A través de su abundante producción musical William Byrd (quien falleció el 4 de julio de 1623, en Stondon Massey, Reino Unido) abarcó casi todos los géneros vigentes en la época y, en cada uno de ellos, sus composiciones figuran entre las más exitosas.
Su primer trabajo importante fue como organista y maestro de coro de la Catedral de Lincoln. Cargo que ocupó desde el 25 de marzo de 1563 hasta 1572.
La década de 1560 fue muy importante para la formación de Byrd como compositor. Compuso obras para el servicio breve, un conjunto de piezas que se caracterizaban por tener un texto claro y una textura musical austera.
El manuscrito titulado El ciclo Nevell 1570-1590, es un impresionante conjunto de nueve pavanas y gallardas donde el propio William Byrd presenta sus mejores composiciones hasta 1590, cuando completó el manuscrito. Byrd estableció este ciclo observando los principios de simetría y diversidad que solía utilizar para estructurar un conjunto de variaciones.
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La viola se desarrolló en Italia alrededor de 1495 a partir de la vihuela española. Disponible desde el principio en varios tamaños, llegó a Inglaterra el siglo siguiente, pero parece que no se tocó en consorte (es decir, en un pequeño conjunto de cuerdas) hasta 1515-20.
El establecimiento de una consorte de seis jugadores extranjeros en la corte de Enrique VIII en 1540 y el uso de la viola en la educación de los niños del coro fueron los dos primeros estímulos para el surgimiento de una escuela de consortes inglesa; lo que proporcionó las primeras influencias sobre William Byrd. La escritura de Byrd para consorte alcanzó su punto máximo en la década de 1580, cuando es probable que compusiera sus tres tríos de fantasía.
Las pavanas y las gallardas de William Byrd nos ofrecen una visión única de su arte ya que constantemente retomó esta forma de danza en pareja. Casi cincuenta años separan su primera pavana en do menor de las piezas más maduras de su vejez. Las pavanas y gallardas de Byrd arrojan así una luz muy precisa sobre la larga vida creativa de uno de los más grandes compositores de todos los tiempos. A través de estas obras se forjó su lenguaje musical y muchas ideas encontraron su expresión en estado puro. En esto, son comparables a las 32 sonatas para piano de Beethoven y al Clave bien temperado de Bach, y merecen encontrar un lugar predilecto junto a ellas.
La intención de Byrd al escribir sus primeras pavanas y gaillardes era componer música de baile, pero su interés por la pareja Pavan-Galliard rápidamente adquirió un significado más profundo. En sus obras tardías, en efecto, sería difícil negar que se rompe toda relación directa y práctica con la danza: sus pavanas y gallardas rápidamente superaron el marco de la música de baile tradicional para convertirse en un molde perfecto gracias al cual modeló sus inventos, experimentó con nuevos procesos compositivos y desarrolló un estilo muy personal como compositor y virtuoso del teclado.
La producción musical de William Byrd es de unas 470 composiciones que ampliamente justifican su reputación de "gran maestro de la música del Renacimiento europeo". Quizá, su mayor logro como compositor fue su habilidad para transformar muchas de las formas principales de su época y estampar en ellas su sello personal.
A pesar de que William Byrd gozó de una gran reputación en Inglaterra durante su vida, su música apenas ha dejado influencias. La tradición nativa de música en latín que Byrd creó murió casi por completo con él, mientras que la música de ministriles sufrió importantes cambios.
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Byrd permaneció en Stondon Massey hasta su muerte, el 4 de julio de 1623, y murió como un hombre rico y respetado en la Inglaterra jacobea (reinado de Jacobo I, rey de Inglaterra y Escocia).
Puede escuchar una selección de obras del maestro William Byrd en la nueva edición de El músico de la semana el próximo lunes 3 de julio a las 3:00 p.m. por nuestra señal en vivo.
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