Los científicos también han recuperado varias herramientas de piedra, huesos de animales (oveja, cabra, caballo y bóvido), adornos personales, restos cerámicos y numerosos huesos de pequeños animales y carbones que permitirán conocer cómo ha sido el clima en ese lugar en los últimos 10.000 años.
Los hallazgos, realizados en una montaña del entorno de Ana Zaga -integrada en la reserva nacional de Gobustan de Azerbaiyán-, son resultado de una colaboración internacional entre arqueólogos españoles, azerbaiyanos e italianos iniciada en 2019.
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Sus investigaciones, promovidas por la Reserva Nacional Artística e Histórica de Gobustan (Azerbaiyán), la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Ferrara (Italia), y financiadas por la Fundación Palarq y la Fundación Atapuerca, se centran en el arte rupestre de Gobustan, que es Patrimonio Mundial por la Unesco desde 2007.
Gobustan alberga al menos 7.000 grabados en roca de una calidad excepcional y una variedad temática, cronológica y estilística excepcional.
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Los grabados, que muestran las actividades cotidianas y la complejidad cognitiva y simbólica de los cazadores-recolectores, son un testimonio excepcional de esa época prehistórica y reflejan las primeras creencias de la Humanidad.
En la campaña de este año, los investigadores han localizado en la montaña de Boyükdaş, en el entorno de Ana Zaga, una pequeña 'cueva' con cientos de figuras grabadas y con restos arqueológicos de ocupaciones humanas excavadas en la década de los años 60 y 70 del siglo pasado.
También han realizado una pequeña excavación o 'refresco' del corte estratigráfico para precisar la cronología de las ocupaciones humanas prehistóricas que cubrían una parte de los grabados, y poder datar de este modo con edades mínimas el arte rupestre.
Todos estos trabajos arqueológicos, cuyo estudio se encuentra en fase preliminar, han puesto al descubierto 5 niveles arqueológicos que contienen ocupaciones arqueológicas desde la Edad Media (en torno al siglo XV) hasta momentos Mesolíticos (aproximadamente hace unos 10.000 años).
Los arqueólogos han recuperado herramientas de piedra, huesos de animales, adornos, restos cerámicos y numerosos huesos de pequeños animales y carbones que ayudarán a conocer la evolución del clima de los últimos 10.000 años
El hallazgo más destacado ha sido el descubrimiento de restos humanos en el nivel 5, atribuido al Mesolítico, un momento de entre unos 10.000 años en el que los grupos humanos eran poblaciones cazadoras-recolectoras.
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Se trata de parte de un pie humano de un individuo joven (entre cuatro y ocho años) que se encontraba en posición anatómica, probablemente restos de una tumba.
Los próximos estudios precisarán la edad del individuo, y deberán determinar la relación entre los restos humanos y los localizados previamente, ya que cabe la posibilidad de que se trate del mismo individuo; ello permitirá determinar el tipo de enterramiento y la posible existencia de un ritual funerario.
Los restos humanos de Ana Zaga son claves para estudiar el comportamiento simbólico y los ritos ancestrales de los últimos grupos cazadores-recolectores.
Estos restos humanos se unen al selecto y escaso conjunto de restos humanos prehistóricos conocidos anteriores a las primeras poblaciones ganaderas y agricultoras, con quienes los enterramientos y el ritual funerario asociado se generaliza.
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Futuros estudios permitirán identificar el ADN del individuo descubierto y su relación con otras poblaciones euroasiáticas, mientras que los análisis isotópicos aportarán datos sobre la dieta de estas poblaciones. Escuche lo mejor de la música clásica por la señal en vivo de la HJCK.