El domingo 12 de enero la autopista norte de Medellín fue el punto de encuentro de artistas y víctimas del conflicto armado, en específico de las madres que por años vieron en La escombrera una esperanza para dar con el paradero de sus familiares víctimas de la desaparición forzada en la ciudad.
En medio de una olla comunitaria y una jornada artística se plasmó en un mural en el puente del Mico la frase “Las cuchas tenían la razón”, haciendo referencia a la persistente búsqueda de estas mujeres que dio como resultado el hallazgo de los primeros restos humanos en el La escombrera. Así lo dio a conocer en diciembre de 2024 la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidos (UBPD) y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Tras menos de 24 horas de este acto artístico y simbólico, el mural fue borrado por orden de la Alcaldía, lo que se interpreta como una señal de revictimización y minimización del dolor, trabajo y empeño de las víctimas por encontrar la verdad.
La pintura gris no solo tapó esta frase sino también el rostro de Margarita Restrepo, vocera del colectivo de Mujeres Caminando por la Verdad, que acompañaba esta muestra, y de quien también estuvo acompañando a los artistas que hicieron el mural.
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En respuesta a los reclamos de ciudadanos, artistas y víctimas que a través de redes sociales pedían no borrar la memoria, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, justificó su decisión desde la red social X argumentando que “hay respeto por las expresiones artísticas y las apoyamos, y al mismo tiempo tenemos claro que el espacio público de la ciudad es de todos y hay que mantenerlo limpio y bonito”. Mensaje que acompañó diciendo que contrario al grafiti como expresión artística “otra cosa muy diferente es el desorden y quienes simplemente quieren generar caos y poner fea y sucia la ciudad”.
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Por su parte Restrepo, madre de Carol Vanesa Restrepo, desaparecida en el año 2002 en la Comuna 13, dijo en Señal Colombia sobre la acción de tapar el grafiti que “allí no estaba Margarita, allí estaba era esa mujer en representación de todas las mujeres por la lucha, la resistencia, el dolor, la tristeza, el sol, el calor, hambres, incertidumbres, todo. Nos han callado nuestras voces, nos han acallado la vida y todo por un conflicto que nosotros no buscamos”.
Sin embargo, el borrado del grafiti “Las cuchas tenían la razón”, que ha suscitado debates en redes en los que incluso siguen discutiendo el presidente Petro y el alcalde Gutiérrez, no fue el único por estos días. La semana anterior también fue tapado con pintura gris en la Avenida Paralela de Medellín un mural hecho en 2020 con la frase “Nos están matando”.
“Hoy nos enfrentamos una vez más a la censura que quiere silenciar nuestro mural ‘Nos Están Matando’, pero nuestra respuesta no será con la misma violencia que intenta imponer la derecha rancia de este país. Nosotros respondemos con nuestra arma más poderosa: el arte”, escribió el colectivo artístico Fuerza y graffiti. Sobre este mural censurado este colectivo plasmó un nuevo mensaje: “El arte no se calla”.
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Eliminar la memoria de forma sistemática
En los dos casos recientes de Medellín, tapar selectivamente murales y grafitis que hacen alusión al conflicto armado, que honran la memoria de las víctimas o piden justicia ante la violencia del Estado denotan un patrón de censura que en cambio de aportar a la reparación de las víctimas y a la construcción de memoria, se enmarcan como un acto revictimizante.
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Este acto político de censura recuerda que por parte de gobiernos anteriores, locales y nacionales, este tipo de acciones se han realizado de forma sistemática. En octubre de 2019, por ejemplo, militares cubrieron con pintura blanca el ahora famoso mural “Quién dio la orden”, incluso antes de que fuera terminado. En la calle 80 con carrera 30 de Bogotá se leía esta pregunta junto al número 6.402 (haciendo referencia a la cantidad de ejecuciones extrajudiciales registradas entre 2002 y 2008).
En esa ocasión, la imagen generó molestia entre las fuerzas armadas porque también señalaba a cinco altos mandos militares: Juan Carlos Barrera, Adolfo León Hernández, Mario Montoya Uribe, Nicacio de Jesús Martínez y Marcos Evangelista Pinto. Al contrario de silenciar el mensaje, la imagen fue ampliamente replicada en panfletos, redes sociales y distintos muros posteriormente.
En mayo de 2021 otro mural que tuvo resonancia fue pintado en el deprimido de la Avenida San Juan en Medellín durante el paro nacional. Allí se leía “Estado asesino”, frase que duró menos de una semana tras ser borrada por miembros del Ejército.
Entre diversos casos y paredes grises y blancas, otro espacio de memoria que desde 2020 ha sido vandalizado o censurado es el lugar donde fue asesinado Dilan Cruz el 25 de noviembre de 2019 durante las protestas de ese año. Allí las materas pintadas en su nombre y los grafitis en su memoria meses tras meses se han censurado.
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