Según un reportaje publicado por el portal Volcánicas, "los testimonios siguen un patrón que incluye incómodas conversaciones de índole sexual, invitaciones a su hotel u apartamento, el uso de la fuerza para tocarlas sexualmente, besarlas y, en un caso, abusar sexualmente, a pesar de que ellas le dicen que “NO” de forma clara, directa y reiterada. También muestran cómo Ciro Guerra usa su prestigio profesional para intimidar y establecer relaciones de poder abusivas frente a las agredidas".
En total fueron publicadas ocho historias de ocho mujeres distintas además de diferentes versiones que apoyan las los testimonios de las mujeres. Matilde de los Milagros Londoño y Catalina Ruiz-Navarro, las periodistas que escribieron el reportaje, decidieron por petición de las víctimas mantener su nombre bajo reserva. Ellas, sin embargo, contrataron la información dada por las víctimas y publicaron algunos chats y mensajes que soportan las historias.
Los casos que son relatados ocurrieron entre los años 2013 y 2019, en tres ciudades colombianas y tres fuera del país, durante eventos como el Festival de Cine de Cannes, el Colombian Film Festival y el Festival Internacional de Cine de Cartagena.
Siete de los casos citados en el reportaje relatan acosos sexuales de diferentes niveles de gravedad cometidos por el cineasta. El otro describe un acto de abuso sexual.
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Ciro Guerra es uno de los cineastas más reconocidos del país. Su película El abrazo de la serpiente fue nominada a los Premios Óscar en 2016 en la categoría mejor película extranjera y hace parte de los directores latinoamericanos con mayor renombre. Él habló públicamente desde México sobre las acusaciones: "No he cometido ninguna de las faltas de las que se me señala, y no tengo otra opción para limpiar mi nombre que recurrir a las vías legales. Ofrezco disculpas a todos los que se vean afectados, a todos los que han tenido que leer estas horrorosas, mentirosas y malintencionadas palabras, y agradezco a todas las personas que me han brindado su apoyo y acompañamiento”.
Las víctimas aseguran que "no tienen la intención de hacer una denuncia penal, porque no quieren pasar por un proceso de revictimización en manos del sistema de justicia, ni por el cuestionamiento ni el escarnio público".