"Cuando se construye un edifico, además de aquello que pida el cliente, hay que pensar en la gente ya establecida a su alrededor, por lo que intento no sólo no molestar, sino contribuir de forma positiva. Los arquitectos tienen esa responsabilidad", dijo Yamamoto tras ser reconocido el martes con el galardón.
Nacido en Beijing en 1945 pero asentado en Yokohama (al sur de Tokio) desde el final de la II Guerra Mundial, Yamamoto fue premiado por "recordarnos que en arquitectura, como en democracia, los espacios deben ser creados por la voluntad del pueblo", según señaló el jurado.
"Me quedé muy sorprendido al recibir el premio porque este tipo de trabajo al que me dedico no suele estar valorado, pero estoy muy contento porque han visto todas mis obras y las han calificado positivamente", afirmó.
Entorno público y privado
En su trabajo, Yamamoto activa el umbral entre la vida pública y la privada, y construye abundantes lugares para los compromisos y los encuentros casuales. Además, ahonda en la transparencia para que quienes están dentro de sus espacios puedan experimentar el entorno que hay más allá, mientras que quienes pasan pueden sentir pertenencia.
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También trata de ofrecer una continuidad consistente del paisaje, usando los entornos naturales y construidos preexistentes para contextualizar la experiencia de cada edificio, además de generar espacios donde pueda crearse una comunidad.
"El problema no es que llegue mucha gente a las ciudades, sino la forma de vivir en las mismas. Creo que es necesario que los arquitectos piensen en ello y creen espacios donde realizar actividades económicas y participar en la comunidad", señaló.
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Más privacidad y más soledad
Yamamoto está preocupado por la tendencia creciente de viviendas "que sólo sirven para vivir y donde se forma una división entre personas", por lo que considera importante buscar un mecanismo a través de la arquitectura para crear comunidades y "evitar la soledad".
"La gente hoy en día sólo busca facilidad en la vida diaria, por ejemplo, al tener un colegio o un hospital cerca, pero es importante encontrar un sitio donde la gente se pueda echar la mano. Con esta excesiva privacidad, tenemos casos de gente que muere sola", añadió.
En busca de inspiración para su carrera, el japonés ha realizado varios viajes de investigación al área del Mediterráneo, incluyendo España y Francia, además de un viaje en coche de Los Ángeles (EE.UU.) a Lima, y también otro en India y Nepal, que luego ha trasladado a sus proyectos en Japón.
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El arquitecto también defiende la importancia de la belleza en la vivienda pública. "Quiero que aquellos que vivan en mis edificios se sientan orgullosos e inviten a otras personas de fuera, esto genere una comunidad y la gente pueda ayudarse mutuamente", explicó.
El Premio Pritzker es el galardón más importante en el campo de la arquitectura y se otorga a un arquitecto vivo cuya obra construida haya "producido consistentes y significativas contribuciones a la humanidad a través del arte de la arquitectura", según explica la organización, que premia a personas y no a estudios.
Yamamoto es el laureado número 53 por este premio, el noveno japonés, un país que ostenta el récord en el número de laureados, algo que el arquitecto achaca a la alta competitividad del país y la necesidad de devolver algo al pueblo japonés.
El nipón acudirá esta primavera a Chicago (EE.UU.), donde se encuentra la Fundación Hyatt que concede el Pritzker, a recibir el premio, un galardón que recayó en el británico David Chipperfield el año pasado.
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