
Maurice Ravel provenía de un hogar culto. Su madre era española y aficionada a la música de su tierra de origen, lo que explicaría la futura preferencia de Ravel por las melodías hispanas. Su padre, ingeniero e inventor, se inclinaba por la música y el arte en general. Poco tiempo después de su nacimiento, la familia se trasladó del puerto vasco-francés de Ciboure a París. Su padre supervisó los primeros estudios musicales de Maurice. Con seis años fue enviado a estudiar piano con Henry Ghys; años más tarde, se preparó con Émile Decombes para ingresar al Conservatorio de París.
En 1889, con catorce años, fue admitido en el Conservatorio en las clases preparatorias de Eugène Anthiôme. En 1891 obtenía su primera medalla de estudios e ingresaba a las clases de piano de Charles de Bériot, donde fue condiscípulo y amigo del español Ricardo Viñes.
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Éste sería posteriormente su más fiel intérprete al piano. También tuvo por docentes a Émile Pessard (armonía) y André Gédalge (contrapunto y fuga). Su maestro de composición fue el destacado Gabriel Fauré.
Con todo, su compositor más admirado en esos años fue Emmanuel Chabrier, a quien visitó y de quien recibió consejos. Por la misma época, conoció al compositor Erik Satie, quien también tuvo influencia en su música. También se vio atraído por los músicos nacionalistas rusos, como Alexander Borodin y Modest Mussorgsky.
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De 1928 data la obra acaso más popular de Ravel: el “Bolero”. Esta página sinfónica fue compuesta para la bailarina Ida Rubinstein. La obra demuestra la maestría de Ravel en el arte de la orquestación: el secreto de su partitura no radica en la diversidad temática (de hecho, sólo consta de un tema de dieciséis compases seguido de una variación), sino en los matices con los que el tema es retomado una y otra vez por cada uno de los instrumentos de la orquesta, en un “crescendo” que termina reuniendo a todos los instrumentos en el máximo de su rendimiento.
Mucho se ha comentado sobre el “Bolero” y su efecto “hipnotizador” o “electrizante”. Lo cierto es que la melodía obsesiva va acumulando tensión, hasta que la partitura sólo puede concluir de una manera: con un “fortissimo” que produce el efecto de estallido, al cambiar la tonalidad dominante. Pocas obras han logrado una adhesión tan entusiasta en públicos de los más variados ámbitos.
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Durante la Primera Guerra Mundial Maurice Ravel hizo grandes esfuerzos por incorporarse a la milicia para servir a su país en el frente de batalla. Sin embargo, no fue aceptado por su bajo peso y solamente pudo trabajar como conductor de un transporte. Así permaneció hasta 1916, cuando enfermó y tuvo que regresar a París para recuperarse. En esa época varios artistas franceses intentan revivir glorias nacionales y Ravel contribuye con una suite para piano titulada La tumba de Couperin.
La obra está conformada por seis piezas escritas en forma de danza barroca, como una manera de homenajear al gran Couperin y el arte francés del siglo XVIII. Pero además cada una de ellas fue dedicada por Ravel a amigos caídos durante esta guerra. De esas partes el compositor seleccionó cuatro para una versión orquestal.
En 1909 Maurice Ravel conoció a Igor Stravinsky, el joven compositor ruso que pronto produciría una partitura para los Ballets Rusos de Diaghilev titulada El Pájaro de Fuego. Ambos trabajaron en conjunto en algunos proyectos y en 1913 Ravel no sólo pudo conocer la música para La Consagración de la Primavera, sino también, un ciclo de Tres Canciones Japonesas también de Stravinsky.
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1909 fue el año en que los Ballets Rusos visitaron por primera vez París y ese año se inició la colaboración entre la compañía y Ravel. Uno de los primeros resultados de esta colaboración fue Daphnis y Chloé. El guion fue adaptado por Michel Fokine a partir de una novela del mismo título del escritor griego Longoy que, tras algunas modificaciones, logró estrenarse en el Teatro Chatelet de París en junio de 1912.
Podrá escuchar obras maravillosas de Maurice Ravel en la nueva edición de El Músico de la semana el lunes 3 de marzo a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.