña de acoso y reside en París . El actor que interpreta al asesino, Mehdi Bajestani, vivía y trabajaba en Irán pero ha tenido que salir del país tras participar en la película.
"Está un poco en un limbo ahora, a ver qué hace con su vida, a eso me refiero con el precio a pagar, es absurdo, es un precio muy alto por ser actor", considera.
Más de cuatro meses después del inicio de las protestas, originadas por la muerte de la joven Mahsa Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico, la cifra es de casi 500 muertos y 20.000 detenidos, según datos de oenegés, además de cuatro ejecuciones y al menos 17 sentencias a muerte.
"Creo que están llegando a sus límites, puede parecer que están asustando a la gente, pero es tanto lo que han hecho ya..., cometen una atrocidad cada semana", señala Abbasi. Otra cuestión es el tiempo que puedan tardar en caer.
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"Me encantaría que fuera pronto, pero por otro lado, la revolución del 79, cuando se derrocó al sha, ocurrió demasiado rápido, no hubo tiempo para pensar en una alternativa y creo que esta vez hay una oportunidad de reunirse, de debatir y de llegar a un consenso de algo real y no solo algo emocional", valora.
Abbasi concede la entrevista desde Los Ángeles, donde se encuentra haciendo campaña previa al anuncio de las nominaciones a los Óscar, el próximo 24 de enero. "'Holy Spider' no es una típica película de Óscar, es más demandante con el espectador, no tiene un final feliz claro, pero la Academia está cambiando, no creo que nadie se esperara la victoria de 'Parásitos'", comenta sobre sus posibilidades.
Aunque asume y agradece que el filme sirva para hablar de la situación en Irán, no quiere que se deje de lado lo cinematográfico. "Es cine negro, quería dejar en evidencia los aspectos políticos pero no que la política eclipsara la película". Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.