Gabriel Fauré nació en Pamiers, el 12 de mayo de 1845. En 1853, Dufaur de Saubiac, un funcionario de la Asamblea Nacional de Francia escuchó a Fauré y le aconsejó a su padre enviarlo a la Escuela de música que Louis Niedermeyer estaba estableciendo en París.
Fauré continuó como alumno en la escuela durante once años, durante los cuales estuvo sostenido económicamente por una beca concedida por el obispo de su diócesis.
Al salir de la Escuela de Niedermeyer, Fauré fue nombrado jefe organista de la iglesia de Saint-Sauveur, en Rennes, Bretaña. Asumió el cargo en 1866 y durante los cuatro años que estuvo allí, se dedicó también a instruir a alumnos privados a quienes dio lecciones de piano.
Aunque los biógrafos de Fauré han dividido a menudo su producción creativa en tres períodos estilísticos (temprano, medio y tardío), las obras para violonchelo se pueden clasificar más fácilmente en dos categorías: temprana (anterior a 1900) y tardía (posterior a 1900). Todas las piezas más breves para violonchelo, salvo una, datan del período temprano, y sólo estas obras han alcanzado una gran popularidad. De hecho, todas las obras de Fauré que se escuchan con regularidad hoy en día datan de finales del siglo XX; aparte de las piezas para violonchelo, se incluyen obras como el Réquiem, la Pavana, la primera sonata para violín, los dos cuartetos para piano y canciones como "Lydia" y "Après un rêve".
Publicidad
La segunda sonata para violoncello y piano habita en un mundo completamente diferente. La energía extática del primer movimiento es aún más sorprendente si se considera que es la obra de un hombre cada vez más debilitado de casi setenta años. Tal vez Aaron Copland tenía este movimiento en mente cuando escribió que las obras de Fauré "se vuelven cada vez más espirituales y serenas a medida que él se vuelve físicamente más viejo y débil".
En 1909 Gabriel Fauré fue nombrado miembro del Instituto de Francia, pero ese mismo año, un grupo de compositores liderados por Ravel y Koechlin rompieron con la Société Nationale de Musique, la cual, bajo la presidencia de Vincent d'Indy, había adoptado ideales reaccionarios. A causa de esto, formaron un nuevo grupo: la Société Musicale Indépendante, de la cual Fauré aceptó la presidencia.
Publicidad
💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.
Réquiem en re menor, Op. 48 escrito por Gabriel Fauré entre 1886 y 1888, es una de las más populares misas de réquiem y según el musicólogo Max Harrison:
El Réquiem de Fauré se presenta como una reacción contra la obra equivalente de Berlioz de 1837, y en Le Figaro del 25 de enero de 1904 escribió sobre esta última como una partitura "en la que el gusto por los efectos dramáticos a gran escala y la indiferencia hacia la música religiosa pueden encontrar igual satisfacción".
Y Fauré escribió: "Se ha dicho que mi Réquiem no expresa el miedo a la muerte, y alguien lo llamó una canción de cuna de la muerte. Pero así es como veo la muerte como una feliz liberación, una aspiración a la felicidad superior, más que como una experiencia dolorosa".
Publicidad
La música incidental de Fauré para el drama simbolista Pelléas et Mélisande de Maeterlinck fue encargada en la primavera de 1898 por la célebre actriz Patrick Campbell para acompañar nueve funciones matinales. A finales de 1898 o principios de 1899, Fauré decidió hacer una suite orquestal a partir de los nueve números diferentes que había compuesto y, utilizando la orquestación original de su alumno del Conservatorio Charles Koechlin como base, escribió versiones para orquesta más grande.
El estreno de esta suite se llevó a cabo el 3 de febrero de 1901 por la Orchestre Lamoureux dirigida por Camille Chevillard. En esa ocasión se omitió el tercer movimiento, la Chanson de Mélisande.
Podrá escuchar obras maravillosas de Gabriel Fauré en la nueva edición de El Músico de la semana el lunes 4 de noviembre a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.