“Una toma de la realidad para ciertos horrores, pero finalmente es literatura y al ser literatura se convierte en un espacio seguro donde poder hablar y pensar de lo oscuro, donde poder imaginar lo que nos da miedo y ponerle nombre, sin que nos pase nada”, dijo la autora.
Enriquez compartió espacio con la narradora mexicana Liliana Blum para hablar de ‘El horror de la realidad’ y sostener un diálogo con sus lectores que se reunieron en el edificio Arroniz, uno de los sitios históricos de la ciudad mexicana de Guadalajara, capital del estado de Jalisco (oeste de México).
La argentina, autora de libros como ‘Nuestra parte de la noche’, afirmó que escribir este género literario demanda de los escritores honestidad, pero también alejarse de la superioridad moral para crear a sus personajes y dejar de pretender que tienen una lección para dar a quienes les leen.
“Si hay algo en todo tipo de literatura es la superioridad moral, creer que los personajes que una crea, lo que tiene para decir, etcétera, es de alguna manera mejor que el lector, que les estás dando una lección, que le estás señalando, eso está pasando en literatura y lamentablemente está pasando bastante en literatura escrita por mujeres”, declaró.
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La mexicana Liliana Blum aseguró que crear literatura de terror es también mostrar el lado oscuro y las perversidades de quien la escribe y que no siempre se puede decir en voz alta.
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“Lo más perturbador de todo es que en el fondo todos somos iguales, claro decidimos actuar o no actuar sobre ciertas cosas. No es difícil meterse adentro de un personaje si aceptas también lo que tú eres y las partes oscuras no tan estimulantes”, afirmó.
La narradora de ‘Un descuido cósmico’ afirmó que cuando un escritor acepta su propia humanidad y reconoce su propio lado oscuro logra ser más honesto en la forma de construir sus personajes y cómo los lectores se identifican con ellos”.
Ambas escritoras coincidieron en que el género del horror es un buen espacio para hablar del cuerpo y las exigencias de la sociedad ante la belleza, especialmente para las mujeres.
“Mis personajes nunca se han sentido a gusto en sus cuerpos, como yo no me he sentido en el mío, por eso tienen siempre eso: o es enana, es demasiado gorda o se están haciendo viejas, mis personajes en este último libro han ido creciendo junto conmigo y eso es un reclamo que yo doy (en mis libros)”, expresó.
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