Se podría decir que Nevermind es el disco de rock más importante de los años noventa. Sus canciones pop un poco distorsionadas se hacían sentir con la agresividad del punk, pero alcanzaban las cotas intensas del metal. El álbum consolidó inmediatamente a Kurt Cobain como uno de los cantantes más peculiares del rock, capaz de interpretaciones vocales desgarradas pero también como un compositor de una genuina sensibilidad y originalidad.
El himno "Smells Like Teen Spirit" alterna unos versos suaves con un estribillo rugiente y un riff asesino. Cobain revelaría años más tarde en una entrevista que intentando plagiar a Pixies, quería componer la canción pop definitiva. "Come As You Are" contiene otro. Las letras de Kurt son contradictorias, burlonas y perturbadoras a la vez. Quizás lo sea con "Territorial Pissings", una desquiciada composición conducida por la enérgica batería de Dave Grohl. Pero el disco además logra impactar a un volumen más bajo: mientras "Polly" es una siniestra melodía acústica sobre una chica secuestrada, "Something In The Way" con el acompañamiento de un lúgubre chelo, evoca un período difícil para Kurt.
La portada resulta al mismo tiempo bastante llamativa: el protagonista es el pequeño Spencer Elden que con apenas cinco meses de edad, hizo parte de la épica fotografía de Robert Fisher, el director de arte de la discografía Geffen Records, sello bajo el cual fue lanzado el álbum en 1991. El anzuelo y el dólar fueron superpuestos digitalmente.
El éxito arrollador del álbum desbancó a Michael Jackson y su disco "Dangerous" de lo más alto de las listas de Billboard ese año. Kurt se quejaría más adelante de la pulcritud del sonido del álbum, y el grupo se desviaría del camino para equilibrar la balanza de su tercera y última producción, "In Utero", lanzada en septiembre de 1993. Lo cierto es que la sutileza de sus composiciones así como lo estridente de su original sonido, inspiró un sinnúmero de discos durante toda la década.