En una entrevista con EFE, el autor de 'Shenzen', 'Pyongyang' o 'Crónicas de Jerusalén', que participa hasta el domingo en el Salón del Cómic de Valencia (este), dice que no cree que lo que hace se parezca al periodismo. " No creo que lo que hago sea periodismo, es más como escribir una larga postal a mi familia para contar lo que he experimentado en un año en Jerusalén , en Birmania", considera el autor. A la vuelta, "en vez de contarles todo el viaje", puede ofrecerles un libro.
Pero sí reconoce que hay un componente de crónica de viajes, que concibe como un "patchwork" de diferentes escenas vividas, por ejemplo, en la primera ciudad china que ensayó la economía de mercado, en la capital de la hermética Corea del Norte o en una Birmania que conoció de la mano de las ONG. "Cuando viajo, intento entender lo que pasa y tomo notas, y cuando vuelvo las releo y decido si hago un libro o no ", relata, porque no siempre hay una obra tras cada viaje.
Sus notas, asegura, son "como un diario pero sin literatura", solo anotaciones acompañadas de algún dibujo esquemático, porque a veces "es más fácil así". "Un día fuimos a un restaurante donde tenías que elegir el pescado que te querías comer en un acuario, y algunos ya estaban muertos y flotando; es el tipo de cosas que es más fácil dibujar que escribir para acordarse", explica.
La risa delata un buen trabajo
En sus obras, aunque transcurran en zonas en conflicto o se aborden temas serios, el humor siempre está presente, algo que Delisle asegura que es "natural" y va con su estilo de dibujo. "Supongo que es por cómo soy; no creo que pudiera hacerlo diferente, porque cuando cuento anécdotas e historias a mis amigos intento que se rían al final, de modo que cuando lo hacen sé que he hecho un buen trabajo, y es lo mismo con los cómics ", afirma.
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Ni en Pyongyang, ni en Birmania, ni en Jerusalén parece que haya demasiado material para el humor, pero sí, dice, para una forma determinada de mirar las ciudades y a las personas, porque "cuando viajas es más fácil notar las cosas" y poner el foco en "diferentes exotismos".
Desde que Delisle tenía 20 años "ha cambiado la forma en la que la gente viaja", sobre todo con las fotos y las redes sociales. " Cuando hago los libros tengo la impresión de que hago el mismo viaje por segunda vez pero con el lector ", asegura el autor, que pone en el centro de sus viajes el tema de la libertad, por haber visitado lugares donde no está garantizada: "Luego llegas a casa y te das cuenta de que con un pasaporte puedes visitar toda Europa".
La libertad también es el tema central de 'Escapar', otro de sus libros, donde cuenta la historia del secuestro del cooperante de Médicos Sin Fronteras (MSF) Christophe André.
La paternidad, otro viaje
Las obras más conocidas de Delisle, sobre todo en el ámbito francófono, son sus cuatro volúmenes de 'Guía del mal padre', donde cuenta la crianza de sus hijos en tono humorístico. "Ser padre es todo al mismo tiempo, es divertido y tedioso a la vez", destaca, para añadir que contar esa experiencia "es como si viajara, solo que sin hablar de geografía o política sino del día a día". Si bien ahora sus hijos, con 16 y 19 años, "han perdido la parte mona" y se ha quedado "sin fuente".
Su adolescencia también fue material para su último cómic, 'Crónicas de juventud', el único de los tomos autobiográficos que postergó "hasta después de los 50", para no herir a su padre con la descripción que hace de él, y que ya no pudo leer. Ahora, trabaja en la biografía de un fotógrafo de principios del siglo XX. "Para mí, el cómic es una forma extraordinaria de expresar la narración, el cómic es mi medio y no sueño con otro", concluye.
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