La presentación, que cuenta con la participación de siete mujeres de diferentes orígenes será el tercer espectáculo del certamen, que comenzó ayer.
En una entrevista, Cubas explicó que busca representar, entre otros aspectos, los desplazamientos culturales que surgieron tras la colonización y señaló que son procesos muy complejos, en donde se desplazan la cultura, la lengua y la religión de quienes migran. "Las mujeres que conforman el proyecto, están en un proceso de recuperación de su cultura", afirmó.
Las figuras principales de la obra proceden de Chile, México, Brasil, Uruguay, Nigeria, Egipto e Indonesia, países que Cubas considera con "potenciales migrantes".
Por ejemplo, la protagonista de Chile en la obra intenta recuperar su lengua de origen, el mapuzugun, idioma del pueblo Mapuche, y lo mismo sucede con las actrices de México y Brasil que buscan reconectar con sus lenguas indígenas.
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"Este proyecto lo que hace es conjugar a estas siete mujeres, que estuvimos durante un mes trabajando, intercambiando formas de ver el mundo desde nuestras culturas, a través de danzas, de cantos, rituales, y lo que se ve en la pieza final es una comunidad de mujeres que es capaz de influirse unas a otras", añadió la artista.
Asimismo, este espectáculo simboliza el poder de una comunidad de mujeres que cruzan desiertos y mares.
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"Cuando uno dice, cambio de un lugar a otro, todos imaginan tomar un avión, pero es muy distinto pasar meses y años desarrollando estrategias para poder sobrevivir en lo que es la travesía de algunos de estos movimientos migratorios", explicó Cubas.
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La mujer desobediente que mira hacia atrás
Al proceso de las mujeres de recuperar su cultura Cubas lo denomina "mirar atrás" y lo relaciona con la historia bíblica de la esposa de Lot, Edith.
Escrito en el Génesis, la mujer de Lot, que huía de su ciudad al borde de la destrucción, miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de sal.
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Con un escenario cubierto con cinco toneladas de sal y una raíz de más de cinco metros de altura en el centro del escenario, la directora de danza intenta simbolizar el relato bíblico.
"Hay un recurso cíclico ahí en las mujeres desobedientes, desobedecer lo que les fue mandado y mirar atrás. Entonces estas mujeres están todas realmente en un proceso de mirar atrás", añadió Cubas.
Mujeres desplazadas por la colonización
Las artistas que interpretan la obra, son hijas migrantes desplazadas por la cultura de la colonización, por lo que la artista uruguaya hizo de esta pieza artística un rito descolonizador.
"Estas mujeres son hijas del pequeño porcentaje de pueblos indígenas que los colonizadores desplazaron e impusieron su cultura y que ahora intentan recuperarla", apuntó Cubas.
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La uruguaya dedica su obra 'Mar de silencio', resultado de muchos años de investigación, al "impresionante" poder de las protagonistas: su resistencia, su incondicional voluntad de sobrevivir y su rebelión contra el patriarcado.
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