Mili Balákirev nació en una familia aristocrática y recibió sus primeras lecciones de piano de su madre. A los diez años continuó los estudios de piano con Alexander Dubuque y Karl Eisrich.
Trabajando como asistente de Eisrich, participó en eventos musicales con la orquesta privada del rico terrateniente Alexander Ulibishev y fue por esa época que hizo sus primeros intentos creativos, aunque solamente de tipo amateur.
Cuando en 1853 llegó el momento de elegir una carrera, Mili Balákirev se matriculó como estudiante de matemáticas en la Universidad de Kazan. Durante ese periodo continuó enseñando piano e interpretando ocasionalmente, pero también siguió con su preparación como ingeniero.
En 1855 Balákirev acompañó a su amigo y patrón Alexander Ulibishev a San Petersburgo, donde conoció, casi por casualidad, a Mikhail Glinka. Esto cambió el curso de su vida. Motivado por Glinka decidió dedicarse por completo a la música. Al año siguiente realizó su debut público como pianista y compositor estrenando su propio concierto para piano. Esto condujo a otras presentaciones y composiciones en los años posteriores.
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Hacia comienzos de la década de 1860, Balákirev ya contaba con varios artistas a su alrededor y promovía aquel ideal de Glinka sobre la creación de un idioma musical nacional distintivo e independiente, contrario a los estilos germanos preferidos por los hermanos Rubinstein.
En 1863 Mili Balákirev comenzó a dirigir con regularidad en la recién inaugurada Escuela Libre de Música en San Petersburgo mostrando tanto su trabajo como el de sus alumnos. Balákirev encabezó entonces el grupo de compositores conocido como Los Cinco Rusos y que además integraban Mussorgsky, Borodin, Cui y Rimsky-Kórsakov.
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Según una nota del pianista y biógrafo ruso Victor Ilytsc Serof (1902-1979), Mili Balákirev centró su mirada en una nueva escuela que Anton Rubinstein estaba organizando bajo el patrocinio de la gran duquesa Elena Pavlovna. No contento con criticar, creó su propia Escuela Libre de Música. Ambas escuelas ofrecieron conciertos sinfónicos públicos, pero mientras Rubinstein ofrecía programas de música clásica mayoritariamente alemana, los conciertos de Balákirev se convirtieron en un bastión de la música nacional rusa. Los músicos rusos quedaron así divididos en dos bandos: el grupo Rubinstein/Chaikovsky versus el grupo Balákirev.
Cinco años más tarde, Rubinstein renunció tanto al Conservatorio como a la Sociedad Musical Rusa, y a Balákirev se le ofreció este último puesto. El grupo de Los Cinco Rusos vieron en su nombramiento su primera victoria, ya que Balákirev se convirtió prácticamente en director de todos los conciertos sinfónicos en San Petersburgo.
Desafortunadamente, el trato despótico de Balákirev hacia la orquesta deterioró sus relaciones con la junta directiva. También tuvo enfrentamientos con la Gran Duquesa y dos años después de su nombramiento se vio obligado a dimitir.
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Mili Balákirev, como excelente pianista, siempre expresó su admiración por Chopin. En 1894 visitó Polonia, donde tocó su Sonata en Sí bemol menor.
Al conseguir una pensión, aquel mismo año, se dedicó por completo a la composición, y pronto dejó de aparecer en público. Siguiendo el ejemplo de Chopin escribió numerosas mazurcas, valses, nocturnos y scherzos, una canción de cuna, y numerosas piezas cortas, de las que la más atractiva es Tyrolienne.
Cuando se celebró el primer centenario de nacimiento de Chopin, en 1910, Mili Balákirev compuso su Suite Chopin para orquesta donde quedó manifiesta la gran admiración del músico ruso por el compositor polaco, sobre todo por las obras para piano de sus últimos doce años.
Podrá escuchar obras maravillosas de Mili Blákirev en la nueva edición de El Músico de la semana el lunes 30 de diciembre a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.
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