Hasta hace poco, en Qouissna y en todas los demás pueblos del delta del Nilo, nadie habría imaginado celebrar su boda sin organizar la víspera una despedida de soltero.
Pero hoy "casi no se hace más", dice a la AFP Mohamed Chedid, ingeniero de 33 años. Pocos pueden pagar este día de fiesta en el que, la víspera de la boda, los amigos y los allegados del novio se reúnen en torno a un grupo de músicos contratados en una sala acondicionada para la ocasión.
Comer carne ya se convirtió en un lujo que casi no se permite 60% de los egipcios pobres o justo por encima del umbral de pobreza. Con lo cual, comprar una res entera para alimentar a los comensales como la tradición lo indica ahora está fuera del alcance de muchos.
En el más poblado de los países árabes, los 105 millones de habitantes acostumbrados desde hace tiempo a endeudarse para las grandes ocasiones, están aplastados por una inflación del 33,9%, exacerbada por una devaluación de la moneda de casi 50%.
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En el otro extremo del país, en el sur nubio, donde turistas de todo el mundo vienen a admirar los colosos faraónicos de Abu Simbel, la crisis económica también "cambió las bodas y los funerales", destaca Omar Maghrabi, profesor de lengua nubia de 43 años. "Las familias se ven obligadas a utilizar su dinero para la vida cotidiana en lugar de gastarlo para respetar las tradiciones", asegura a la AFP.
Reducir drásticamente los costos
Se acabaron las bodas de tres días -y por lo tanto nueve comidas gigantescas- a las que estaban invitados todos los habitantes del pueblo.
La situación se volvió tan insostenible que "los pueblos nubios se pusieron de acuerdo hace unos meses para reducir drásticamente el coste de la boda. Ahora los anfitriones solo proporcionan una cena ligera" en lugar de las festividades que podían alcanzar hasta siete días para los más ricos, continúa Maghrabi.
En cuanto a las novias, ahora son mucho menos escrupulosas sobre los anillos. "Antes hacía falta un cierto peso de oro para sellar una unión, hoy basta con un anillo mucho más fino", asegura.
La más alta autoridad musulmana de Egipto incluso anunció recientemente que las tradicionales joyas de oro pueden ser reemplazadas por adornos de plata, mucho menos costosos. Los funerales tampoco están exentos de restricciones presupuestarias.
En la aldea de Al Adhadhiya, en el Alto Egipto -región agrícola y tradicionalista-, las familias llevaban bandejas de víveres a los familiares de un difunto.
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Pero hoy, "se acordó que sólo lo haga la familia inmediata", explica Mohamed Rifaat Abdelal, antiguo diputado de 68 años. "Algunas familias reclaman incluso que se deje de instalar las carpas de condolencias, y que todo se limite al funeral" para evitar tener que recibir -con al menos bebidas- una multitud de invitados, añade este médico de profesión.
Si todo el mundo redujo el consumo de carne, pollo y postres en las grandes ocasiones, un producto se mantiene: el pan. Las panaderías estatales siguen estando subvencionadas, con lo cual las pequeñas tortitas al horno están ahora en todas las mesas, detalla Abdelal.
"Antes, las familias se enorgullecían de comer pan amasado a mano en casa", precisa. Para ellas, "era vergonzoso comer pan hecho en el exterior".
Pero ahora que el precio de la harina y los cereales aumentó oficialmente 70% en un año, "todo el mundo hace cola frente a las panaderías". Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
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