Este 28 de octubre se confirmó la muerte de la poeta colombiana Maruja Vieira. “La muerte en nuestra casa conoció su fiel palabra, todo fue tan sencillo como el partir de un barco”, dijo su hija Ana Mercedes Vivas confirmando la muerte de su madre a los 100 años. "En Maruja Vieira la poesía es una imperiosa e ineludible urgencia de vivir. Podríamos decir que muchas veces ella ha sostenido soterradas luchas contra ese mandato interior. Pero ha sido en vano. Y a través de sus poemas, que cada día adquieren una entonación más segura y un acento lírico más definido, esta joven mujer, bella y pura, dulcemente circuida por un hálito frutal, dice esa verdad recóndita y sincera que llevaba en su mente y en su corazón como una vaga e indefinible inquietud, hasta que encontró el cauce misterioso del canto para vivir en las palabras", dice al inicio del libro Campanario de lluvia, publicado en 1947. Vieira, nació el 25 de diciembre de 1922 en Manizales, Caldas. Su nombre de nacimiento fue Maruja Viera White, pero fue bautizada Maruja Vieira por el poeta Pablo Neruda. publicó quince libros de poesía, uno en prosa y varias columnas en diversos periódicos colombianos y venezolanos. Fué miembro numeraria de la Academia Colombiana de la Lengua y miembro correspondiente hispanoamericana de la Real Academia Española. Además, fué sido Secretaria General del PEN Club.Cuando cumplió cien años, la HJCK -lugar donde grabó algunos de sus poemas con su voz aún joven- realizó todo un especial que tituló Maruja Vieira 100 años. Allí, recordamos su poesía y nos concedió una entrevista profunda, llena de recuerdos y rememoraciones de su vida como poeta y como una de las mujeres fundamentales en la literatura colombiana. Precursora de la publicación femenina en el país. Esta fue la entrevista que dio para nuestros micrófonos en diciembre del 2022:Su trayectoria literaria, profesional y su defensa de los derechos de la mujer en Colombia, la hicieron merecedora en 2004, del premio de la Fundación Mujeres de Éxito en la categoría de Artes y Letras. El sector Cultura, Recreación y Deporte entregó el Premio Homenaje a Artistas y Gestores Culturales, en 2015, a Maruja Vieira, en la categoría de cultura y en 2018 recibe un reconocimiento a su vida y obra en el marco de la feria internacional del libro de Bogotá por parte de la academia de la lengua.Álvaro Sanclemente escribió sobre los inicios de Vieira en la poesía: "La obra de Maruja Vieira es todavía muy breve, pero de una extraordinaria calidad artística. Revela, ante todo, una vigorosa sensibilidad. En sus poemas recoge una serie de elementos de primitiva sencillez, que sabe transformar, con su caudalosa emoción lírica, en positivos valores estéticos, levantados sobre la verdad irrefutable de la auténtica poesía."Según información de su familia, la poeta fue internada en la unidad de cuidados paliativos de la Clínica Marly de Bogotá tras sufrir un accidente cerebro vascular. El 25 de octubre su hija dijo que estaban en los últimos días de su madre. “Ha entrado a cuidados paliativos. La está viendo un equipo estupendo, pero su corazón centenario y generoso no da más. Les ruego orar para que su paso a la eternidad sea amoroso. Será eterna en su palabra y en el amor que les ha tenido a todos y cada uno de ustedes. Quienes quieran publicar fotos, poemas, pueden tomarlos de la web. Yo no estaré disponible -como comprenderán-”, escribió Vivas en su cuenta de Facebook.No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Con la presentación de la página web en honor a la poeta Maruja Viera (www.marujaviera.com) quién cumplirá un siglo de vida el próximo 25 de diciembre, en el marco del Encuentro de Mujeres Poetas en Roldanillo, Valle del Cauca el pasado fin de semana, que incluye un recorrido por su historia, acceso de forma gratuita a su obra en los que se incluyen libros de poesía, crónicas y ensayos, además de diversos contenidos digitales alrededor de su figura, se dio apertura a la iniciativa del Ministerio de Cultura "100 años, 100 poemas". El propósito de esta iniciativa es “incentivar en todo el territorio nacional la lectura de su poesía, resaltar su aporte a la literatura escrita por mujeres y difundir su obra entre las nuevas generaciones”, afirmó Angélica María Mayolo, Ministra de Cultura. Para ello, en una propuesta de Maratón Digital de Poesía que se llevará a cabo el mes de octubre, podrá leer alguno de los 100 poemas que eligió la poeta. "Como en un arco que se tiende desde las primeras décadas del Siglo XX hasta este Siglo XXI, los 100 años de Maruja Vieira resumen la gesta por la educación, la participación, el trabajo y la literatura escrita por mujeres" abre la página web en honor de La Mamá Grande de la poesía colombiana, quién también hace parte también de La Biblioteca de Escritoras Colombianas lanzada a principios del año con su obra ‘El nombre de antes’.Para participar podrá hacer elección de alguno de los cien títulos de los poemas elegidos por la autora y registrar su correo electrónico donde le serán enviadas las especificaciones que debe tener la grabación. Los videos serán difundidos a través de las redes sociales del Ministerio en el mes de octubre.Si quiere conocer más sobre la obra y vida de Maruja Viera puede hacerlo a través de su página web, donde también encontrará más información sobre la iniciativa "100 años, 100 poemas". Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El proyecto donde se podrá conocer parte de la tradición literaria de las mujeres de nuestro país desde la colonia hasta el siglo XX estará realizando presente en La Feria del Libro de Bogotá, después de su lanzamiento el 8 de marzo del presente año. Esta biblioteca que tiene a la escritora y Premio Alfaguara 2021, Pilar Quintana como cabeza del proyecto, iniciará su serie de eventos el 23 de abril a las 5:00 p.m. en el auditorio José Asunción Silva, con una lectura dramática de "Los hijos de ella" de la escritora Amira de la Rosa (incluida dentro de la colección) dirigida por Mario Duarte e interpretado por un elenco de actores de primer nivel. La entrada es abierta para todo el público sin inscripción previa. La franja de eventos continuará los días 25, 26, 27 de abril, donde se presentarán los libros "Tengo los pies de cabeza" de Berichá, "Mido mi cuarta y me paro por ella" de Amalialú Posso Figueroa, "Mi cristo negro" de Tersa Martínez de Varela, "Los hijos de ella" de Amira de la Rosa, "La mujer que sabía demasiado" de Silvia Galvis, "La m de las moscas" de Helena Araújo, "Mi capitán" de Flor Romero de Nohra, "El oficio de vivir" de María Mercedes Carranza, entre otros. Para el 2 de mayo finalizará la promoción del proyecto en el marco de la FilBo con un taller dirigido por Camila Charry, enfocado a docentes para conocer los títulos de la biblioteca y su implementación en las aulas de clase. Este evento es gratuito, sin embargo necesita de inscripción previa. La biblioteca está compuesta por 18 títulos que incluye los nombres de Silvia Galvis, Amira de la Rosa, Helena Araújo, Sofía Ospina de Navarro, Emilia Pardo Umaña, Emilia Ayarza, Maruja Vieira, Francisca Josefa de Castillo, Soledad Acosta de Samper, Berichá, Albalucía Ángel, Meira Delmar, Hazel Ronbinson Abrahams, Amalialú Posso Figueroa, Teresa Martínez de Varela, María Mercedes Carranza, Elisa Mújica, Flor Romero de Nohra de los cuales 11 estarán a la venta gracias a la alianza con distintas editoriales. Puede consultar la biblioteca de manera digital en la página web de la Biblioteca Nacional. Para consultar más información de los eventos recuerde visitar la página de la Feria del Libro de Bogotá.
Luchar contra el olvido inducido por el sistema patriarcal. Poner el foco en las creadoras que trataron de ignorar con el paso de los años, décadas y hasta siglos. La memoria como única fuente de resguardo frente al tiempo. La historia cultural y la tradición literaria de un país no estará jamás completa si solo hablamos sobre los hombres. Por fortuna, los tiempos en que vivimos son un respiro de reivindicación, de igualdad y por supuesto, también de divulgación y formación para las generaciones futuras.Pilar Quintana sale de un auditorio en una de las bibliotecas públicas de la ciudad que hace unos instantes estallaba en aplausos con alguna de sus palabras para jóvenes, adolescentes y niños en el marco de un concurso nacional. Es una de las figuras más representativas de la literatura en Hispanoamérica y su voz una credencial de calidad. Entre búsquedas para conversatorios, fotos y firmas, logramos entablar una conversación sobre el proyecto de la biblioteca de escritoras colombianas en compañía de otra de las protagonistas de esta historia: Natalia Mejía, una de las asistentes editoriales del proyecto.Todo inició en 2017, como suele ocurrir en la mayoría de los casos, con una pregunta: ¿Cuál es la tradición literaria de escritoras en Colombia? Después de que Pilar Quintana junto a otras escritoras se unieran dentro del movimiento "Colombia tiene escritoras" para hacerle frente de forma mediática y cultural a la representación de la literatura en el país que para ese entonces en eventos como el de la Biblioteque de l’Arsenal de París, la delegación estaba conformada solo por hombres blancos. Aunque podemos rastrear un poco el origen de este proyecto con la polémica surgida en 2017 con la elección para un evento internacional de 10 escritores como representación de la literatura colombiana, ¿cuándo pasa de ser una idea a convertirse en un proyecto como tal? Pues para mí empezó cuando hubo esa polémica en redes de "Colombia tiene escritoras" y luego de esa polémica nos reunimos varias escritoras y empezamos a armar una base de datos de escritoras colombianas y eran un mundo. Y yo no había leído a casi ninguna, máximo cinco contemporáneas. Uno quejándose y diciendo que Colombia tenía escritoras y yo, ¡La propia escritora no conocía la tradición literaria de la literatura hecha por mujeres! Y empecé a recordar que en mi colegio, que tenía énfasis en literatura para las que estábamos en B, habíamos leído bastante: clásicos colombianos y de afuera, escritoras de afuera, pero no leí ninguna escritora clásica colombiana. Ahí me empezó esa inquietud, y un día estaba en un programa trabajando como contratista del ministerio con un proyecto llamado "Mujeres narran su territorio" y tuve una reunión con María Orlanda Aristizábal y vi la Biblioteca de literatura afrocolombiana y les dije: "¿Se imaginan una biblioteca de escritoras?" y María Orlanda, que es una cómplice maravillosa, que es un mujer muy pila, que se da cuenta e investiga que necesita el medio literario patinó el proyecto en el Ministerio. Se consiguió la plata y formamos un grupo editorial en la primera fase dónde estábamos: Natalia Mejía como asistente editorial, María Antonia León y yo. Hicimos la investigación y vimos que era un proyecto tan grande que entre tres personas no podíamos tomar las decisiones editoriales, si no que debíamos conformar un comité editorial donde había escritoras, editoras, gestoras culturales, libreras y personas del medio. Incluyendo dos hombres, un librero que me parecía clave, que se ha leído toda la tradición literaria de Colombia y dos, Felipe Gonzáles, el editor de Laguna que descubrimos, era la única editorial que había publicado más mujeres que hombres. Y entonces, con ese comité editorial, ya empezamos a conformar el proyecto, a ver que se necesitaba: Cuáles eran las urgencias, cómo debía ser la biblioteca, cómo debían ser los libros, qué autoras debían estar, qué libros debían estar y que no nos correspondía hacer como biblioteca de escritoras colombianas. Me pregunto empezando: ¿cómo se vendió la idea? y ¿si tuvieron algunos problemas para presentarla o simplemente todo fue muy orgánico? Todo fue orgánico. En ese momento, la directora de arte era Amalia de Pombo y le pareció divino el proyecto y nos dijo algo muy clave, que fue que las bibliotecas del Ministerio generalmente salen y se quedan en las bibliotecas y las conocen solamente los expertos, la gente que va y busca porque quiere leer literatura afro colombiana, o porque quiere leer literatura indígena colombiana o porque quiere leer a las mujeres. Ella dijo, yo no quisiera esto para esta biblioteca porque este es un proyecto muy bonito. Entonces ella hizo que hiciéramos una alianza con editoriales independientes para que los libros no se vayan solamente a las bibliotecas públicas, sino que además, circulen en el mercado y puedan ser comprados y adquirido. Ese fue un punto clave, pero yo creo que el proyecto lo que tuvo desde siempre fue aliados, no, no hubo oposición de ningún tipo. Cuando ya está la idea, ¿cómo empieza la investigación?, ¿cuáles eran los criterios de evaluación? Mira, la persona que más ha estudiado a las escritoras mujeres en Colombia es Luz Mary Giraldo. Nosotras nos leímos a toda Luz Mary, sus ensayos, sus antologías, y ahí empezamos a tener la base de datos de escritoras. Natalia y María Antonia empezaron a ver: cuántas escritoras hay vivas, muertas, etc. Teníamos la base de datos de "Colombia tiene escritoras" que Catalina Holguín que había hecho esa base de datos nos la pasó y luego, conformamos un cuerpo con este mundo de autoras. Luego con el comité editorial dijimos: "¿Qué tiene que hacer esta biblioteca?". Muy rápido llegamos a que esta biblioteca no le corresponde hacer una promoción de las autoras contemporáneas vigentes. Eso le corresponde al mercado, a las editoriales, a los lectores. La urgencia es rescatar a autoras que eran grandes autoras, autoras clásicas, que nadie ha leído. Todos en el Colegio leemos María, de Jorge Isaacs, pero nadie se lee Una holandesa en América, de Soledad Acosta de Samper, que es un libro no solo comparable a María, sino que además a mí me hubiera servido tanto leer a Soledad Acosta de Samper en el colegio, porque yo crecí con la idea de que la mujer ideal era María, una boba que no lee y obediente. En cambio, Soledad Acosta tiene una heroína de la misma época que es lectora, que no quiere casarse, que quiere trabajar, que busca el conocimiento y la libertad. Existía la sensación que a nosotros se nos había negado una parte de nuestra tradición literaria, que esta biblioteca lo que tenía que hacer era esa parte de traerla a la luz. Y estas decisiones nunca las tomamos solas, sino que a todo el comité editorial le preguntábamos quiénes tienen que estar y qué libros tienen que estar en esta biblioteca. Luego viene el proceso de cuando ya teníamos el listado de autoras. Después vino un tema difícil que es el de los derechos. Había dos autoras libres de derechos que debían estar, pero la mayoría de las autoras murieron hace menos de 80 años y entonces tenían derechos y la negociación no es tan fácil.Hubo algunas autoras a las que sencillamente no pudimos publicarlas porque no tienen herederos, otras cuyos herederos no son sus hijos, ni su sobrino, ni sus nietos, sino alguien muy lejano que no está enterado de la importancia de su tía tatarabuela o otros casos que tienen agentes que no les interesaba el proyecto. Y bueno, ¿cómo se llega al número de 18 autoras? Este número mágico, es porque las otras colecciones del Ministerio tienen 18 títulos. Entonces siempre sabíamos que era un número muy estrecho. Y al principio pensábamos era que debemos hacer más bien una colección de libros, porque son tantas autoras que como vamos a publicar solo 18. Entonces dijimos hagamos esta biblioteca de 18 y luego a ver si logramos seducir al Ministerio para que más adelante complemente la biblioteca de escritoras colombianas con una colección donde podamos meter las que se nos quedaron por fuera en una colección de antologías. ¿Cómo fue enfrentarse a la censura en un proceso de reedición? ¿Cómo fue también ese proceso de ya tener definida la obra y ver si tenía censura? Mira que teníamos una obra que salió publicada en una editorial reconocida en su momento, es una obra reciente. El heredero nos dijo "yo quiero enviarles el original de la autora" y cuando lo tuvimos nosotras cogimos las dos versiones y no podíamos creer la diferencia. Entonces, inmediatamente lo llamamos a preguntarle: "¿Qué pasó?". Pues resulta que en su momento era una obra polémica porque aunque es una obra de ficción está basada en los expedientes del proceso 8000 y fue una obra que fue sometida en su momento a censura.El manuscrito original estaba sin editar, entonces nos tocó editarlo desde el principio. La verdad, no encontramos resistencia tampoco dentro del Ministerio. Apenas yo llegué con el caso y la directora de artes, Amalia de Pombo, dijo, claro que tiene que salir el manuscrito original de la autora, entonces hubo mucho respeto en ese sentido.¿Sientes que este proyecto hubiese sido posible antes o sientes que es un proyecto muy acorde a los tiempos que estamos viviendo?Yo creo que hubiera sido imposible antes. Cuando yo empecé a publicar directamente la llamada literatura femenina era literatura menor y trataba esos temas de las mujeres como la maternidad, la casa. Y eso era visto como poco literario, de poco valor literario. Y creo que los movimientos feministas y este, como llamado boom de escritoras latinoamericanas, pues ha hecho que eso se revalúe mucho y que la maternidad sea vista como un tema con alto vuelo literario, que los temas de las que tradicionalmente han tratado las mujeres sean visto cómo literarios. Ahora en esta colección hay poemas sobre el aborto, hay mujeres dando teta, hay historias de mujeres, pero también hay historias de guerra, de todo.Hay ciertas autoras que no les gustan las antologías porque sienten eso que decías, que esa clasificación de "literatura de femenina" les baja el escalón. ¿Cómo le responde un poco la biblioteca a este tipo de posiciones? Es que no las leímos, ni en el colegio, no las leímos en la universidad, no las hemos leído porque están descatalogadas. Y esta es la posibilidad de leerlas y son autoras que necesitaban ser rescatadas, digamos, en la colección esta María Mercedes Carranza, que no necesitaba ser rescatada, pero este libro que hicimos decidimos incluirlo porque es un libro supremamente personal que hizo su hija Melibea y ella traza como el camino de su mamá hacia el suicidio. Entonces es una cosa bellísima. Pero pues es que era absolutamente necesario hacerlo porque los libros de estas mujeres, si vos quieres leerlos, te toca ponerte botas de lluvia, subirme al bus, ir a la biblioteca, que me lo dejen leer ahí, en la biblioteca, preguntarle, "Oye, ¿Le podría tomar fotos para poder leer estos libros?" Entonces, pues era necesario porque necesitamos que estén. La biblioteca, está conformada por las autoras: Maruja Vieira, Francisca Josefa de Castillo, Soledad Acosta de Samper, Berichá, Albalucía Ángel, Meira Delmar, Hazel Ronbinson Abrahams, Amalialú Posso Figueroa, Teresa Martínez de Varela, María Mercedes Carranza, Elisa Mújica, Flor Romero de Nohra, Silvia Galvis, Amira de la Rosa, Helena Araújo, Sofía Ospina de Navarro, Emilia Pardo Umaña y Emilia Ayarza.La colección estará disponible en todas las bibliotecas públicas del país que irá de la mano con una estrategia de difusión pedagógica en ferias de libros, conversatorios y talleres donde se acercarán también a los profesores de colegios y universidades a los cuáles se les darán pautas para utilizarlos en sus clases. Además 11 de ellos estarán disponibles para su venta al público. Como si la belleza del proyecto por si solo no fuese suficiente, me permito citar el poema con el que cierra la nota editorial Pilar Quintana para la colección que encarna el espíritu de una biblioteca librando una cruzada contra el olvido: "El nombre de antes", de Maruja Vieira: Defenderé tu rostroy tu nombrede los añosque se acumulancomo piedras rotas.Defenderé tu voz,tus palabras,de estos largos silenciosque pesan sobre mis labios.Defenderé tu luzde esta sombra.
Hablar de mujeres que debían pedir permiso para opinar o descalzarse para ingresar al trabajo, hoy no solo produce indignación sino sorpresa e incredulidad. Pero sucedió e hizo parte de las páginas de indignidad a las que fueron sometidas las mujeres en Colombia y contra las cuales lucharon hasta ganarse el reconocimiento de la sociedad.Situaciones como no poder votar ni acceder a la universidad, o educarse solo para desempeñar labores domésticas; hasta poder ser golpeadas por el suegro o encerradas y que se les negara la alimentación, eran comunes a comienzos del siglo XX. Peor aún, todavía hoy existen episodios lamentables de maltrato hacia ellas.Es parte de lo que se podrá ver en la serieMujeres sin derecho y al derecho, coproducción de Señal Colombia y Cinex, que hace parte del Mercado de Coproducción de RTVC. Está compuesta por seis capítulos que se emitirán semanalmente cada viernes alas 9de la noche,a partir de este 29 de octubre, como antesala al Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre.El documental fue dirigido porVerónica Posada Galindo, con Norma Villarreal como asesora de contenidos. Juntas revisaron durante diez años los sucesos históricos que marcaron las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales de las mujeres en Colombia.Verónica, la directora,no alcanzó a ver el proyecto terminado,falleció el 6 de julio de este año cuando se realizaba la edición dela serie. En cada entrega de media hora se habla de educación,economía, ruralidad, política y no más violencia. La serie recorre 100 años de luchas y avances a favor de la equidad, la democracia y la inclusión de las mujeres y se reconoce a aquellas que han emprendido esta lucha, entre ellas campesinas, líderes, poetisas, politólogas y activistas reconocidas en todo el país por sus logros.Mujeres sin derecho y al derecho, con una perspectiva histórica, política y de género, muestra cómo a través de múltiples esfuerzos y propuestas expuestas en medio de tabúes, críticas y resistencias, las mujeres colombianas han venido conquistando una valoración digna y las posibilidades constitucionales para participar dentro de los procesos sociales y políticos, que vienen dando forma y legitimidad a la democracia colombiana.
Las películas románticas de navidad son clásicos que podemos ver una y otra vez en estas fechas del año, simplemente para pasar un buen rato y creer por un momento en el milagro de la navidad. Aquí le dejamos algunas imperdibles. Love Actually (2003) Esta película británica cuenta varias historias de amor entrelazadas durante la temporada navideña en Londres. Es conocida por su elenco estelar y su enfoque cálido y humorístico.The Holiday (2006) Dos mujeres intercambian casas durante las vacaciones y terminan encontrando el amor en lugares inesperados. Protagonizada por Cameron Diaz y Kate Winslet, esta comedia romántica tiene el encanto de dos historias de amor en diferentes continentes.Serendipity (2001) La historia de una pareja que se encuentra y se enamora en una noche mágica en Nueva York, solo para separarse y dejar su destino al azar. La película juega con la idea del destino y las segundas oportunidades.The Family Stone (2005) Una comedia dramática que sigue a una mujer que visita a la familia de su prometido durante las vacaciones, solo para descubrir que no encaja exactamente como se esperaba. Aunque no es una comedia romántica tradicional, tiene una historia de amor entrañable en su núcleo.Elf (2003) Mientras que esta película es más conocida por su enfoque cómico y festivo, también incluye una linda historia de amor entre Buddy, el elfo interpretado por Will Ferrell, y Jovie, interpretada por Zooey Deschanel. Es una opción divertida y conmovedora para la temporada navideña.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Huasipungo" de Jorge Icaza es un hito literario latinoamericano, publicado en 1934, que revela la brutalidad de la opresión social en la hacienda ecuatoriana. Esta novela, impregnada de realismo y crítica social, es una denuncia feroz de las injusticias sufridas por los indígenas frente al poderoso sistema terrateniente.La trama se desenvuelve en torno a la vida de los habitantes indígenas de la hacienda, sus luchas por la supervivencia y su sometimiento a condiciones inhumanas impuestas por los terratenientes. Icaza presenta personajes complejos que representan la lucha por la dignidad y la resistencia ante la explotación despiadada.Con un estilo narrativo vívido y desgarrador, Icaza exhibe la crueldad de la discriminación social y económica, ilustrando las consecuencias devastadoras del sistema feudal en Ecuador. La obra resalta la degradación humana, la violencia y la desigualdad, dejando una poderosa impresión sobre el lector."Huasipungo" trasciende como un documento literario indispensable que visibiliza las realidades marginadas y perpetuadas en la historia latinoamericana. Su relevancia perdura en la actualidad, al ofrecer una crónica penetrante y atemporal de la lucha por la justicia social y los derechos humanos.No olvide conectarse tarde con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Leyenda Viva, el alma de un pueblo", es una película que desentraña la esencia del vallenato a través de diálogos auténticos con historiadores y músicos de la región. Revela cómo este género musical se moldeó, su origen y su proyección futura, siendo un legado arraigado en la memoria colectiva de Colombia, y que hoy conquista escenarios alrededor del mundo.Figuras como Nafer Durán, Rosendo Romero, Marciano Martínez e Ivo Díaz, junto a los historiadores Tomás Darío Gutiérrez, Julio Oñate y Jose Alberto ‘Beto’ Murgas, entre otros maestros, participan en este diálogo en el que se destaca que no es necesario ser un experto para disfrutar y aprender.‘Leyenda Viva’ se asemeja a una cátedra histórica y magistral, accesible para cualquier persona, independientemente de ser un apasionado del género musical. Relata anécdotas, como el origen de la tonada 'Amor, amor' durante la Guerra de los Mil Días, cuando soldados criollos aprendieron la canción entonada por los españoles durante la reconquista (1815 – 1816). También narra el primer encuentro del folclore vallenato en la película mexicana de 1945, 'Pasiones tormentosas', donde la actriz María Antonieta Pons baila al compás de la famosa canción ‘El caimán’ junto a Kike Mendive.Esta película es una producción de Memu(á) Films, dedicada a documentales de memoria, y Lanterna Pictures, con la colaboración de Codiscos Films, la nueva división de la disquera, respaldada por Grupo Éxito, Colombiana, Old Parr y Cine Colombia, quienes también se encargaron de su distribución en Colombia. Además, cuenta con el apoyo de Sony Music, Hohner, Spirit Music y Discos Fuentes, aliados clave responsables de los derechos musicales de la película."No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La escritora bogotana María Ospina Pizano es la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2023 por su libro Solo un poco aquí, una novela que es animales y movimiento.Ospina Pizano se convierte en la segunda colombiana en obtener este prestigioso galardón luego de que Laura Restrepo lo obtuviera en el año 1997 con su libro: Dulce compañía. El premio Sor Juana Inés de la Cruz reconoce la excelencia del trabajo literario de mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe.Aquí dejamos el discurso que dio al recibir el premio, texto en el que recuerda a Sor Juana Inés de la Cruz y hace una alusión al bosque como manto protector de la vida.Por «un territorio igual de hospitalario al bosque»Respetadas Licenciada Marisol Schulz Manaut, Directora General de la Feria Internacional del Guadalajara, Maestra Carmen Beatriz López Portillo, Rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, y respetados miembros del jurado, Doctoras Sara Poot Herrera y Diana Sánchez y Doctor Daniel Centeno. Estimadas personas de la audiencia que están hoy acompañándonos:Muchas gracias por su presencia. Para mí es un honor enorme estar en la maravillosa FIL de Guadalajara por primera vez y con motivo de esta ocasión tan especial. Quiero empezar celebrando los treinta años que cumple este premio apoyando a las mujeres que escriben y reconociendo el deseo, el deber, la urgencia de contar, de indagar, de filosofar que Sor Juana Inés de la Cruz encarnó hace varios siglos, y que hoy sigue siendo urgente defender. Un premio que durante tres décadas ha defendido la literatura como lugar desde el que se trenzan las preguntas más complejas y se desafía a aquellos que están convencidos de la simpleza y la obviedad del mundo.Cuando recibí la llamada con la noticia de que lo había recibido, yo iba caminando por una calle antigua del centro de Madrid, un barrio que aún conserva edificios de ese extraño y accidentado y fascinante y barroquísimo fin del siglo XVII, que fue precisamente la época que le tocó vivir a Sor Juana. Un barrio donde seguramente algunas personas alcanzaron a leerla mientras ella aún vivía, cuando su fama y sus escritos ya llegaban desde el otro lado del Atlántico. A pocas cuadras de allí, muy cerca del Palacio Real de Madrid, que fue construido con los expolios de América y donde aún se elogia sin vergüenza la conquista y se silencian sus violencias, hay una estatua de Sor Juana que siempre me ha conmovido. Es quizás el único monumento que existe en honor a ella en España. Y me emociona que esa estatua de ella esté allí, mirando con rigor al horizonte, con pluma y papel en mano, en medio de tanta estatua de patriarca constructor de imperios, de tanta mujer reducida a alegoría o a figura mitológica, de tanto hombre a caballo deseoso de mandar y de ocupar. Cuando recibí la noticia de este premio, que además era el día en que cumplía yo los años aproximados que tuvo Sor Juana cuando murió, sin saber bien qué hacer con la alegría, peregriné unas cuadras hasta la estatua para darle las gracias, como buscando urgentemente un ritual y un cuerpo. Me costó treparme al pedestal, pero mi hijo de diez años lo escaló con entusiasmo y pudo dejar a nombre mío una flor en la mano de piedra. Una pareja de irlandeses nos miró, perpleja. Oí que se preguntaban por la estatua. Y como me cuesta renunciar a mi vocación docente, me metí en su conversación sin haber sido invitada y les conté sobre ella.Cómo no hacerle aquí un homenaje a la brillante poeta, dramaturga y filósofa, que ha sido mi maestra por muchas décadas y que también ha sido la de mis estudiantes que la leen en mis clases de la universidad, más de tres siglos después de que la obligaran a dejar de escribir. Cómo no agradecerle por siempre recordarnos, entre muchas cosas, que, aunque haya tantos mecanismos erigidos para subordinar y excluir a las mujeres de la cultura y la política, de la vida social y de la conversación pública, existe una red milenaria de pensadoras e intelectuales que siempre han usado la palabra y la acción para revelar la complejidad del mundo. Quisiera entonces hoy empezar dándole gracias por las enseñanzas, por la vitalidad de sus ideas, por su profunda erudición y osadía, por su empeño, desde los márgenes, en aquello que ella misma llama “poner bellezas y riquezas al entendimiento”. Por el compromiso de pensar sosegadamente y de defender el rigor de las ideas. Por ese ejemplo.En la famosa carta conocida como la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” que Sor Juana envió en 1691 a su confesor, el obispo de Puebla, la escritora hace una defensa brillante de su vigorosa labor intelectual en un momento en que los hombres de la iglesia comenzaban a recriminarle por escribir sobre teología, ciencia, filosofía y estética, por tejer versos y obras teatrales, por reflexionar sobre la misoginia misma que buscaba silenciarla. En esa carta maravillosa Sor Juana reclama los derechos de la mujer a ser educada y a educar, defiende la posibilidad de disentir de los hombres que ostentan el poder y se inserta en una extensa genealogía de mujeres que han participado en la vida pública e intelectual del mundo a través de la política, la filosofía, la poesía, la educación, la teología y el arte, desde la antigüedad hasta sus días.Pero para mí, quizás, lo más original, lo más transgresor de esa carta, es la forma en que Sor Juana insiste en que, aunque quieran silenciar a las mujeres, aunque quieran representarlas como irracionales o viciosas o débiles de entendimiento, aunque intenten prohibirles escribir, excluirlas de las universidades o relegarlas al hogar o al rezo, nunca será posible privar a nadie de lo que ella llama “el deseo de saber”. Consciente de que la iglesia está a punto de decretar su silencio, Sor Juana explica que, aun sin libros en mano y sin acceso a la pluma, la reflexión profunda y paciente —que para ella está íntimamente ligada al ejercicio del deseo— nunca frenará su rumbo, pues esta excede el territorio de la letra y los espacios donde se ejerce el poder. Sor Juana le anuncia así a su confesor que ella siempre va a filosofar, con o sin su venerada biblioteca, con o sin su pluma, pues todo lo que ella encuentra en su caminar cotidiano es materia fértil, territorio deslumbrante en el que surgen las preguntas e ideas más profundas sobre el mundo. En vísperas de la censura fatal, Sor Juana anuncia, desafiante, que “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración, aun en las cosas más menudas y materiales”. Insinúa que mientras esté viva, en la cocina o en el patio del convento o donde sea, siempre estará filosofando.Al cuestionar la idea de que el ámbito intelectual institucionalizado es el único espacio para el pensamiento, al poner en duda esa dimensión que por tanto tiempo (y aún hoy) muchos han querido delimitar como un lugar de alianzas e interlocución masculina, Sor Juana sugiere que las restricciones que emergen de las jerarquías tradicionales del patriarcado, aunque contundentes y dañinas, siempre serán insuficientes. Nunca se podrá doblegar el deseo y la posibilidad de reflexión que emerge de la experiencia vital y cotidiana del cuerpo, de nuestros recorridos por los caminos. Esta bulle y crece y se propaga, como las raíces de los árboles, a pesar de la misoginia, con o sin acceso a los espacios del poder donde se tiende a censurar, como todavía vemos hoy en tantos lugares, el pensamiento hondo y la palabra insólita.Mi abuela, mi madre y muchos perros y perras me enseñaron desde la infancia aquello que Sor Juana luego hiló de forma tan hermosa en su carta, cuando la leí de adulta. En los bosques de las montañas donde crecí, en el altiplano cundiboyacense de la cordillera oriental de los Andes colombianos, en la región de Simijaca, Cundinamarca, donde está mi corazón, bosques que todavía frecuento en el peregrinaje de la migrante que soy, “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración”, para usar las palabras de Sor Juana. Ha sido en ese territorio de árboles, maizales y parcelas campesinas donde he convivido con perros y he aprendido a escuchar aves e insectos, enredaderas y musgos, líquenes y follaje, y las historias de la gente que allí cultiva, hila y pastorea. Ha sido en esos caminos donde lentamente se fue gestando esta novela.Narrar las mudanzas a las que sometemos o que hacen voluntariamente los animales más que humanos, habría sido imposible sin los años de deambular por las sendas rurales y los atajos de muchos de esos montes, sin la errancia que me dio haber nacido en una familia de mujeres caminantas, exploradoras de caminos muy antiguos, que me enseñaron que desde esas cuestas andinas y en presencia de otros seres, era urgente otear el mundo. Ese trasegar por bosque y pantano, antecede y es el sustrato de las ideas, como diría Henry David Thoreau, como de otra forma también lo expresó Arguedas y como también me enseñó mi abuela. María Negroni dice que escuchar otros ruidos es el motor implícito de la escritura. Para mí esos otros ruidos, son voces de otros seres más que humanos, de follajes y lluvias y vientos, y también son más que ruidos. Son otros olores y sonidos y movimientos de un mundo habitado por muchas especies. Este libro es un intento, aunque sé que limitado, imperfecto y lleno de paradojas, de bajarle el volumen a las voces humanas y a sus fantasías de dominio sobre el mundo, para que resuenen otras en el espacio siempre insuficiente, pero también siempre amplio, de la página escrita. En la pausa del camino, he buscado en la ficción un territorio igual de hospitalario al bosque, desde el cual preguntar cómo es la vida soberana de seres más que humanos que nos miran desde otras alturas y desde otras ontologías de espacio y tiempo. Para abordar ese misterio y reconocer nuestras limitaciones para comprenderlo.En mi vaivén de dos décadas entre Colombia y Estados Unidos, que es a donde terminé migrando, el acto de deambular por bosques y habitar el mundo rural a pie me ha dado una de las pocas certezas que tengo: que al estar situados en comunidades más que humanas nuestras vidas, y también nuestras errancias y nuestros errores, nuestras búsquedas de morada, siempre se cruzan con las de otros seres. Como bien lo expresa Dona Haraway, una de nuestras obligaciones como gente que comparte el mundo con seres más que humanos es tener curiosidad sobre lo que estos hacen, sienten, piensan, sobre cómo miran y en qué momento se cruzan nuestras miradas con las suyas. De hecho, creo que en cualquier consideración sobre lo que constituye un hogar humano, o su brevedad, en cualquier reflexión sobre los modos en que trazamos los caminos, está presente la pregunta ética y política de a qué otros animales desplazamos y a cuáles dejamos quedarse, de cuáles resisten y de cómo lo atestiguan, es decir la pregunta de quién es el huésped y quién es el anfitrión y cómo se complica esa distinción. Las tradiciones indígenas de las Américas llevan siglos insistiendo en que el devenir humano tiene que dar cuenta de otros seres vivos, que esto es digno de nuestra reflexión, de nuestra consideración, para usar de nuevo las palabras de Sor Juana. ¿Cómo tenemos en cuenta o los ignoramos? ¿Qué les debemos? ¿Cómo reconocemos su dignidad de testigos? ¿Cómo atestiguamos su vida, su sufrimiento, su resistencia, su soberanía? ¿Cómo se topan sus miradas con las nuestras? ¿Cómo abordamos las formas en que su existencia, más amenazada hoy que nunca por culpa nuestra, nos marca y nos conmueve? ¿Cómo encontrar su mirada y reconocerlos como actores y acompañantes puede ampliar las formas de la política? Honrando el legado de tantos pensadores y pensadoras que por siglos se han ocupado de estas preguntas, mi novela es un intento por pensar en todo esto, lejos de una tradición que insiste en la superioridad del orden humano y su racionalidad, cuando lo humano es precisamente una red de dependencias entre especies.He querido en este libro cuestionar la fantasía antropocéntrica de que otros seres vivos son irrelevantes o inferiores o deben estar siempre al servicio de las lógicas humanas, como la lógica de la propiedad privada, de la ganancia y del estado nación con sus fronteras. Como bien lo han notado las pensadoras ecofeministas, los discursos que presuponen la superioridad humana sobre lo que se ha sabido llamar la “naturaleza,” están íntimamente ligados a las nociones patriarcales de la jerarquía de género que fueron precisamente las que silenciaron a Sor Juana. He querido descentrar lo humano poniendo en el centro de la ficción a unas perras abandonadas, a una tángara escarlata que migra del noreste de Estados Unidos a los bosques altoandinos de Colombia, a un puercoespín pequeño de uno de esos bosques cuya especie se encuentra en vías de extinción, a un escarabajo recién salido de los fondos de esa tierra, animales más que humanos cuyas vidas inevitablemente se cruzan con las nuestras, pero que, desde su alteridad, se rehúsan a ser simplemente humanizados. En el proceso de indagar sobre el movimiento y el sufrimiento de estos seres, sobre lo que podría constituir para ellos un hogar, he querido preguntar sobre las maneras en que estos hacen reclamos a los humanos y sus tecnologías, y viceversa, aunque, como nos recuerda Haraway, esos reclamos nunca sean simétricos.Porque todas las especies están situadas históricamente, tenemos una responsabilidad de comprender la historia como más que humana. Hablar del trabajo, del afecto, del juego, de la vida comunitaria, de la política, de la guerra, de las relaciones de género, de la creación de fronteras políticas, requiere de una mirada que dé cuenta de que las sociedades y redes que tejemos están determinadas por los cruces entre especies. ¿Cómo se puede, si no, entender la historia de un país como Colombia, donde se talan bosques para llenarlos de vacas, donde se fumigan químicos letales para producir y erradicar las drogas ilícitas, donde se dragan ríos y se destrozan vidas para sacar oro y metales, donde hay gente valiente que a diario cuestiona y resiste todo esto, cómo abordamos esa historia sin al menos preguntarnos por la forma en que perciben, sienten, sufren y resisten esto los seres más que humanos que también la habitan? ¿Cómo son testigos ellos de los conflictos que causamos, como, por ejemplo, de un enfrentamiento armado que los exila, de una bomba que explota en el lugar a donde han parado a descansar (como les pasa, por ejemplo, a los millones de aves migratorias que cruzan Israel y Palestina en estos meses), o de una protesta pública que les nubla el cuerpo con gases lacrimógenos? ¿Cómo viven el estallido de los cohetes que Elon Musk alegremente hace explotar sobre sus bosques? Estas consideraciones, que para muchos pueden ser banales o minúsculas, tienen para mí una gran urgencia. Están en el centro de la historia, no son sus márgenes. Creo que la literatura, desde un lenguaje diferente al de las ciencias, debe estar allí para abordarlas.No podría terminar hoy sin hacer un breve homenaje a un pájaro que detonó la escritura de este libro hace ya más de una década. Un ave migratoria deslumbrante, cuya especie mora temporalmente en los bosques en los que crecí en Colombia y en los que ahora vivo en Estados Unidos, que de milagro encontré una mañana de 2008 en el balcón del apartamento de Bogotá al que yo había llegado a vivir temporalmente. Un ave pequeñita de cuerpo escarlata y alas negras que pasa parte del año en los Andes y la otra en el noreste de Estados Unidos, lugar del cual yo también hacía poco había llegado. Esa visita tan extraña de un pájaro que parecía paralizado en un día de abril en el que debía seguir su vuelo hacia el hemisferio norte con otros millones más, despertó en mí una enorme curiosidad. Una fascinación por la migración de los pájaros y sus viajes continentales y una obsesión por cómo atestiguan el mundo desde otras dimensiones espaciales y sensoriales, por cómo burlan nuestras fronteras y nuestros deseos egoístas de delimitar el mundo. Una curiosidad para la que creo que ya me había preparado mi vida de caminante de bosques.¿Cómo le habría ido a esa ave valiente que finalmente recuperó el vuelo y escapó de mi balcón? Ojalá que haya llegado a su bosque del norte, pero nunca lo sabré. ¿Qué rutas continentales habrá tomado y por cuántos otoños y primaveras habrá ido de norte a sur y de sur a norte? ¿Habrá durado su vida una década entera, que es lo que podría vivir un ave de su especie, o mucho menos? ¿Cuáles aguas que bebió estaban limpias y cuáles envenenadas? ¿Qué bosque encontró robusto y defendido y cuál diezmado? ¿Viven algunos de sus hijos y descansan en este momento del invierno septentrional en algún bosque andino? Tenemos que seguir hablando de los pájaros, de los territorios que ellos y tantos otros seres claman heroicamente y a pesar nuestro como morada. De los bosques y la vida que sostienen, que son la comunidad y el camino, la memoria del mundo y su conciencia. De la gente que los recorre y los defiende. De la soberanía de unos seres que son tan marginales en los espacios del poder, pero que sostienen la esperanza y la posibilidad del futuro.Quiero terminar agradeciendo a todos los perros y perras, y a todas las personas que me ha acompañado y acogido en estos años de escritura. A Salomé Cohen, mi brillante y generosa editora, a las editoriales que han publicado mis libros, a la universidad de Wesleyan donde enseño y a mis estudiantes, que son mis maestros, a la FIL de Guadalajara y a la Universidad del Claustro de Sor Juana, a Laura Niembro y al resto del equipo que ha hecho posible que yo esté hoy aquí. Un especial agradecimiento, también, al jurado que me honra enormemente, al elegir este libro entre muchas obras de escritoras valientes, que creen, como lo hizo Sor Juana, en el acto de conmover y de irritar para contar los enredos del mundo y sus misterios, para revelar, sosegadamente, los otros ruidos. Muchísimas gracias.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El galardón, dotado con 20.000 euros (cerca de 22.000 dólares), está considerado el reconocimiento público más alto a un compositor o compositora viva de la comunidad iberoamericana, según informó este lunes la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de España en un comunicado.Tania León (1943, La Habana), ganadora de un Premio Pulitzer de Música en 2021 y del Premio Kennedy Center Honors en 2022, fue galardonada por "su experiencia artística que se proyecta como paradigma de comprensión y diálogo intercultural", según indicó el jurado.Junto a ello, el jurado reconoció "los exilios externo e interno que, como cubana en los Estados Unidos, han marcado su producción compositiva de alto reconocimiento internacional, así como a su posición como ser humano ante las coordenadas vitales por las que ha discurrido su trayectoria”."Siempre he sido fiel a mi filosofía. Me crié en una familia que tenían orígenes muy diferentes, crecí en una especie de pequeñita Naciones Unidas", explicó la ganadora quien aseguró tener "esa semilla mental de que el mundo debería ser igual para todos y no enfatizar tanto en las diferencias".Con más de 40 obras de cámara, orquestales, vocales y multitud de óperas, su forma de crear ha conseguido elevar la música latina en Nueva York: "Europa es la semilla de la composición, y en Estados Unidos se conocía muy poco la carrera de composición latinoamericana", precisó la artista.Su música se caracteriza por un estilo moderno de carácter cosmopolita, a la vez complejo y expresivo, basado en la incorporación de prácticas rítmicas derivadas de la diáspora latinoamericana, fusionadas con técnicas europeas en el Caribe, recordó la SGAE.Además, su obra siempre se ha marcado por su gran compromiso político. A través de la música se ha enfrentado al rechazo y a la misoginia, explicó la organización."Siempre he sido de perseguir mis propuestas y cuando me decían que no, no me dejaba amedrentar: Les daba la espalda y continuaba mi camino", dijo ella al respecto.León se fue de Cuba a los 24 años para emigrar a Estados Unidos. Afincada en Nueva York desde 1967, no pretendía dedicarse a la composición sino que su sueño era ser concertista y se formó como pianista, pero acompañó al coreógrafo Arthur Mitchell en el proyecto del Dance Theater of Harlem” y comenzó así "una de las carreras más brillantes y prolíficas de la composición en Latinoamérica", destacó la SGAE.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.