"Nos hemos acostumbrado a un cine que se solaza con el castigo a los personajes marginales, un cine donde estos no tienen ninguna posibilidad de redención, ni quiera posibilidades de amor. Lo que tienen es un final violento ante una vida violenta", aseguró Camargo.
Tras dos ediciones online debido a la pandemia, el certamen por excelencia de Chile y uno de los más relevantes de la región retoma la presencialidad con un catálogo de 40 títulos, entre largometrajes y cortos, y con la "esperanza" de que el público no se haya acostumbrado demasiado a las plataformas y tenga ganas de volver a ver historias en pantalla grande.
Pregunta (P): El festival vuelve a la presencialidad tras dos años de pandemia, ¿qué retos implica esta 29° edición?
Respuesta (R): El de 2019 fue el último festival como los que veníamos haciendo habitualmente, con ocho salas. Volver a hacer lo mismo tiene muchas complicaciones, sobre todo en un año tan complejo. Si bien la contingencia sanitaria ha ido mejorando, tenemos la inflación, pero lo que primó fue la idea de recuperar el festival de siempre.
Publicidad
P: En pandemia nos hemos acostumbrado más que nunca a ver cine en casa, ¿tiene miedo de que la gente haya perdido las ganas de ver cine en pantalla grande?
R: Puede que haya un proceso lento de vuelta a las salas o puede que haya una fiebre por volver, solo lo sabremos el domingo (16 de octubre) cuando acabe el festival. Podíamos haber hecho una edición con la mitad de las salas, que habría sido más prudente, pero creemos que la ciudad se merece volver a lo de siempre.
Turismo de lo marginal
P: ¿Qué criterios se han usado para elegir la programación?
R: La selección oficial, que se compone de 40 títulos, tiene dos criterios básicos: no aceptar ningún tipo de fascismo ni películas que se aprovechen de ciertas temáticas para hacer carrera. El mundo se está llenando de películas que explotan el morbo. Preferimos las que tratan con cariño a las personas. Programar no es una ciencia, pero es importante sentir que una película va por un camino en el que se equivoca por las buenas razones a otra que se está aprovechando de las personas para hacer una denuncia que vanagloria al cineasta.
P: ¿Están los festivales cayendo en el morbo?
R: Festivales como Cannes instalan películas que van en esa línea, al igual que cineastas como Hanneke, Iñárritu o Michel Franco. Hay una cantidad de autores, muchos latinoamericanos, que en vez de instalar lo marginal lo explotan en una especie de turismo hacia ese margen. Creo que los festivales latinoamericanos debiesen tomar cierta posición contra eso. Hace poquito murió el maestro colombiano Luis Ospina, que junto a Carlos Mayolo, instaló el concepto de la "pornomiseria" en los años 70, refiriéndose a quienes hacen porno con la marginalidad para ir a palmarés internacionales. Para leer: El director de cine español Carlos Saura recibirá el Goya de Honor 2023
Publicidad
P: ¿Cree que hay entonces una tendencia en la región a la "pornomiseria"?
R: No quiero decir que el cine latinoamericano no tenga que tocar la marginalidad, pero sí hay que tener claro el lugar en el que se está. Nos hemos ido acostumbrado a un cine que se solaza con el castigo a los personajes marginales, un cine donde estos no tiene ninguna posibilidad de redención. Lo que tienen es un final violento ante una vida violenta, pero una vida preconcebida por personas que escriben que ni siquiera tienen interés en ese origen social.
Y esto es así hay una lógica de oferta y demanda. Hay cierta demanda del primer mundo de ciertos contenidos latinoamericanos. Por supuesto que hay cineastas que logran escabullirse.
No todo es la taquilla
P: ¿Se puede vivir dándole la espalda a esa demanda?
R: Siempre se dice que el cine latinoamericano que no explota lo marginal le da la espalda al público, pero eso no es así. Acaba de ganar un pedazo de película colombiana en el Festival de San Sebastián, "Los reyes del mundo", y "Argentina 1985" está arrasando en taquilla. Es importante que el Estado entienda a la hora de entregar fondos tiene que haber diversidad. No todo es la taquilla.
Publicidad
P: El alabado documental brasileño "Mato Seco em Chamas", sobre un grupo de mujeres que toman un oleoducto en una favela a las afueras de Brasilia para vender petróleo a la comunidad, inaugura el festival, ¿por qué se ha escogido este film?
R: Es una película que responde muy bien a los conflictos que se están sucediendo en el presente, muy combativa, pero también muy cariñosa con los personajes. La película que inaugura es una suerte de declaración de intenciones de lo que el festival espera del cine. Para leer: Trabajos de periodistas argentinos se llevan tres de los cinco Premios Gabo
P: Cuatro de las 14 películas en competición oficial de largometraje son chilenas: "1976", "Proyecto Fantasma", "La vaca que cantó una canción sobre el futuro" y "Tan inmunda y tan feliz", ¿en qué momento está el cine nacional?
R: Venimos de una pandemia, pero también de un estallido social y las películas que tratan contingencias necesitan cierto proceso de decantamiento. Estamos más bien en una época de recuperación cinematográfica. Ni el estallido ni la pandemia se reflejaron en las películas del 2020 y 2021 porque ya estaban realizadas. Creemos que va a haber un aumento de producciones en los próximos años.
Publicidad
Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.