Compositor formado con Jules Massenet, César Franck y Vincent d'Indy, el estilo de Chausson evolucionó bajo la influencia de Franck, Debussy y Wagner, siendo la música de este último la que más poderosa huella dejó en su formación.
Ernest Chausson se inició tardíamente en la música. Comenzó a estudiar piano recién a los quince años, mientras no terminaba por decidirse entre sus dos vocaciones: la literatura y la música. Su padre, finalmente, decidió en su lugar y lo destinó a una carrera de abogado.
Pese a esta decisión unilateral que Ernest Chausson aceptó sin mayor entusiasmo, comenzó a componer y asistió como alumno libre a los a los cursos que, en el Conservatorio de París, impartían Jules Massenet y César Franck, dos maestros que ejercerán una influencia fundamental en él. Su fracaso en el Premio de Roma en 1881 lo afectó tanto que abandonó el Conservatorio.
La estética del Concierto Op. 21 para violín, piano y cuarteto de cuerdas de Chausson pertenece a la escuela franckista por sus vastas proporciones, por su sumisión a la estructura bitemática ternaria, por la forma cíclica, pero, por otro lado, se aleja de ella por procesos menos fáciles de analizar: una forma impredecible de modular, el uso de temas con contornos y cursos inciertos, el “choque de luces” de un acuerdo inesperado...
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Según el musicólogo Richard Freed: “La Sinfonía en si bemol de Chausson, terminada en 1890 y estrenada en París bajo la dirección del compositor el 18 de abril de 1891, resultó ser bastante diferente del modelo proporcionado por su mentor César Franck dos años antes. Su colorido es cada vez más oscuro, sobre todo en el movimiento lento, y al mismo tiempo más rico y variado (más idiomáticamente orquestal, podríamos decir); en su núcleo hay una intensidad casi incesante, que no deja espacio para el más mínimo gesto en dirección a un scherzo (como el que Franck encapsuló en su movimiento lento). Arthur Nikisch retomó la obra unos años después de su estreno, pero tardó en ganarse el reconocimiento general del que goza hoy como una de las sinfonías francesas más hermosas.”
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La obra de Ernest Chausson se clasifica en tres periodos. El primero de 1878 a 1886 caracterizado por la influencia de las enseñanzas de Massenet. El segundo periodo coincide con su nominación como secretario de la Société de Musique en 1886 en el que encuentra los medios artísticos y el contacto con otros compositores. La muerte de su padre en 1894 marca el principio del tercer periodo, caracterizado por la gran influencia que en él ejercen los poetas simbolistas y sus lecturas de los rusos Dostoievski, Turguenev y Tolstoi.
El Trío para piano, violín y violoncello, Op. 3 pertenece al primer período de la vida productiva de Chausson y según la compositora francesa Ginette Keller, estudiosa de la obra de Chausson: “Es obra de un joven de veintiséis años, pero ya en plena posesión de un sólido oficio que sustenta un lirismo magnífico, una inspiración generosa.
La composición es de grandes dimensiones e incluye cuatro movimientos. La primera, en sol menor, es similar a la forma sonata. En la exposición, una primera secuencia “no demasiado lenta” nos da las claves de la obra; un piano tumultuoso, un motivo cromático en el violonchelo, un tema en el violín que es el motivo cíclico de la partitura y una seductora secuencia armónica en una relación de tercera mayor que coloreará toda la pieza.
A la recapitulación, enriquecida por diversos recursos contrapuntísticos, le sigue un largo desarrollo final, en el que el tema cíclico y los demás temas reaparecen, provocados o apoyados por grandes estallidos de sonido. También saboreamos la ligereza y el encanto rústico del siguiente movimiento, el scherzo; también está precedido por una sección introductoria cuyo elemento melódico se retoma en el trío. Esta página ligera y sigilosa prepara y resalta el bellísimo movimiento lento. Este es el tema cíclico que se presenta en el piano en la tonalidad oscura de re menor; una nueva fase confiada al violonchelo y retomada por el violín establece el diálogo entre los dos instrumentos de cuerda, mientras el piano asume, como en el primer movimiento, un acompañamiento lleno de acontecimientos. El cuarto movimiento, “animado”, presenta una estructura similar al primero: exposición, desarrollo, recapitulación y largo episodio terminal.”
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Podrá escuchar obras maravillosas de Ernest Chausson en la nueva edición de El Músico de la semana el lunes 20 de enero a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.