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Legendaria Antakya teme perder su "alma" entre las ruinas del terremoto turco

Los habitantes de Antakya abandonan la ciudad prometiendo un futuro retorno. "Volveremos Antakya" o "No pierdas la esperanza" escriben en los muros rodeados de ruinas de la ciudad, cuna de antiguas civilizaciones de Turquía, devastada por un terremoto mortífero.

Antakya, Turquía.
Un hombre camina junto a edificios derrumbados en Antakya, sur de Turquía, el 22 de febrero de 2023. - Un terremoto de magnitud 6,4 ha sacudido la provincia de Hatay, en el sur de Turquía, y el norte de Siria, causando la muerte de seis personas y desatando de nuevo el pánico tras el fuerte temblor del 6 de febrero, que dejó casi 45.000 muertos en ambos países.
SAMEER AL-DOUMY/AFP

El 6 de febrero, un terremoto de magnitud 7,8 azotó Antakya, una ciudad legendaria cerca de Siria antes conocida como Antioquía, destruyendo tesoros históricos.

El sismo dejó más de 50.000 muertos en Turquía y Siria. Los que se ven obligados a partir temen que, cuando regresen, Antakya haya perdido la vitalidad y su tradición de tolerancia cultural que la distinguía del resto de Turquía.

"En Turquía, quienes no son turcos y musulmanes sunitas son vistos como objetos raros dignos de un museo. Pero en Antakya era diferente", comentó Emre Can Daglioglu, un voluntario de Nehna, una plataforma digital dedicada a la cultura cristiana ortodoxa de la ciudad.

"La iglesia era el centro de la vida diaria, tanto como lo era la sinagoga. Tu sastre podía ser judío o cristiano y tu tendero podía ser aleví o armenio", agregó. "Vivían abiertamente sus identidades y celebraban las fiestas juntos", comentó.

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Reconstrucción

Enmarcada por montañas que se extienden entre el Mediterráneo y la frontera turca con Siria, Antakya fue hogar de los imperios griego, romano, bizantino, persa, árabe y otomano a lo largo de más de dos milenios.

Incluso estuvo brevemente bajo mando francés antes de convertirse en parte de la Turquía moderna en 1939. Comunidades musulmanas de lengua árabe y cristianas convivían en armonía con turcos, kurdos, armenios, griegos y judíos.

Ese estilo de vida y la tradición multicultural -el "alma" de la ciudad, según algunos residentes- está ahora en peligro. Algunos evocan el ejemplo de Diyarbakir, una ciudad de mayoría kurda más al este.

Su distrito histórico Sur fue destruido en los enfrentamientos entre el ejército turco y rebeldes kurdos entre 2015 y 2016. La reconstrucción posterior no logró recuperar el encanto y espíritu de lo que se perdió.

Bajo fuego por la lenta respuesta de su gobierno al desastre, y con una difícil reelección el 14 de mayo, el presidente Recep Tayyip Erdogan prometió reconstruir en un año toda la región golpeada por el terremoto.

Emitió un decreto que da al gobierno el derecho de asumir propiedades destruidas y adoptar proyectos de renovación urbana sin que pueden ser discutidos o apelados por residentes de provincias afectadas.

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A las montañas

"Vamos a reconstruir Antakya en las afueras de las montañas", declaró el legislador Huseyin Yayman, del partido gobernante AKP, a la red CNN de Turquía. "Reconstruiremos allí una ciudad nueva", sostuvo.

Los sitios de herencia cultural de Antakya serán restaurados, pero los edificios residenciales saldrán del centro histórico, agregó Yayman. Los pobladores no están muy convencidos.

"Los expertos dicen que podemos reconstruir Antakya con seguridad sin necesidad de trasladarla", aseguró Anna Maria Beylunioglu, una politóloga nacida en la ciudad y que ahora busca refugio para los sobrevivientes del sismo. "Debemos escucharlos, así como a los pobladores. Pero con tanta prisa, temo que eso sea imposible", dijo.

Beylunioglu también integra la plataforma Nehna, que lleva ayuda a la zona de desastre. "Las mezquitas históricas, iglesias y sinagogas ciertamente serán restauradas", agregó Daglioglu. "Pero si despoblamos el centro de la ciudad, perderá su alma. Será como un museo", enfatizó.

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Documentar el pasado

La plataforma refleja el temor de gente como Yakum Cemel, quien escribió un artículo para la revista digital Avlaremoz sobre el destruido barrio judío de la ciudad de sus amores.

"No quedó nada de mi sinagoga, de mis callejones, de mi restaurante favorito, de mi infancia", escribió Cemel. "Las empresas constructoras se frotan las manos".

La relación cercana de Erdogan con el sector de la construcción ha sido motivo de preocupación para sus críticos, quienes temen que los constructores pongan el lucro por encima de todo.

Los voluntarios de Nehna intentan restaurar la memoria de Antakya, creando un mapa en línea al que la gente puede agregar fotos e historias de cómo eran sus vidas.

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"Le daremos voz a los habitantes de Antakya para que la ciudad sea reconstruida como antes", sostuvo Beylunioglu.

"No sé si será escuchada, pero quedará como punto de referencia", concluyó. Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.