Décadas atrás, el oceanógrafo francés Jacques Cousteau calificó el Mar de Cortés, entre la costa noroeste mexicana y la península de Baja California, como el “acuario del mundo” por la diversidad y riqueza de su ecosistema.
El edificio, diseñado por la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao, celebra este legado. Está pensado como una “ruina” de la que crecen plantas y rodeado por una laguna natural donde chapotean los pelícanos a escasos metros del mar.
“¿Cómo hacer un acuario cuando estás al lado del mayor acuario del mundo?”, señaló Bilbao en un recorrido con periodistas para explicar el desafío detrás de la obra.
La respuesta fue hacer un espacio distinto. “Más de enseñanza que de entretenimiento. Un lugar para convivir”, afirmó.
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La iniciativa, que comenzó en 2017 y ha sido financiada con una inversión público-privada de 1.800 millones de pesos (97 millones de dólares), sorprende por sus tanques para la recuperación de tortugas, una pecera oceánica de 2,5 millones de litros de agua y las sesiones en las que los visitantes podrán alimentar a las rayas.
No solo se ven a las especies marinas, también la fuerza de las olas y las mareas. “No recreamos un ecosistema. Lo que se muestra es el ecosistema existente en el Mar de Cortés”, agregó Rafael Lizárraga, director ejecutivo del Gran Acuario Mazatlán, ubicado en el estado mexicano de Sinaloa, y que cuenta con más de 50.000 metros cuadrados de espacio.
En 2005, la Unesco reconoció al Mar de Cortés como Patrimonio de la Humanidad, al considerar la zona como un laboratorio natural para la investigación de especies marinas.
Todos los años llegan más de tres millones de visitantes a Mazatlán, y se espera que de ellos 900.000 pasen por el acuario para convertirse en uno de los principales atractivos.
“Se llegó el día de la inauguración del acuario más grande de América Latina y es un gran honor y una satisfacción estar en este gran evento que es histórico, porque será un atractivo fundamental para incrementar la pernocta y la derrama para la plaza”, resaltó Miguel Torruco, secretario del Turismo de México, al llegar a Mazatlán.
El Mar de Cortés, de más de 1.000 kilómetros de longitud y entre 40 y 200 de anchura, es hogar del 40% de los mamíferos marinos y un tercio de los cetáceos, entre ellos la “vaquita marina”, una marsopa en peligro de extinción y símbolo de las labores de conservación.
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Sin embargo, para los científicos todas las especies son piezas fundamentales para el mantenimiento de este ecosistema único, donde los diminutos caballitos de mar y las medusas conviven con las tortugas carey y los leones marinos y ballenas jorobadas, que peregrinan todos los años a sus aguas.
Por su parte, Catherine Hart, quien se encargará del programa de tortugas del acuario y tiene más de 20 años de experiencia en el Pacífico mexicano, destacó “cómo la cultura ambiental está mejorando en la región, los niños saben que hay que cuidar los hábitats” y para ello el acuario puede jugar un papel muy importante.
“Estimulará a los biólogos y científicos del futuro”, aventuró Hart. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.