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El arte "patas arriba" de Baselitz desnuda a los grandes maestros clásicos

El cuerpo humano y el erotismo visto por grandes maestros clásicos frente a los desnudos invertidos del artista contemporáneo Georg Baselitz. Ese es el diálogo, o la discusión, que plantea una nueva exposición en Viena en la que el pintor alemán se atreve a mirar de tú a tú a Rubens, Cranach o Tiziano.

Baselitz
Un total de 110 cuadros conforman la exposición en el Museo de Historia del Artes de Viena en la que el pintor alemán Georg Baselitz confronta su obra con la de grandes maestros clásicos de los siglos XVI y XVII.
EFE/©Khm-Museumsverband.

"Creo que es muy valiente lo que ha hecho", asegura a EFE Andreas Zimmermann, quien junto al propio Baselitz ha diseñado la muestra que se inaugura el lunes que viene en el Museo de Historia del Arte de la capital austríaca.

"Baselitz. Maestros desnudos" es el nombre de la exposición en la que 70 de las piezas creadas por el pintor alemán en las últimas cinco décadas cuelgan junto a 40 cuadros clásicos elegidos por él mismo entre los fondos del museo vienés.

Cuerpo, erotismo, vejez

El elemento en común, el cuerpo, el erotismo, la vejez. En definitiva, el análisis de la condición humana a través del desnudo. "Que el tema sea el cuerpo le da (a la exposición) una coherencia muy fuerte, una coherencia en términos de contenido o una coherencia estético-existencial", define Zimmermann.

Una coherencia que se logra pese al contraste entre las figuras invertidas de Baselitz, técnicas rupturistas como el uso del dedo como pincel y estilos que lo acercan al arte pop o incluso a la abstracción, y las representaciones clásicas de los grandes maestros.

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Así, por ejemplo, la muestra enfrenta una "Elke negra", en la que Baselitz muestra a su mujer desnuda, con un retrato en el que Rubens representa a su esposa Helena Fourment como una diosa Venus. Dos piezas separadas por casi cuatro siglos de evolución de la pintura, pero unidas por la confianza y la intimidad entre artista y modelo.

Museo patas arriba

Con esta muestra, Baselitz ha puesto, literalmente, patas arriba al museo más importante de Austria. Sus figuras invertidas, basadas en su creencia de que el cielo arriba y la tierra abajo no es más que una convención, y sus cuadros de enorme formato llenan cinco salas del museo en estricto orden cronológico.

Representaciones de Adán y Eva, como los primeros humanos, se cruzan con los primeros desnudos creados por Baselitz, protagonizados por retratos del pintor y de su mujer, Elke, los únicos modelos que el pintor usa.

Desde ahí, la exposición pasa por experimentos con la abstracción que cuelgan al lado de Tizianos, acuarelas y dibujos a tinta que dialogan con el erotismo de los manieristas.

Las últimas dos salas se centran en los últimos trabajos de Baselitz, algunos terminados el año pasado, en el que hay referencias a la fragilidad del cuerpo.

El propio Zimmermann reconoce que poner a un artista contemporáneo como Baselitz al lado de Rubens o Tiziano es una apuesta "valiente". "Bromeamos entre nosotros diciendo que es como saltar desde una torre de diez metros y no sabes realmente si hay agua en la piscina", dice el comisario de la muestra, que prevé que quizás no todo el mundo va a entender esa comparación.

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En su elección de las piezas clásicas, Baselitz ha mostrado su preferencia por los pintores manieristas que a finales del siglo XVI desafiaron los ideales del Renacimiento, al igual que él ha centrado su arte en una permanente renovación y un ansia de libertad creativa. Lo que él mismo ha definido como "la audacia para cambiar y crear nuevos cuadros".

El Museo de Historia del Arte propuso hace dos años a Baselitz, que el pasado enero cumplió 85 años, un proyecto ante el que el artista reaccionó encantado. "Le dimos a Baselitz, más o menos, carta blanca", ha resumido la directora de la institución, Sabine Haag, esa oferta para "crear un diálogo visual, una conversación artística" con los viejos maestros.

No es la primera vez que el Museo de Historia del Arte invita a un artista contemporáneo a que elija sus piezas preferidas de los más de cuatro millones de objetos que tiene el museo y otras siete galerías estatales asociadas, para enfrentarlos a su propia obra. El pintor Lucian Freud, nieto del inventor del psicoanálisis, o el director de cine Wes Anderson, se cuentan entre los artistas que han colaborado en proyectos parecidos.

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