"Creo que en mi mente siempre está una obra que es la mejor, y la mayor, y la más grande y que por eso, por estar en mi mente no existe y no he podido lograrla. O sea el cuadro ideal todavía no existe", dice Manzur a EFE desde su casa-taller en Barichara, una población colonial del departamento de Santander (noreste) en donde reside desde hace años.
Desde allí, haciendo gala de gran conversador, habla de teatro, fotografía, cine, libros, filosofía, astronomía, de los últimos avances tecnológicos y de su preocupación por el daño que le causa el hombre al medioambiente, a la Tierra.
En busca de la excelencia
Nacido el 14 de diciembre de 1929 en Neira, en el departamento de Caldas, Manzur hizo su primera exposición en el Museo de la Universidad Nacional en 1953 a los 24 años de edad y aún así considera que no es merecedor del "título de maestro".
"Evito que me digan 'maestro' porque respeto mucho esa palabra. El maestro enseña y ese título no lo puedo aceptar por el hecho de que yo, si me considerara maestro, no volvería a hacer nada", explica y agrega que por no haber logrado "esa obra que está en mi mente (...) seguiré pintando con gran entusiasmo".
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En las siete décadas de carrera Manzur ha trabajado los caballos, la figura humana y la naturaleza muerta. Sin embargo, considera que tiene vida para seguir buscando lo que todavía no ha logrado.
En ese sentido, asegura que en el trabajo "mi mente me dice hoy estás mal, el trabajo está mal y tienes que deshacer lo hecho. Esto me ha pasado varias veces. Por suerte no me complace cualquier cosa".
Lo actual
La paleta de Manzur, que pasó por los tonos brillantes y luego se fue llenando de grises y negros y marrones, de latigazos de óxido, es una muestra de su solvencia como artista y por eso la crítica lo llama "maestro", aún en contra de su voluntad.
Por estos días centra sus energía en un proyecto cuya temática hace referencia a cuadros en donde aparecen "grandes damas pero vistas con un lenguaje distinto, como son vistas en el siglo XXI" . "Son damas imaginarias basadas en cuadros que abarcan desde la pintura flamenca, que es una de mis favoritas, hasta la pintura del XVII", detalla.
En esa dirección acota que esas mujeres "hay que transformarlas y esas transformaciones es como tirarse de un trampolín sin saber a dónde caer". El pintor recuerda que como se crió en España le quedó siempre "esa imagen de los cuadros en Sevilla de Zurbarán, de Velásquez, de Murillo, de Rivera. Eso le queda a uno en la mente, el tiempo dibuja las figuras y a manera de fantasmas están apareciendo estas damas".
En lo conceptual, explica, busca "formas atrevidas, riesgosas para las cuales me da trabajo ponerlas en palabras porque son efectos visuales que van ocurriendo en el momento en el que estoy ejecutando".
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"Por ejemplo, distorsionar formas, cambiar formas, invertir ideas. Generalmente, la imaginación va rompiendo un poco la realidad. De esa imaginación queda lo ideal y se pasa a lo real". Y aclara: "Hablar a mi edad de futuro sonaría ridículo. Sin embargo, estoy haciendo los bocetos de los cuadros que voy a hacer de ahora en adelante".
Recuerda que maestros como Miguel Ángel, que murió de 88 años, y otros, planearon trabajos que, para ejecutarlos, tardarían al menos, 50 años más. Igualmente menciona al escultor constructivista ruso Naum Gabo (1890-1977). "Él, teniendo (casi) 90 años, ya tenía planes para 20 años más y cumplió algo de eso".
Al ser preguntado sobre la forma en que le gustaría ser recordado, considera que lo ideal sería que cuando una "persona sencilla" vea sus obras se emocione.
El artista, hijo del comerciante libanés Salomón Manzur y la colombiana Cecilia Londoño, asegura que "todo es pasajero" al referirse a las distinciones, reconocimientos y homenajes que ha recibido. La celebración de sus 70 años de carrera artística incluyó un concierto de música clásica en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Barichara y un libro en el que se relata su vida y obra, de la editorial Skira.
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Artistas universales
Arropado por la tranquilidad que le da trabajar en su casa-taller en medio de paisajes llenos de verdes y con un clima primaveral, Manzur cree que en Colombia hay un grupo de artistas "interesantes" que trabajan temas universales porque "el arte es universal".
"Hay una gran cantidad de posibilidades de artistas que van entre los 40 y los 60 años. Hay posturas conceptuales muy interesantes que prometen hacer una especie de equipo para el futuro con un principio de escuela, en el sentido de que son conceptos unitarios pero cada uno con salidas sumamente independientes", puntualiza.
Recalca que las comunicaciones y los adelantos tecnológicos influyen en el arte y por tanto "hoy (el arte) es universal" porque ya no es posible pintar "temas colombianos o españoles, eso era posible en siglos pasados". No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.