En We Live in Time, Crowley juega con una creativa estructura temporal para construir años de romance entre una exitosa chef, Almut (Pugh), y Tobías (Garfield), un modesto ejecutivo de una compañía de alimentos a los que se les acaba el tiempo juntos.
Más allá del trabajo de dirección de Crowley y del delicado guión de Nick Payne, en el film es evidente la compenetración y complicidad que existe entre Garfield y Pugh, la cual, según el realizador irlandés de filmes como Boy A (2007) o Brooklyn (2015), fue instantánea desde el momento que se juntaron.
En entrevista, Garfield y Pugh reconocieron el apoyo que se dieron durante el rodaje, con escenas de gran intimidad y vulnerabilidad, el uno al otro.
"No hay nada que me guste más que trabajar con alguien a quien admiro y a quien de alguna manera puedo ayudar a que sea todo lo que es. Y sé que puedo hablar por Florence en el sentido de que definitivamente ella fue eso para mí. Fue como un sistema de apoyo muy simbiótico en el que ninguno de los dos se sentía amenazado por el otro", declaró Garfield.
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Pugh, por su parte, aseguró que "no hay nada más poderoso que querer ser maravilloso para alguien, ya sea queriendo ser bueno en lo que quieres ser bueno o queriendo crear grandeza con alguien".
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Se trata de algo que va más allá del trabajo, "es una cosa realmente poderosa cuando no necesariamente quieres impresionar, pero sí quieres ser lo mejor que puedas ser con esa persona". "Y eso definitivamente fue algo que ambos compartimos desde el principio", añadió Pugh entre gestos de asentimiento de Garfield.
"Queríamos estar ahí el uno para el otro. Queríamos ser intérpretes el uno para el otro. Y queríamos emprender este viaje juntos y hacerlo al 100 %. Así que cuando tienes a dos personas dispuestas a llegar allí y a hacerlo, y que además se llevan bien, realmente no hay límite, es como el infinito", añadió la actriz.
Fue ese sentimiento el que les permitió a ambos construir escenas de gran vulnerabilidad, como en la que Almut da a luz en una gasolinera, o sensibilidad, cuando Tobias le corta el pelo, realizada en una sola toma y en la que Pugh realmente salió rapada.
Pugh y Garfield recuerdan entre sonrisas la incomodidad del parto en la gasolinera pero también cómo su relación les permitió olvidarse de los detalles y concentrarse en su actuación.
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"Para cuando filmamos eso, estábamos tan en nuestro propio mundo y en nuestra propia burbuja que realmente parecía que sabíamos lo que queríamos lograr con esa escena. No había nada de lo que necesitaba sentirme avergonzada o asustada, y ya me sentía tan protegida y segura", dijo Pugh.
"Lo único de lo que realmente necesitaba preocuparme era de cómo encarnar a una mujer embarazada a punto de dar a luz. Pero si realmente piensas en los detalles de lo que es esa escena, en una habitación pequeña y estrecha con cuatro personas y yo con el trasero al aire... La idea de que solo me importaba lo que estábamos haciendo, lo que estábamos creando, es una locura y es hermoso", añadió.
Garfield bromea a continuación sobre el momento en que tuvo que rapar la cabeza a Pugh.
"Estaba nervioso porque obviamente era una gran responsabilidad que el área craneal de Florence Pugh, un tesoro nacional e internacional, estuvo bajo mi jurisdicción durante un tiempo. Cualquier cosa podía pasar", bromeó el actor.
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