En La HJCK estamos emocionados de retomar nuestro plan de estudio sobre los compositores más influyentes de la música académica. En esta ocasión, continuamos explorando la obra de Maurice Ravel, a quien hemos apodado el alquimista musical por su capacidad de transformar la composición en auténticas joyas sonoras.
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'Pavane pour une infante défunte': Un título evocador
Iniciamos con una de sus piezas más accesibles: Pavane pour une infante défunte. Esta obra, originalmente escrita para piano en 1899 y orquestada por el propio Ravel en 1910, es una de sus composiciones más populares. Sobre su peculiar título, el compositor aclaró que no debía interpretarse de manera literal, sino como una evocación de la pavana, una danza noble del siglo XVI que podría haber sido bailada por una princesa de los cuadros de Diego Velázquez.
En esta oportunidad, disfrutamos la versión de la Filarmónica de Berlín de 1986, dirigida por Herbert von Karajan.
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'Pavane de la Belle au bois dormant': Un cuento de hadas musical
Continuamos con una pieza llena de fantasía y delicadeza: Pavane de la Belle au bois dormant. Esta obra forma parte de Ma mère l’Oye ( Cuentos de mamá ganso ), una colección de cinco piezas infantiles inspiradas en los relatos de Charles Perrault, autor de clásicos como Caperucita Roja, El gato con botas y Pulgarcito .
'Daphnis et Chloé': Un ballet impresionista
Damos un salto en la exploración del impresionismo con Daphnis et Chloé , un ballet en un solo acto con tres cuadros que representa la obra más extensa de Ravel. En esta composición, el autor despliega una armonía exuberante, demostrando su dominio del color orquestal. La interpretación que presentamos estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo, bajo la dirección del maestro Gustavo Gimeno.
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'Le Tombeau de Couperin': Un homenaje retrospectivo
Finalmente, nos sumergimos en Le Tombeau de Couperin , una suite de piezas para piano compuesta entre 1914 y 1917. En esta obra, Ravel conjuga la tradición musical francesa con el neoclasicismo, incorporando formas barrocas en un lenguaje moderno. Aunque su título alude al compositor barroco François Couperin, la pieza es también un tributo a los amigos de Ravel caídos en la Primera Guerra Mundial.
El retrospectivismo , movimiento que buscaba recuperar lo mejor del arte francés en oposición a la tradición austro-germánica, cobra vida en esta suite, que yuxtapone la sonoridad del siglo XX con estructuras barrocas. Algunos especialistas sugieren que la profundidad emocional de Le Tombeau está vinculada a las experiencias musicales de Ravel en su infancia.
Con esta obra concluimos nuestra exploración de la música de Ravel, un verdadero alquimista que transformó la tradición en innovación sonora. ¡Hasta el próximo episodio de nuestra serie dedicada a los grandes maestros de la música académica en Máster class!
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