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Fusionar los Ministerios de Cultura y Ambiente: un vistazo a la propuesta de Rodolfo Hernández

A propósito de la propuesta del candidato Rodolfo Hernández y confirmada por William Ospina, quién es uno de sus jefes de debate y sería la cabeza de la fusión del Ministerio, exploramos algunos alcances de dicha propuesta en el panorama nacional.

Rodolfo Hernández
El candidato presidencial independiente de Colombia, Rodolfo Hernández, asiste a una reunión de la Federación Nacional de Palmicultores (Fedepalma), en Bucaramanga, Colombia, el 3 de junio de 2022.
RAUL ARBOLEDA/AFP

En las últimas semanas, la campaña del candidato presidencial Rodolfo Hernández ha sido puesta bajo la lupa a partir de la viabilidad de las distintas propuestas que aparecen dentro de su plan de gobierno y más aún aquellas que si bien no aparecen dentro de él, se ha tomado el tiempo de difundir en medios de comunicación y en especial, en su perfil de Twitter. Una de ellas se trata precisamente de la fusión de un total de seis ministerios en los que se incluyen el ministerio de Justicia, del interior, de las TIC, Ciencia, Tecnología e Innovación, Cultura y Ambiente que realizaría a partir de decretar conmoción interior en sus primeros días de gobierno. Si bien, este decreto de conmoción interior debe ser revisado por la Corte Constitucional, el candidato ya ha explicado en algunas declaraciones para medios como Semana (el cual también publicó los borradores de los decretos de unión de Ministerios), que mientras la Corte se encarga de revisar el decreto de conmoción interior, todo lo que se haga en ese tiempo por decreto queda en firme para el gobierno.

Esta propuesta, que en caso de que Rodolfo Hernández sea ganador de la segunda vuelta presidencial el próximo 19 de junio, sería decretada el primer día de mandato, es decir, el próximo 7 de agosto. Esta unión de los Ministerios de Cultura y Ambiente ha sido expresamente debatida por fusionar dos carteras que no cuentan con los principales presupuestos ministeriales, son fundamentales para el desarrollo y, además, tienen una agenda especializada que pareciese tener pocas aristas en común hablando plenamente de enfoques actuales más allá de las afinidades en términos de pedagogía que puedan existir.

Antecedentes


La propuesta de unir ministerios no es nueva en Colombia. En la historia del país no han sido pocos los casos en que ministerios han sido fusionados, abolidos, restructurados o renombrados. Quizá, los dos ejemplos más cercanos, que además están correlacionados, son la fusión del Ministerio de Justicia con el del Interior; el de Trabajo y Salud con el de Protección social y, el último, Medio ambiente con Vivienda y desarrollo territorial en el 2002, bajo la Ley 790 del mismo año, cambio realizado por el presidente de la época, Álvaro Uribe, bajo un discurso muy similar al del candidato Rodolfo Hernández, justificando en recortes en presupuestos para mejorar la utilización de los recursos en pro de la austeridad.

No obstante, para el 2010 Juan Manuel Santos impulsó una nueva separación de estos ministerios, más allá de los 1.231.962 y 1.459.042 millones de pesos del primer y segundo mandato que se ahorró el gobierno Uribe con esta medida, pero que produjo graves fracturas administrativas producto de una organización de funciones y objetivos deficiente que además significó la pérdida de 44.000 puestos en el sector público, cerca de un 87% total.

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¿Cómo planearían hacerlo?


Si hay algo que preocupa en ambos sectores de la posible fusión de ministerios ha sido las respuestas ambiguas a los diversos cuestionamientos de la unión entre carteras. La propuesta está sustentada bajo un enfoque que se resume en uno de los apartados del “preámbulo” del plan de gobierno de Hernández: “Un programa tan completo requiere de un esfuerzo económico mayor y del compromiso de todos los actores involucrados; por eso es imperativo deshacernos de gastos administrativos innecesarios, de burocracia alcahueta, de impuestos “mal puestos”, de tanto derroche en lo público... ¡necesitamos un presupuesto responsable! Por eso, llegó el momento de firmar un Nuevo Contrato Social con Colombia". No obstante, no es posible ahondar en la forma de unión de los ministerios de fondo y en los argumentos que justifiquen tal decisión, ni en el documento de 76 páginas, ni en entrevistas que ha dado el candidato de cómo articulará propuestas que también se encuentran mencionadas en su plan de gobierno, tan distantes como: “Introducir la cultura y el arte en la cadena productiva del país a través del fomento de la industria creativa” junto a “Obligar a las multinacionales mineras a que el mismo tratamiento que deben observar en sus países de origen lo repliquen en Colombia” dentro de una misma cabeza ministerial.

El abanderado en justificar esta propuesta es el escritor y ensayista colombiano William Ospina, quién desde el principio ha estado vinculado a la campaña de Hernández y el que, además, a finales del mes de abril se conoció que sería la cabeza de este nuevo ministerio. En una entrevista con La W, el escritor aseguró que era “un error pensar que, porque administrativamente los temas están divididos, significa que están separados en la realidad”, haciendo alusión a que la lucha contra el cambio climático era un tema cultural, dando vistas sobre las razones de esta posible unión sin ahondar en cómo hacer estos cambios estructurales de fondo.

Para Lucas Ospina, artista, curador, crítico y profesor de arte colombiano, la propuesta muestra una visión particular de la cultura: “Cuando uno mira lo que ha articulado en términos de cultura en el programa de gobierno del candidato Hernández se leen muy poquitas cosas, por ejemplo, no hay en absoluto una política de memoria. Todo este trabajo que se ha hecho en los últimos 10 años para abordar la memoria en este país a todos sus niveles: a nivel comunitario, a nivel institucional, a nivel educativo, a nivel de museográfico, a nivel de patrimonio y conservación, y no hay una sola palabra sobre esos ejes”.

Además, agrega que “Hernández, por ejemplo, no propone acabar con el Ministerio de Defensa que es el ministerio que más presupuesto tiene en este país, o modificar el presupuesto de la Policía y sí se mete con dos sectores que en apariencia a muchas personas no le van a dar relevancia como son la cultura y el medio ambiente. Lo grave es que sí hay cosas supremamente especializadas en cada ministerio, digamos técnicamente son ministerios muy diferentes, puede que haya ciertos puntos de unión importantes como el turismo sostenible, como entender lo natural también como patrimonio, como algo que hay que conservar. Ahí puede haber uniones entre esos dos ministerios, pero son las mismas uniones que se puede hacer con muchos ministerios, entonces tampoco es una idea brillante. Tal vez para darle a la gente la sensación de que es necesario un recorte burocrático y escogió los dos ministerios donde al parecer las personas tienen menos interés en defender”.

Esta propuesta del candidato Hernández ha dejado, por su manejo, y su forma de presentación más incertidumbre que adeptos y entusiastas en las que las carteras más importantes, junto a Educación se ven implicadas en cambios que pueden afectar gravemente procesos trascendentales para una sociedad debido a que existen vacíos importantes en la propuesta de fusión, producto de una ausencia de respuestas fundamentales que no han querido expresar o explicar: el enfoque ministerial, la continuación o no de programas banderas del actual gobierno como la economía naranja, la visión de memoria, la implementación del acuerdo de Escazú o la preservación de la biodiversidad a lo largo del territorio nacional; y en términos más administrativos, cuáles son los alcances en términos de los puestos de trabajo que se verán afectados, no solo en vinculación directa con los cargos de los ministerios, sino de todos aquellos en la cadena como contratistas, gestores culturales y protectores del medio ambiente, entre muchos otros que están vinculados de forma indirecta a estos procesos.

Y quizá una más fundamental aún, ¿Cómo hacer en una posible fusión de ministerios que agendas tan trascendentales como el desarrollo de la cultura y la protección de los recursos naturales no se anulen entre sí al tener una misma cabeza que dictamina su prioridad? Por ahora, todo se reduce a especulaciones y probabilidades.

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