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Paco de Lucía: el maestro de la guitarra flamenca

Hace siete años falleció Paco de Lucía, el embajador del flamenco ante el mundo y uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.

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Paco De Lucía renovó las bases de la rumba catalana y la música flamenca.
Alfonso Jiménez

Tras siete años de su desaparición, la HJCK explora entre sus archivos el paso del famoso guitarrista gaditano por el programa Carta de Colombia el 19 de noviembre de 1978, quien por esos días se encontraba de gira en nuestro país. Los invitamos a escuchar el reportaje:

Aunque con su muerte se paró el corazón musical del mundo, las notas de su andaluza guitarra aún resuenan con fuerza entre los más profundos recovecos del arte jondo. A los 66 años, el maestro se despidió de este mundo luego de que un fulminante infarto le sorprendiera mientras compartía con su familia en Cancún. Fue así como el 25 de febrero de 2014, se fue yendo súbitamente en medio de esas playas en las que encontró el refugio de su propia fama con una irresistible mezcla de bonhomía y sencillez. Una gran pérdida.

Nacido en diciembre de 1947 en Algeciras como Francisco Sánchez, a los siete años y gracias a la influencia de su padre, tuvo entre sus manos por primera vez una guitarra; de inmediato, se enamoró de su sonido. Ya a los doce, junto a su hermano Pepe, formó el dúo Los Chiquitos de Algeciras, con el que grabó su primer disco en 1961 cuyo éxito le abriría las puertas de la fama. Desde entonces habría de adoptar su nombre artístico que se lo debe a su madre Lucía Gomes, por el que luego fue conocido como «Paco, el de Lucía».

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Su consagración artística le sobrevino en los años setenta con memorables actuaciones con las que inmortalizaría bulerías, fandangos, granaínas y rumbas en los más prestigiosos teatros del mundo. Pero no sería hasta 1973, cuando su celebérrima rumba «Entre Dos Aguas», además de ser la última de sus composiciones en integrar el repertorio de su álbum «Fuente Y Caudal», en una conjura de casualidades, se convirtió en uno de los hitos más memorables de su obra y quizás la pieza más solicitada entre sus recitales y conciertos.

Luego de los trabajos con el músico brasilero Rubem Dantas en una gira por Latinoamérica, una de las contribuciones más significativas de Paco de Lucía fue introducir el sonido del cajón peruano a la ecuación flamenca, con el que definió para siempre su estilo. Durante las décadas siguientes, de Lucía exploró prolíficas sendas asociándose con otros artistas como Camarón de la Isla –entrañable amigo de la infancia y figura decisiva en su carrera–, Al Di Meola, John McLaughin, Carlos Santana, Chick Corea y Pedro Iturralde, cuya colaboración fue blanco de ácidas críticas tras ser acusado de bastardear el sonido del arte jondo.

Además de experimentar los sonidos del flamenco con el jazz, también lo hizo con la Bossa Nova, el Blues, la música árabe y la música latina, además de romper las fronteras entre la música culta y la música popular, una hazaña que le convirtió en un músico de dimensión universal que trascendió los estilos y las épocas, siendo honrado con el título de Doctor honoris causa de la Universidad de Cádiz y el Berklee College of Music. En 2004 y tras una ausencia de cinco años en los escenarios, editó «Cositas Buenas», considerado toda una obra maestra que le valió el Premio Grammy Latino en la categoría a mejor álbum flamenco. Ese mismo año fue laureado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.