El plazo está abierto hasta el 30 de abril de 2022 para que las escritoras latinoamericanas puedan enviar 6 ejemplares de sus obras a las oficinas de la FIL Guadalajara, ubicadas en Av. Alemania 1370, Colonia Moderna. Las obras pueden estar registradas por cualquier institución educativa y editorial, incluso pueden llevar el mismo nombre de la autora. Los resultados se darán a conocer el próximo 31 de octubre.
El pasado 21 de diciembre de 2021, en la ceremonia del premio de literatura Sor Juana Inés de la Cruz la escritora uruguaya Fernanda Trías compartió su discurso con los asistentes en un tono suave, al mismo tiempo fuerte y contundente, luego de recibir su galardón por su novela más reciente, Mugre Rosa: “¿Por qué la obsesión de la protagonista con encontrar ese punto exacto, en que todo, aún, tal vez podría haberse evitado cambiando de rumbo? No conocemos la distancia que nos separa de la próxima catástrofe personal o colectiva, pero sí conocemos la velocidad a que avanza ese vehículo implacable que es el tiempo”. Mas adelanté mencionó: “No conozco a nadie que escriba a quien no le duela el mundo. Y ese dolor solo puede venir de un amor difícil, a veces imposible de procesar. Todo lo que se pierde late, como el muñón de Idea Vilariño. Y tal vez yo que no creo en el tiempo como una línea recta, sino como una línea enredada cuyos bucles transitan por el sueño y la vigilia, haya querido anticiparme en este libro a la nostalgia de un mundo que aún creemos tener pero que ya está perdido. De ahí que la protagonista utilice la memoria como último refugio porque como dice Georges Perec: “Escribir es tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir que algo sobreviva”.
En su discurso la autora rescata la importancia de la memoria y de permitirse sentir miedo, angustia o rabia para luego desahogarnos por medio del papel. El poder de recordar nuestras vivencias para
exponer cada uno de nuestros sentimientos. Fue luego de escuchar este discurso que me pregunté ¿por qué fue creado el premio Sor Juana Inés de la Cruz? Desde el año 1901 hasta 1993 los ganadores del Premio Nobel de literatura habían sido 80 hombres, mientras que tan sólo a 9 mujeres se les ha otorgó este reconocimiento. Del mismo modo, el premio Miguel de Cervantes —que se otorga desde 1976— ha premiado a 41 hombres y solo a 5 mujeres hasta la actualidad. Así pues, el premio Sor Juana Inés de la Cruz anheló desde el primer momento, resaltar y destacar las obras y la vida de las mujeres del mundo hispano.
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Este premio lleva el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz nacida el 12 de noviembre de 1648 o 1651 aún no sé tiene certeza de su año, en San Miguel Nepantla, antiguo Virreinato de Nueva España (hoy México). Aprendió a leer a los tres años. Cinco años más tarde ya había compuesto su primera loa “Para la festividad del corpus”. Era tan disciplinada y su amor por los libros creció tanto con el tiempo que, si no lograba aprenderse los poemas de sus obras preferidas, se castigaba y de inmediato buscaba unas tijeras que usaba para cortarse el cabello. La obra que escribió en 1689 “Amor es más laberinto” la llevó a luchar y asimismo demostrar que la pluma no solamente les pertenecía a los hombres, sino también a las mujeres de aquella época que tenían mucho que sentir y contar. Su lucha la llevó a ser reconocida como la máxima exponente del Siglo de Oro.
A pocos minutos de finalizar su discurso, Trías se refirió al tema del “boom en femenino”, un tema del que muchos aseguran que los últimos tres años ha sido “de mucha suerte para las escritoras latinoamericanas”. Con sus pausas y con la seguridad en sus palabras afirmó:" La historia misma de este premio da cuenta de
que no es así, y la justa reparación mediante reediciones y premios a muchas autoras de generaciones anteriores algunas vivas y otras muertas dan cuenta de lo mismo. A pesar de ellos, a las escritoras latinoamericanas se nos pide a diario que hablemos de nosotras mismas, sobre el hecho inaudito, aparentemente inimaginable, de que un cuerpo de mujer escriba y de que —oh sorpresa— lo haga bien”. Su mensaje nos lleva a repensar en aquellas mujeres que han sido premiadas desde 1993 y que no han logrado parar por un segundo y tomar la decisión de dejar de escribir, a pesar de la frialdad y el egoísmo del mundo. ¿No será que se necesitó de un virus y de millones de personas enfermas para que el mundo cobrara un poco de sensibilidad? ¿Será que es una segunda oportunidad para qué el mundo se siente a escuchar con calma lo que tienen por contar las mujeres en el último tiempo? Lo cierto es que aún tenemos tiempo de descubrir miles de voces femeninas que han recorrido el mundo y a pesar de los tiempos oscuros y difíciles han decidido luchar por dejar escrita su historia en el papel.