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La apuesta por el renacimiento piedra por piedra de Antakya en ruinas

Con pincel negro y escritura torpe, el viejo sacerdote trazó una advertencia en los muros resquebrajados de su vivienda natal en Antakya, Turquía: "¡12 niños nacieron aquí! No toquen esta casa".

Antakya en ruinas
Gokhan Ergin, arquitecto especialista en edificios antiguos, camina junto a un edificio histórico dañado, cinco meses después de que una sacudida de 7,8 grados de magnitud y sus réplicas acabaran con franjas del sureste montañoso de Turquía en la parte antigua de Antakya el 10 de julio de 2023.
OZAN KOSE/AFP

Vahit Baklaci, de 82 años, pasa cada día por esa casa en el casco histórico de la ciudad devastada por el sismo del 6 de febrero, que destruyó el sur de Turquía y Siria causando al menos 55.000 muertos.

Pero la antigua Antioquía, a poca distancia de Siria, no es cualquier localidad, insiste el viejo prelado.

"Antakya existe desde hace miles de años. Miren: dos mezquitas que vienen desde los inicios del Islam, destruidas ambas. Y allá, dos iglesias de hace 2.000 años, de la época de Jesús... destruidas también. Por eso hay que velar por estos lugares", afirma.

Antes del desastre, el ministerio turco de Cultura había clasificado 719 edificios. Cuando las excavadoras entraron en acción, primero para hallar cuerpos y luego para retirar escombros, colocó avisos para proteger los que aún están de pie: "No tocar sin autorización".

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Una representante del ministerio, de pie en medio del polvo con un chaleco de color fluorescente y casco de construcción, vela por el respeto de la consigna: "Si está muy dañado, no se puede hacer nada. Pero cuando es posible, se demuele piedra por piedra", indica esta mujer que pidió el anonimato.

Seis equipos como el suyo hacen patrullajes en la ciudad vieja. "Al principio había 50 equipos", precisa.

Tejas de Marsella

Las piedras salvadas son guardadas en un sitio reservado en el norte de Antakya, seleccionadas, clasificadas y numeradas para una restauración futura.

Hablar del futuro de esta ciudad en ruinas, donde se camina sobre los techos de tejas desplomados, se cruzan campanarios y minaretes esparcidos en el suelo y se ven escalinatas que suben al cielo, es un verdadero desafío.

Devastado, Gokhan Ergin recoge una de las tejas de color naranja que yacen en el piso. Fabricadas en Marsella, en el sur de Francia, fueron importadas en gran cantidad por los otomanos y luego por los franceses, en tiempos de su mandato a comienzos del siglo XX.

"Estamos caminando sobre los primeros lugares de viviendas de la ciudad. Estas bellas casas albergaban residencias con encanto y restaurantes", indica este arquitecto que se ocupó de la restauración de muchos de ellos y conoce los misterios.

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"Es como cuando uno encuentra una obra de arte: se la incluye en el inventario para protegerla en un museo. Aquí hay que hacer la misma cosa: estos edificios son de la misma importancia. No es solo tierra y piedra", afirma este hombre.

"Aquí está la historia viva", añade.

Gokhan Ergin señala las construcciones más viejas que resistieron mejor a los terremotos de febrero: es porque los tablones y la madera insertadas entre las estructuras de ladrillos de tierra, debido a su elasticidad, soportaron el sismo, explica.

Restauración plástica

Las que resultaron dañadas fueron a veces víctimas del derrumbe de las construcciones vecinas, mal restauradas, asegura. Las edificaciones que él restauró, dice con orgullo, tienen aun sus ventanas y sus vitrales casi intactos.

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Cruzado en la avenida de Kurtulus, la arteria principal de Antakya, antes calle Herodes, donde están la sinagoga y la mezquita más antigua de la región, Habib-i Nejjar, construida sobre un viejo templo pagano transformado en iglesia en tiempos de los primeros cristianos, un equipo de la universidad técnica de Estambul procede a sus propios registros.

Para Umut Almaç, profesor de arquitectura del departamento de restauración, al menos 800 edificios más habrían merecido ser mejor protegidos. "Es el problema de la región, hay tantos edificios que deberían ser registrados", señala.

Delante de un viejo hotel de lujo, con vulgares muros de concreto derrumbados, el experto critica "las restauraciones plásticas" practicadas hace diez o veinte años para seducir a los turistas. "Se concentraron en la fachada sin respetar las estructuras interiores de los edificios".

El 6 de febrero, decenas de miles de edificios se derrumbaron en unos cuantos segundos en el sur de Turquía.

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Umut Almaç quisiera que la reconstrucción fuera más rápida y otros, como Gokhan Ergin y el viejo sacerdote Vahit, denuncian la brutalidad de las excavadoras en la vieja ciudad.

"Pero pienso que no se pueden desplazar los bloques de piedra de otra manera", concluye el universitario. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.