Martelli (Santiago de Chile,1983) participó en Madrid en el "FeatureLab" del Torino Film Lab, un programa que busca impulsar a directores principiantes en la etapa avanzada o de desarrollo de su primer o segundo largometraje.
La dictadura que perdura
La directora estrenó el año pasado su primera cinta, titulada "1976", que le valió el premio a la "Mejor Ópera Prima" en los Premios Platino, en la que aborda la toma de conciencia de una mujer acomodada durante la dictadura de Pinochet.
"Creo que la presencia de la dictadura en Chile está arraigada en el ADN de la sociedad. Somos herederos de muchas cosas que se establecieron en ese período, como el sistema económico, social y valores basados en el consumo", afirma.
En su opinión, el núcleo de esta herencia radica en la Constitución, que describe un "estado subsidiario" donde la salud y la educación, derechos básicos de la sociedad, están en manos de privados que los han convertido en un "negocio".
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Por esta razón, le preocupa la reciente victoria del ultraderechista Partido Republicano para reformar la nueva Constitución, ya que indica que no se necesita ser un "mago" para prever que, si se redacta con mayoría republicana, será muy diferente a la actual.
Sin embargo, considera que los acontecimientos de los últimos años, como el estallido social de 2019, la elección de Gabriel Boric como presidente en 2021 y el proceso constituyente que llevó a cabo, no han sido en vano, ya que los procesos históricos son muy "complejos" y nunca son "lineales".
"Después del referéndum estuve muy deprimida y desencantada, pero creo que algo de esa movilización y toma de conciencia de la sociedad perdura y, si no es ahora, quizás sea dentro de unos años. Existe una juventud que está despierta y tengo esperanza en ellos", confiesa la cineasta chilena.
El renacimiento del cine chileno
Manuela Martelli, quien se hizo famosa hace casi veinte años por protagonizar la reconocida película "Machuca" (2004), con mención especial en el Festival de Cannes, cree que Chile tiene una tradición cinematográfica "muy importante" que surgió en los años 60 del siglo pasado, pero que no logró desarrollarse debido a que la dictadura generó un "vacío".
"Era un cine muy comprometido con raíces en la Unidad Popular y en el movimiento latinoamericano de nuevo cine, pero pasó por casi veinte años de silencio y censura. Sin embargo, algo de la pasión de aquellos años permaneció como una semilla en el desierto que de repente vuelve a florecer", puntualiza.
Para ella, parte de la generación de cineastas a la que pertenece proviene de esa "tradición heredada", que consciente o inconscientemente está presente, y a esto se suma la aparición de nuevas leyes y apoyos al cine, incluyendo a las mujeres.
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"Actualmente, existen cuotas femeninas en los fondos de cultura, lo cual me parece muy positivo y ha impulsado la aparición de nuevas directoras. Las mujeres jóvenes de hoy tienen una gran conciencia y el movimiento feminista en Chile ha adquirido mucha fuerza, lo cual ha tenido efectos en diversos ámbitos, incluido el cine", agrega.
"El cine es una poderosa herramienta para la memoria, ya que tiene la capacidad de generar imágenes tremendamente efectivas y emotivas. Además, esta memoria es inagotable, ya que cada generación cuenta con nuevas herramientas de interpretación y conciencia", concluye.
En los últimos años, el cine chileno ha sido ampliamente premiado, como lo demuestran los dos Óscar por el cortometraje de animación "Historia de un oso" (2014) y la película sobre la transexualidad de Sebastián Lelio, "Una mujer fantástica" (2017). Le invitamos a conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.