El presente parece ser un escenario difícil de narrar fuera de la fatalidad y la ciencia ficción. Sin embargo, sumidos en la distancia y el sentimiento de extrañar, la poesía se ha convertido en una de las formas más bellas de reclamar proximidad, calor y compañía. Para lograrlo, diferentes escritoras, editoras y editoriales independientes han apostado por transformar los versos hasta convertirlos en canción, han querido desminar las palabras y hacer de la lengua un bálsamo que recorre cuerpos, territorios y formas.
Desde hace años, los proyectos independientes han sido escenarios fértiles para nuevos formatos. Allí se han repensado los libros desde el ser y el hacer, dando espacio para plumas que siguen buscando un estilo y abriendo las páginas para que las imágenes - ilustraciones y figuras geométricas - alimenten el ritmo de los sonetos. Así empieza a tejerse una nueva forma de escribir, leer y compartir poesía.
Dentro de estas nuevas formas de materialidad, diseño y narrativa están La Jaula Publicaciones, Cardumen y Laguna libros, quienes convencidos en el poder de la independencia y la colectividad, nos regalan tres grandes joyas: Los Analfabetas, La Mata y La suspensión de los objetos flotantes. Los presentamos a continuación:
"Los Analfabetas", de María Paz Guerrero
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Esta es la segunda publicación de la autora bogotana. Los Analfabetas reúne 37 poemas que navegan y desenmarañan tres líneas de violencia: la que tiene lugar en espacios de aprendizaje, aquella que subyace dentro de relaciones familiares y con el cuerpo, y finalmente, la violencia a la que se enfrentan los campesinos del país. Desde estas tres orillas, Guerrero escribe reimaginando la posibilidad de pensar los distintos terrenos que atravesamos a lo largo de la vida.
Dentro de cada uno de estos poemas - cada vez más crudos con el paso de las hojas -, es posible detectar una intención y una pregunta alrededor del lenguaje que se hace la autora, quien apunta a desintegrar las formas y a volver a la raíz de las palabras. En este libro, la poeta y docente, quiso crear una especie de lengua deforme e informe que permitiera un nacimiento lento del sentido, tal como ella entiende la poesía: “para mí la poesía tiene que ver con una relación de cercanía con el lenguaje, con la materialidad de la palabra y eso me lleva a tener imágenes, posibles sensaciones, que voy construyendo en la página no para elaborar ideas o textos completos, sino para ir descubriendo cómo la palabra suena, cómo podría no sonar al lado de otra, cómo se va elaborando el sentido de una palabra al ser puesta. Es una manera de estar en el lenguaje que tiene que ver con el analfabetismo, porque no es fijarse únicamente en qué significa esta imagen, sino cómo puedo descascarar el lenguaje, quitarle capas”.
Publicado por La Jaula Publicaciones, bajo la edición de Astrid Ávila, este poemario ve la luz luego de tres años de trabajo en equipo, gracias a la beca para proyectos editoriales independientes de Idartes. Las letras de Maria Paz Guerrero, junto a los dibujos de Alejandra Hernandez construyen en este libro un universo en el que entre páginas, dialogan órganos, ojos que miran fijamente y cuerpos llenos de maleza. En palabras de Ávila: “un libro de poemas estruendosos y anárquicos; una canción ominosa y dulce; un compendio de dibujos místicos y caníbales; un grito seco en la mitad del mundo hostil. Una imagen rota en medio de la nada”.
“La Mata”, de Eliana Hernández y María Isabel Rueda
En un país construido a punta de masacres, parece impensable creer que existan palabras lo suficientemente bellas para contar lo sucedido y en La Mata , Eliana Hernández logra hacerlo. A través de un relato polifónico, la autora reconstruye de manera cruda y honesta la masacre de El Salado, ejecutada entre el 16 y el 21 de febrero del 2000 por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Pablo, Ester y La Mata, las tres voces del relato, van conduciendo a los lectores por medio de un poema sin margen en el que es fácil hundirse - o enterrarse - a medida que las letras se ennegrecen y quedan sumergidas en el dibujo de María Isabel Rueda, en medio de una mata que crece alrededor del terreno en el que los campesinos son enterrados. La Mata “crece y se desborda a través de las páginas como la naturaleza implacable que no se detuvo ante la violencia de los hombres”.
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En este libro la naturaleza es voz y testigo, supera los rostros y los gritos de los que murieron porque es, sobretodo, una fuerza vital que sigue fortaleciéndose dentro de un terrero que, de repente, queda convertido en vacío, en un espacio deshabitado. La noche y la naturaleza lo abarcan todo, tal como sucedió en los Montes de María, luego de esos días aterradores. Esa sensación de muerte y ausencia permea todo, así lo explica Hernández con su proceso de escritura y Rueda, al hablar de la construcción de la ilustración del poema que sucedió luego de un recorrido que tuvo la artista por la zona.
La Mata es la primera entrega de Eliana Hernández y fue publicado gracias a la juntanza de Cardumen y Laguna Libros, ambas editoriales independientes que han cosechado catálogos que apuestan por narrativas poéticas, desde las historias, hasta la construcción del libro como un objeto. “Desde la mirada del monte, el libro contempla el horror de una de las cuarenta y dos masacres que, en un lapso de tres años, dejaron trescientas cincuenta y cuatro víctimas en la región de Montes de María, en Colombia”.
"La suspensión de los objetos flotantes”, de Tania Ganitsky y Ana María Lozano
“Este fue editado por vía telefónica durante una pandemia originada en la oficina adjunta de la alta consejería para asuntos sin ninguna importancia”. A lo largo de 30 poemas, Tania Ganitsky exploralas formas de lo flotante, en donde las líneas juegan con aquello que se suspende. Ana María Lozano, con un estilo limpio y geométrico, abstrae los objetos y paisajes que son evocados a través de las palabras.
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La búsqueda poética de Ganitsky es una aproximación literal y poética. En palabras de Algorta: “ Lo que flota puede ser un barco en un canal, pero también el futuro dentro de una bola de cristal, lo que flota puede ser un nudo en la garganta, la música que entra por un oído y sale por el otro o eso que no se dicen dos personas que miran lo mismo. Los dibujos de Ana María Lozano siempre han jugando con arquitecturas vacías, y lo que ella hizo acá fue abstraer lugares y objetos y ponerlos a flotar sobre la página”.
BONUS: "La piel de las pesadillas", de Pablo Concha
Este es el segundo libro de cuentos del autor Caleño, Pablo Concha, ganador de la convocatoria de Estímulos en el área de literatura de la Secretaría de Cultura de Cali, 2020, y publicado bajo la coordinación editorial de Sic Semper Tyrannis.
“Aquí tenemos algo más insoportable que el terror: llevarlo adentro y ser incapaz de percibirlo. Esto es lo que nos aterra cuando vemos a una persona con la mirada imantada por el vacío. La facultad de mirar desde afuera al obnubilado es la experiencia del terror. A esta experiencia asistimos en los relatos de Pablo Concha. Se trata de hombres y mujeres fascinados por el terror inefable que les posee. Nos queda a los lectores la aventura del discernimiento”.
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