Su música se considera el sonido del alma rusa. En cualquier caso, el compositor ruso más interpretado del mundo es Sergei Rachmaninoff: nacido el 1 de abril de 1878 como vástago de una familia empobrecida, murió el 28 de marzo de 1943 como compositor y pianista de fama mundial; poco antes había recibido la nacionalidad estadounidense en California.
Rachmaninoff pasó casi la mitad de su vida adulta, más de 25 años, fuera de Rusia, en Europa Occidental y Estados Unidos; como cosmopolita y virtuoso, más tarde como emigrante.
¿A quién le pertenece hoy Rachmaninoff? Incluso 80 años después de su muerte, esta pregunta no es sólo una cuestión secundaria en la guerra cultural entre Rusia y Occidente, sino que también tiene una importancia central para la autoimagen de la cultura rusa.
Revolución de Octubre de 1917: la emigración, una experiencia traumática
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La Revolución de Octubre de 1917 marca una línea divisoria en la biografía del compositor. "Poco antes de la Navidad de 1917, Rachmaninoff cruzó la frontera ruso-finlandesa con su familia", señala Oscar von Riesemann, admirador y biógrafo de Rachmaninoff. "Poco antes de la frontera, todos los pasajeros tuvieron que bajar y cruzar la línea fronteriza en trineo.
Su obra creativa se partió literalmente en dos periodos: antes y después de la emigración, afirma Vera Valkova, experta rusa en Rachmaninoff, en una entrevista con DW. "La experiencia de la emigración fue muy traumática para él. Además, tenía que ganar dinero sobre todo como virtuoso del piano y disponía de menos tiempo para componer".
Tan generoso como modesto. "Siempre dedicaba un tercio de sus ingresos a apoyar a sus colegas en Rusia", confirma la investigadora Valkova, del Instituto de Investigación Artística de Moscú, que prepara la publicación "Rachmaninoff. Crónica de vida y obra". Acaban de publicarse los dos primeros volúmenes de los cuatro previstos, hasta 1917.
Durante sus estancias invernales anuales en Dresde entre 1906 y 1909, el compositor se mostró especialmente creativo y creó, por ejemplo, el poema tonal "La isla de los muertos" (inspirado en el cuadro homónimo del pintor suizo Arnold Böcklin) o su segunda sinfonía. La idea de su famosa obra "Las campanas" también surgió mientras escuchaba el tañido de las campanas en Roma.
"Si tuviera que elegir una sola figura para encarnar la cultura rusa, sería Sergei Rachmaninoff", afirma Mikhail Shishkin, uno de los escritores contemporáneos rusos más reputados, que es también un consumado y sensible conocedor de la música.
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La música de Rachmaninoff: presagio y consuelo
"Para mí, lo ruso de Rachmaninoff consiste en su autopercepción como parte de la cultura mundial", dice Shishkin en una entrevista con DW. "Sólo a través de esto comprendió y vivió su rusismo". Shishkin da fe del "oído absoluto del compositor, para la historia, para la vida". En su música presagiaba los horrores del siglo XX, del GULAG y del Holocausto. Pero también sirvieron de consuelo.
"Toda su vida intentó construir una casa para él y su familia. Pero el verdadero hogar que construyó fue su música", dice Shishkin. "Ese es, para mí, el secreto de su música: es una victoria sobre la muerte".
El escritor Shishkin se muestra francamente horrorizado por el intento de los gobernantes rusos actuales de usurpar la memoria de Rachmaninoff: "Igual que el antiguo rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba, ellos (la élite del régimen ruso) convierten en basura todo lo que tocan. Este Estado es enemigo per se de todo arte y cultura".
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