Nacido en 1932 en Huesca, el cineasta premiado en España y el extranjero reflexiona sobre la pulsión artística en el documental "Las paredes hablan", que se estrena este viernes.
Ha dirigido títulos míticos del cine español como "La caza", "La prima Angélica", "Cría cuervos" y "Carmen". Y dentro de una semana recogerá el premio Goya de Honor del cine español, si se lo permite su estado de salud, delicado desde la caída sufrida en septiembre pasado.
La película propone un viaje a los orígenes del arte que conecta las pinturas de las cuevas prehistóricas con el arte urbano más reciente. En un cuestionario escrito, el director responde a EFE sobre el documental y su carrera.
PREGUNTA.-"Las paredes hablan" establece un vínculo entre el arte prehistórico y el arte urbano contemporáneo. ¿Cómo surgió esta idea?
RESPUESTA.- Es un proyecto que me trajo José Morillas, el guionista. Siempre me ha fascinado el arte y el hombre y su evolución. De pequeño me castigaban por ser darwinista en el colegio de monjas.
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Desde que me llegó el proyecto me pareció precioso; en un principio estaba más centrado en los orígenes del arte y poco a poco lo hemos ido evolucionando hasta el resultado final, con el que estamos muy contentos.
P.- También plantea una reflexión sobre el origen de la pulsión artística. ¿Qué conclusiones ha sacado?
R.- El arte y la creación del arte son parte de la esencia del ser humano, por mucho que pasen los años, por mucho que cambien las épocas o las modas.
De la fotografía al cine
P.- ¿Recuerda por qué decidió dedicarse al cine?
R.- Siempre me gustó la fotografía, y en mi casa, en la medida de lo que se podía, se fomentaban las artes.
Poco a poco me fui desarrollando como fotógrafo, fui al festival de Granada (sur español) como fotógrafo oficial y ahí empecé a moverme en el mundillo, pero nunca me hubiera imaginado dirigir más de 50 películas, ópera, teatro, haber hecho exposiciones de fotos, publicado novelas…
P.- ¿Cuál fue la primera película que vio en un cine?
R.- La primera vez que fui al cine fue en Barcelona, cuando fuimos ahí huyendo de la guerra (civil). Las primeras películas que vi fueron las de Walt Disney, como "Blancanieves".
Después, cuando nos fuimos a Huesca, en el colegio proyectaban películas mudas francesas de misterio; para un niño como yo, en esa España tan gris, tan destrozada, era una experiencia fascinante (...) y he tenido la suerte de poder dedicarme a ello.
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P.- En los últimos años se ha dedicado más a indagar en las facetas creativas que a la ficción. ¿Se cansó de la ficción?
R.- En absoluto, pero ahora es mucho más difícil hacer las películas que quiero hacer. Ahora prima el cine comercial, el de plataformas y para televisión, y el que a mí me interesa cuesta mucho de financiar, pero tengo varios proyectos de ficción que espero poder hacer este año.
P.- ¿Le preocupa trascender, dejar un legado?
R.- Yo no he hecho cine para agradar a nadie o para recibir reconocimiento, lo he hecho porque me gustaba, porque a través de él puedo contar las historias que se me ocurren, porque puedo jugar con la música.. Pero, desde luego, siempre es un halago que el trabajo que uno hace lo vea la gente, que les haga pensar y que lo aprecien.
Respecto al legado, es algo que no he pensado porque no me preocupa, tengo cientos de dibujos, cientos de 'fotosaurios', negativos de mis fotografías…
Yo lo hago porque me divierte; cuando me muera, que hagan lo que consideren. De lo que más orgulloso me siento es de mis siete hijos, seis chicos y una chica.
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P.- ¿Qué significa para usted el Goya de Honor?
R.- Es una gran alegría que todos los compañeros de profesión hayan decidido otorgármelo . Estoy muy agradecido a la Academia de Cine. Los premios no son más que un aliciente para seguir trabajando, no hay que creérselos mucho. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.