Implantada en la región de Zubair, cerca de la ciudad meridional de Basora, la comunidad tiene sus orígenes en África Oriental.
Aquí, como en todas las aldeas remotas de Irak, la pobreza y el retraso de los servicios públicos se evidencian en cada esquina, con calles polvorientas rodeadas de decrépitas casas de cemento.
Si bien los activistas denuncian la marginación de la comunidad, hablar de racismo o discriminación ofende entre los habitantes de Zubair, que prefieren el eufemismo árabe "piel oscura" a la palabra negro.
A sus 56 años, Abdelrahman forma parte de los grupos de música popular que han hecho célebre Zubair en todo Irak e incluso en el fronterizo Kuwait, a solo una treintena de kilómetros.
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"En Zubair, no contamos ya el número de bandas", dice a AFP el músico, instalado en un colchón en el suelo de su salón.
"Es una profesión que heredamos. Si alguien muere, su hijo toma su lugar para que el arte no desaparezca", explica Abdelrahman, con un padre percusionista y un tío cantante.
Con darbukas, tambores y el daf (un gran tambor) de piel de cabra, los músicos animan las bodas dirigiendo la "zaffa", una procesión que consiste en festejar a los novios bailando y cantando.
Abdelrahman, que lleva cuatro años actuando en una "Asocación de Patrimonio" patrocinada por el ministerio de Cultura, reconoce que la "mayoría" de artistas son negros, pero asegura no haber notado racismo.
Discriminación positiva
Pero hay varios activistas que formulan otro discurso.
"Los que tienen la piel oscura son ciudadanos de quinta clase, ni siquiera de segunda clase", lamenta Mayed al Jalidy, empleado en una compañía petrolera de Basora.
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El treintañero reclama oportunidades laborales y alojamiento digno y denuncia la desescolarización entre la juventud que causa estragos.
También reprocha abusos verbales, extendidos incluso entre los dirigentes religiosos, como el hecho de que la palabra "esclavo" en árabe siga siendo usada para designar a los negros.
Históricamente, la minoría negra, de entre 250.000 y dos millones de habitantes según estimaciones informales, tiene ancestros llegados de Kenia, Etiopía o Sudán, indica a AFP el historiador Ibrahim al Marashi.
Llegaron como esclavos a la región de Basora para realizar "el agotador trabajo de drenar las salinas". "En los escritos históricos, la primera mención de la comunidad se remonta al 869 cuando se levantaron" en la "rebelión de los Zanj", dice.
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Esta rebelión contra la dinastía árabe de los abasíes permitió a los antiguos esclavos establecer su propia ciudad durante quince años, antes de ser derrotados.
Actualmente, Mayed al Jalidy apuesta por la "discriminación positiva" aplicada en este país multiconfesional y multiétnico y reclama la inclusión de su comunidad al sistema de cuotas que permite a minorías como la cristiana o la yazidí escoger un representante al Parlamento.
"Para reclamar derechos, hay que estar cerca de los que deciden", justifica Jalidy.
Aunque se declara antisistema, se muestra realista en un país donde un tercio de sus 41 millones de habitantes vive en la pobreza y que está dirigido por partidos clientelistas, cuyos diputados pueden garantizar empleos públicos.
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Largo camino
En una posible señal de un tímido cambio, la primera cadena de información estatal cuenta desde hace más de un año con una joven presentadora negra, Randa Abdel Aziz, que declina ahora entrevistas para escapar de la luz de los focos que atrajo con su nombramiento.
En su página web, la ONG internacional Minority Rights Group evoca "tasas desproporcionadamente elevadas de analfabetismo y desempleo" en una comunidad mayoritariamente dedicada a trabajos obreros o domésticos.
"La discriminación se constata a todos los niveles", dice Saad Salloum, experto de cuestiones de diversidad religiosa y étnica en Irak.
"Políticamente, no tienen representación. Socialmente, algunos estereotipos siguen arraigados en la cultura dominante. Económicamente, la mayoría vive bajo el umbral de pobreza", resume.
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En 2013, Yalal Ziyab, fundador de la primera asociación de defensa de derechos de esta minoría, fue asesinado poco después de las elecciones locales en Basora.
"Queda un largo camino a recorrer para conseguir la igualdad para esta minoría y todas las otras", afirma Salloum.
Recuerde que puede conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.