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El "no" de Antígona a la explotación de la Amazonía en el festival de teatro de Aviñón

Para el director Milo Rau, arte y política van de la mano y su "Antígona en la Amazonía", adaptada de uno de los personajes más desafiantes del teatro antiguo griego, se presenta en el Festival de Aviñón como un "acto de solidaridad" con los campesinos sin tierra de Brasil.

Antígona en la Amazonía
El director Milo Rau (c) habla con los actores belgas Sara De Bosschere (L) y Arne De Tremerie durante el ensayo de su último proyecto "Antígona en la Amazonía", una versión actualizada de "Antígona" transponiendo la tragedia griega a la selva amazónica y recreando una masacre, en el Burgtheater de Viena, Austria, el 25 de mayo de 2023 como parte de las 'Semanas del Festival de Viena'.
JOE KLAMAR/AFP

La obra empezó como una 'performance' realizada en abril en un pequeño municipio del estado amazónico de Pará (norte), donde el director trabajó en la recreación de la matanza de Eldorado dos Carajás, sucedida 27 años atrás.

En 1996, 19 militantes del Movimiento de Trabajadores rurales Sin Tierra (MST) fueron asesinados por la policía cuando bloqueaban una vía en protesta por una reforma agraria. "En Brasil, hubo toda una controversia en las redes sociales, donde nos acusaron de 'fake news', a pesar de que habíamos recreado una masacre que ocurrió de verdad", dijo a la AFP el director suizo, conocido por confrontar el teatro con la realidad.

"Parlamentarios, generales del ejército y agroindustriales pidieron que se prohibiese la obra en Brasil, ¡pero en ese momento no había obra todavía!", recordó. A lo largo de su carrera, Rau, de 46 años, ha elegido la polémica y lo visceral a la hora de contar historias y esta no ha sido una excepción.

"Catártico"

La 'performance' es parte integrante de la obra, presentada en varios países de Europa y que cierra una trilogía basada en mitos antiguos. En "Orestes in Mosul", el dramaturgo traslada la tragedia de Esquilo al norte de Irak, devastado por la guerra y las atrocidades del grupo Estado Islámico (EI). Y en "El Nuevo Testamento", refugiados de un campamento en Italia interpretan personajes bíblicos.

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Rau fue declarado persona 'non grata' en Rusia tras escenificar una versión ficticia del juicio del colectivo feminista "Pussy Riot". En Bélgica, escandalizó con la obra "Five Easy Pieces", en la que siete niños cuentan la historia del mayor pederasta del país.

Pero "Antígona en la Amazonía" es para él "la que mayor impacto tuvo". "Fue conmovedor, catártico y un bonito acto de solidaridad mostrar el sufrimiento de esta gente", aseguró, en referencia a los campesinos sin tierra.

"Si la realidad es conmocionante, ¿por qué no habría de serlo el arte? Si se mató a gente en la Amazonía ¿por qué no íbamos a mostrarlo?", se preguntó Rau, que acaba de ser designado director del Festival de Viena (Wiener Festwochen). La reconstitución de la masacre, que fue filmada, sólo podrá verse en vídeo.

Manifiesto contra aceite de palma

Si la Antígona de Sófocles confronta la razón de Estado de su tío Creonte, la Antígona amazónica dice no a la destrucción de la mayor selva tropical del mundo. En la pantalla, Antígona es interpretada por la activista indígena Kay Sara. Junto a ella, un coro formado por supervivientes de la masacre y sus familias.

En la escena, dos actores del teatro belga NTGent y dos actores brasileños explican cómo se creó la obra y los desafíos éticos a los que se enfrentaron. Al hacerlo, interpretan a varios personajes de la tragedia de Sófocles, donde Antígona se empeña en dar digna sepultura a su hermano Polinices, considerado traidor a Tebas, desafiando la orden de su tío y monarca Creonte.

Rau quiso llevar el desafío más allá del escenario y llamó en un manifiesto a boicotear todos los productos de los compradores de Agropalma, un importante productor de aceite de palma, así como de otras grandes empresas agroalimentarias.

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La "Declaración del 13 de mayo", nombre del manifiesto, fue firmada, entre otros, por la Premio Nobel francesa de Literatura Annie Ernaux y por el intelectual estadounidense Noam Chomsky. "Nuestros chocolates y conejitos de chocolate, nuestro chocolate Kinder y la Nutella en nuestro sándwich matutino están vinculados a violaciones de derechos humanos, acaparamiento de tierras y degradación ambiental, ya sea en América Latina, Asia o África", afirma ese documento.

Desde su fundación a comienzos de la década de 1980, el MST lucha por conquistar lotes de tierra "improductivos" en manos del Estado o de terratenientes, con controvertidos métodos como la invasión de tierras, y sus activistas han protagonizado campañas contra monocultivos y por la conservación de los bosques. Es "una especie de utopía y espero que la obra ayude a darla a conocer mejor", afirmó el dramaturgo.

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