De 70 años y una figura delgada que corona un sombrero "trilby", lleva chaleco y pantalón negro, camisa blanca y zapatos negros, que le permiten moverse al ritmo de su compañera Isolda, con quien comparte 30 años de pasión por la música del recuerdo.Hislop asegura que busca explicar a la juventud "cómo se vestían en el tiempo de antes, bien elegante, bien perfumado, con buenos zapatos, con buena camisa".Centenares de jubilados y adultos mayores bailan para recordar las fiestas que se realizaban en numerosos salones en Managua hasta diciembre de 1972, cuando un potente terremoto destruyó la mayor parte de la ciudad, dejando miles de víctimas y damnificados, pero también para rememorar la música que les hizo danzar entre convulsiones políticas."Eso yo lo conocí, lo vi, lo aprendí antes del terremoto, yo viví esos momentos y esa gente que andaban y bailaban bien, y eso me encantó y hoy los imito", dice Hislop en el salón de baile de la Central Sandinista de Trabajadores, en el que suena música variada de las décadas de 1950 a 1980.El edificio fue construido hacia 1940 bajo el dictador Anastasio Somoza García, que en 1937 inició una dinastía que se mantuvo hasta que una insurrección popular dirigida por el izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1979 derrocó a su hijo Anastasio Somoza Debayle.Bajo el primer gobierno del FSLN, que en la década de 1980 enfrentó a los rebeldes derechistas "contras" patrocinados por Estados Unidos, la Casa del Obrero adoptó el nombre de Central Sandinista de Trabajadores.Sin pleitos ni políticaAl otro extremo del salón, María Haydée Arias, de 73 años, comenta que "a esta edad de nosotros, la tercera edad, nosotros venimos a divertirnos sanamente y eso es lo que me gusta porque aquí no hay pleitos, aquí no hay discusiones, todo es hermandad".Resuenan ecos musicales que abarcan sones y rumbas hasta boleros, cumbias, rock clásico y disco en dos amplias salas de baile que parecen detenerse tras sobrevivir al terremoto de 1972 en el Reparto El Carmen, en el noroeste capitalino: la Casa del Obrero y el Centro El Ateneo.Además de disfrutar del baile, reunirse con amigos y combatir el estrés laboral, algunos conocen a sus futuras parejas, comenta Orlando Narváez, un relojero de 67 años asiduo a El Ateneo."Es una de las mejores experiencias porque los dos disfrutamos lo mismo: el baile, sin licor, sin fumar (...), hoy tenemos cinco años de vivir, de convivir, juntos", señala Narváez, uno de los bailarines destacados que incluso es invitado a programas de televisión."Aquí no hay distinción alguna, de ninguna especie, aquí todos somos iguales, todos bailamos, todos conversamos, nos conocemos, nada más (...). No hay política, no hay nada, ni la policía viene aquí siquiera porque sabe que aquí no hay pleito", sostiene Narváez.Verónica Mendoza, de 33 años y pareja de Narváez, asegura que ha pasado su vida en "los bailongos", desde que su madre la llevaba a las fiestas con solo 40 días de edad. "Hasta que Dios me mande a traer, yo sigo viniendo a bailar", dice.Ecos matanceros En Nicaragua es profunda la huella de la cubana Sonora Matancera, que en 1954 se presentó con su vocalista Celia Cruz, al punto que existen varios clubes y asociaciones de "matanceros" que mantienen la afición por la música de esa época.Incluso el gobierno del presidente Daniel Ortega, en el poder desde 2007 y reelegido tres veces en comicios cuestionados por los opositores, promueve cada año festivales y concursos matanceros para deleite de los jubilados. El primer club matancero surgió en la década de 1990."Formamos un club de 500 personas y ellos son los que vienen a bailar. Aquí se han conocido, aquí se han enamorado, aquí celebramos los cumpleaños de ellos", señala Osman Balmaceda, de 54 años y presidente de la Asociación de Artistas de Nicaragua.Marta Gutiérrez, de 58 años y presidenta del Club Matancero de El Ateneo, dice que el baile ayuda contra el estrés."Si yo quiero salir de la rutina de mi casa, de mis nietos, de mis hijos, yo vengo 4 o 5 horas y yo llego sana y llego dispuesta a pasar una semana de mucho trabajo a mi casa de nuevo", explica. Hislop, por su parte, afirma que el baile es fundamental para una vida sana."Claro hombre, ¡si son 70 años los que yo tengo!. Te imaginas venir a bailar viernes, sábado y domingo, ir a correr, hacer ejercicio (...), mi pasión es por salud, venir a refrescarme: me desestreso y duermo feliz", añade Hislop. Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
A primera vista, las danzas de los pueblos uitotos, boras, ocainas y mirañas, que se asientan en La Chorrera, un caserío perdido en la espesura de la selva amazónica, en la frontera con Brasil y Perú, son monótonas.Sin embargo, al adentrarse en su real significado la realidad es otra porque encierra la cosmovisión de estos pueblos, que va desde su forma de pensar y concebir el mundo hasta su relación con la naturaleza y "la madre Tierra".La directora general del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi, Luz Marina Mantilla, dice a EFE que en el camino de revivir las danzas ya fue aprobada la postulación que ese organismo y la Asociación Zonal Indígena de Cabildos y Autoridades Tradicionales de la Chorrera (Azicatch) hicieron ante el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC).Mantilla confía en que más adelante los bailes van a hacer parte del patrimonio cultural inmaterial del país y destaca que uno de los aspectos más valiosos es que las danzas y los cantos son "un punto de encuentro entre todas las comunidades que, además, ayuda a eso que en Colombia llamamos resolución de conflictos".Esas actividades culturales son también espacios para la transmisión de conocimientos, pues desde su etapa de preparación se narran y cantan los mitos de origen de los pueblos y se enseñan la importancia de trabajar mancomunadamente, las dietas alimentarias y el comportamiento personal.Volver al comienzoLos hombres, con el torso pintado de negro, penachos de plumas iridiscentes y en sus tobillos cascabeles que suenan a cada golpe de pie en la tierra, recuerdan que ellos son tan antiguos como "la gente del mundo" y, por eso, "nos resistimos a desaparecer", según dice Salvador Vitomas, que hace parte de las directivas de Azicatch.Esas danzas son para traer abundancia, inaugurar una maloca -centro de reunión construido con troncos y palmas y que en La Chorrera es de unos 10 metros de altura-, entregar el mando, prevenir y curar enfermedades, hacer alianzas o finalizar conflictos con otros pueblos, entre otros motivos, explica."Son fundamentales (las danzas) para la pervivencia de los pueblos, son fundamentales para el cuidado de la vida, de la humanidad y el medioambiente y también por tener relación con la divinidad", que para ellos es la boa, una de las serpientes más grandes de Suramérica, explica.También abarcan aspectos que tienen que ver con su arte expresado en la cerámica, los tejidos y el "conocimiento" de las plantas medicinales y ciclos de siembras y de caza."Mediante las danzas nos encomendamos (a sus dioses), nos sanamos de las enfermedades", acota el indígena que también considera que los pueblos de la región han sufrido una aculturación "que nos obligó a seguir una cultura ajena a nosotros".Las desgracias del cauchoOtro indígena, Salvador Remui, recuerda que los pueblos de La Chorrera y sus alrededores casi fueron exterminados por la codicia desatada en la época del caucho.A comienzos del siglo XX La Chorrera fue sede de la Casa Arana, una empresa del comerciante peruano Julio César Arana dedicada a la explotación del caucho, que sometió a tratos crueles a los indígenas de la zona que eran forzados a trabajar en régimen de esclavitud.La historia de la Casa Arana es contada en la novela "El sueño del celta", del nobel peruano Mario Vargas Llosa, a través de las acciones de sir Roger Casement, un irlandés que estuvo al servicio diplomático del Gobierno británico."Las danzas y los bailes son importantes para nosotros porque con esa armonía nos conectamos con la naturaleza. En los cantos se nombran los peces, los ríos, los árboles y los animales. Cada baile y canto se hace en ocasiones especiales, como ceremonias de bienvenida, rezos, uniones (matrimonios) y en épocas de cosechas y siembras y para espantar los males que nos pueden afectar", explica.También hacen referencia al papel de la mujer en sus comunidades pues ellas "son las que manejan las chagras (pequeñas granjas) que son fundamentales para la alimentación de la familia en la que las labores de caza y pesca las realizan los hombres"."Nosotros como hijos de la yuca dulce (base de su alimentación), el tabaco -con el que elaboran el ambil, una pasta negra que se come- y la coca -utilizada para masticar- queremos recuperar nuestras costumbres y tradiciones y, por eso, bailamos como forma de seguir viviendo", concluye Remui. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"La mano hacia adelante, hombro, cabeza"... con letra simple, un ritmo pegadizo de 'funk' carioca y pasos de danza 'estilo TikTok', la canción "Pagodão do Birimbola" del grupo Os Quebradeiras ya se había viralizado en esa red social antes del Mundial.Y cayó en gracia a los jugadores, hasta colarse en las celebraciones de la goleada 4-1 que Brasil propinó a Corea del Sur el lunes, en los octavos de final. Una actitud que incomodó a más de uno, empezando por el excapitán del Manchester United Roy Keane, quien lo calificó como una falta de respeto hacia el rival.Rebosar de alegría"En Brasil bailamos para rebosar de alegría. Ante cualquier cosa, ya estamos bailando... está en nuestra esencia", explica a la AFP Raphael Carlos "RK", uno de los fundadores de Os Quebradeiras surgido en Niteroi, ciudad vecina de Rio de Janeiro.Sus cuatro integrantes, de entre 18 y 23 años, se divierten repitiendo el baile mientras graban videos para promover sus próximos 'shows' en una calle del barrio Tijuca de Rio, decorada para el Mundial.Vestidos con ropa deportiva verde y amarilla -los colores de Brasil-, Gustavinho, LC, RK y Zelé retuercen el torso y las caderas, con una amplia sonrisa. A sus espaldas, un grafiti con la caricatura del astro Pelé. A sus pies, otro de Vinicius Jr. con la inscripción "Baila, Vini".Esa frase se popularizó después de que en septiembre, el atacante fuera objeto de comentarios considerados racistas por celebrar bailando sus goles con su equipo del Real Madrid. El presidente de la Asociación Española de Agentes de Futbolistas le emplazó a "dejar de hacer el mono", comentario por el que se disculpó.El baile, "entrañado" en la cultura Por sus raíces africanas e indígenas, Brasil "está constituido por pueblos que siempre lidiaron con el mundo bailando. No solo para manifestar alegría, sino también dolor, tristeza. El cuerpo que baila está absolutamente entrañado en nuestra cultura", sostiene el historiador Luiz Antonio Simas.Y cree que la relación entre fútbol y danza, dos pasiones nacionales, va más allá. "La gran contribución de Brasil al fútbol fue el ritmo ('ginga'): la ocupación de los espacios vacíos. Gambetear es una forma de bailar", afirma.Mucho antes de la era TikTok, los brasileños ya eran especialistas en inventar coreografías, presentes en el meneo sensual de los grupos del género "axé" originarios de Bahia (noreste) en los años 1990, o el "passinho" depurado en los concursos de baile 'funk' en las favelas cariocas en la década siguiente. Sin contar las centenarias fiestas de carnaval donde desde siempre reina, frenética, la samba."Bailar es natural, naces aprendiendo a bailar en las fiestas familiares, siempre hay un funk tocando, siempre bailas", explica Gustavo Rosa, Gustavinho, otro miembro de Os Quebradeiras, de 18 años.Desde mucho antes de que él naciera, jugadores brasileños y latinoamericanos celebran los goles de sus clubes reproduciendo la danza de moda del momento, entre ellos Ronaldinho cuando anotaba por el Flamengo, Neymar por el Santos o Sebastián "el Loco" Abreu, en Botafogo.Explosión totalAtribuir el baile a una falta de respeto por el adversario "es un error. La danza es algo muy brasileño, precisan estudiar más nuestra cultura para entender mejor cómo son las cosas aquí", afirma Rosa. En Doha, el entrenador brasileño Tite respaldó la actitud de su plantel con argumentos similares."No voy a comentar sobre personas que no conocen la historia y la cultura de Brasil, nuestra forma de ser", afirmó Tite, quien ante Corea del Sur rompió su habitual compostura y se unió al festejo danzante con algún que otro movimiento después de un espectacular gol de Richarlison."Hay gente a la que le gusta quejarse cuando ve a otro feliz, y el brasileño siempre es muy feliz, por eso les molestamos", dijo Vinicius Jr. Os Quebradeiras esperan que la selección siga haciendo muchos bailes y traiga a casa el tan ansiado "hexa", su sexto título mundial.Y si es cuestión de soñar... que los jugadores los inviten a bailar juntos para celebrar el título. "Sería una explosión total", imagina Gustavinho. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El video de una bailarina de ballet sobre un buque en la Antártida se ha hecho viral en redes sociales, parece hecho con inteligencia artificial, sin embargo, es la artista Victoria Dauberville grabada por el fotógrafo francés Mathieu Forget. Forget ha realizado varios proyectos fotográficos como sesiones en los Juegos Olímpicos de París y ahora hizo una excursión a la Antártida en la que retrató su inmensidad, pero allí también logró capturar la delicadeza del ballet combinada con la rudeza y majestuosidad del hielo. Victoria Dauberville, la bailarina que aparece en el video, es una artista francesa que se hizo viral en la Semana de la Moda de París por modelar en zapatillas de ballet. Dauberville trabaja ahora con marcas como Louboutin y Cartier. La bailarina también hizo una aparición en los Juegos Olímpicos de París, se presentó junto a un bailarín de break dance en esa categoría de las olimpiadas, ese momento también fue viral en redes sociales. 💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEl video en la Antártida tiene más de cinco millones de reproducciones en Instagram, los comentarios clamaban que era hecho con inteligencia artificial y a las pocas horas la bailarina publicó un video del detrás de escenas que alcanzó los veinte millones de reproducciones en esta red social. La foto hecha por Forget será publicada esta semana y es una prueba de combinar la belleza del ballet y la fotografía. 🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Quería transmitir la majestuosidad de esta obra de teatro de Shakespeare. Es una pieza maravillosa que no suele frecuentar los escenarios", afirmó Krasavin en rueda de prensa, poco antes del estreno.El trabajo en esa obra, "la última pieza de Shakespeare, una especie de despedida", fue arduo y llevó más de un año, confiesa, un esfuerzo que se vio recompensado con una partitura "bastante compleja" que demandó "gran dedicación" de la orquesta, la cual finalmente logró "dominar" la composición.Un equilibrio en los límitesLos instrumentos dejan de afinar en el foso y se impone el silencio mientras la oscuridad se adueña de la Sala Nueva del Bolshói.Se alza el telón y los marinos cantan a coro -en formación rectangular, estática- el monólogo de Próspero, el desterrado duque de Milán que fragua su venganza en una isla olvidada, una forma poco habitual de comenzar un ballet.En un gesto brusco, Próspero lanza su maldición y desencadena la tormenta de luces, sonidos y movimientos que desatará los sucesos relatados por William Shakespeare hace ya 413 años.Este ballet, la tercera colaboración de Samodúrov con el Bolshói, fue todo un reto para el otrora estrella de Ballet Real de Holanda y del Royal Opera House, ya que "es una obra difícil que busca un equilibrio en los límites entre la comedia y la tragedia"."Puede ser interpretada en cualquier sentido de la rosa de los vientos, y a mí me justamente gusta mucho esta indeterminación", comenta el coreógrafo, que confiesa su amor por el teatro popular y el arte de masas cuyos "micro y macro universos también son inherentes a esta obra" de Shakespeare.Es por ello que la coreografía se aparta de los cánones habituales para el Bolshói y busca un equilibrio entre lo clásico y lo profano.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Un proceso difícilLa bailarina Anastasía Stashkevich, que interpreta a Miranda, asegura que los ensayos de esta puesta fueron "los más difíciles" de su experiencia, "con alegrías, lágrimas, desacuerdos, búsquedas, hallazgos".En particular recuerda que la búsqueda de una ligereza en sus movimientos inherente al ballet clásico se enfrentó a las exigencias de Samodúrov, que le pedía que mostrara "músculo" y diera más firmeza a la danza para tornarla más gestual."Es la primera vez en que compagino la danza contemporánea con el ballet clásico", asegura a su vez el bailarín Mark Chino, que encarna sobre las tablas a Ariel, el espíritu del aire que sirve fielmente a Próspero.Según Chino, "se trata de una plástica, un movimiento, una técnica bastante inusual para un bailarín clásico que confluye con una danza que cuenta una historia. Esto es difícil de hacer, ya que no todos los movimientos son clásicos"."Pero llega el momento en que todo se pone en su sitio y la coreografía se torna cómoda y dejas de preocuparte por la parte técnica y te concentras en el componente dramático y actoral", sonríe.Luces, movimiento, músicaA todo ello se suman los vestuarios, más de 150 diferentes, de la mano del diseñador Ígor Chapurin, y sobre todo, de la escenografía y las luces de Alexéi Kondrátiev, quien aseguró haberse inspirado en las tempestades del marinista ruso-armenio Iván Aivazovski y los intempestivos lienzos del estadounidense Jackson Pollock.El protagonismo de la luz es esencial: los personajes surcan una escenografía minimalista, geométrica, en la que las olas entrelazadas se convierten en ojos escrutadores desde los que escapan intensos haces lumínicos que otorgan un volumen inquietante al espacio.La magia de Próspero, un anciano con poderes casi ilimitados pero reducidos al marco de una isla -la perpetua maldición del agua por todas partes- se ve subrayada por esta imbricación de movimiento, luces, vestuario, música, en su empeño por dominar los elementos naturales -viento, agua, tierra, fuego- y los destinos humanos, dando cuerpo al montaje y la trama."Uno de los temas principales de esta obra es la naturaleza, el control de la naturaleza por la civilización, y pienso que esto liga muy bien con el ballet, porque trabajamos con artistas, con sus cuerpos, la expresión a través de los movimientos de sus cuerpos", resume Samodúrov.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La pieza, centrada en el bailarín soviético Rudolf Nuréyev, ya causó enojo entre las autoridades rusas cuando fue estrenada, en 2017, época en la que Serebrennikov estaba acusado de desvío de fondos.La obra fue interpretada por última vez en enero de 2021, más de un año antes de que empezara la ofensiva rusa en Ucrania, según el Bolshói."El espectáculo 'Nuréyev' fue retirado del catálogo a causa de la ley [...] sobre propaganda de valores no tradicionales", explicó el director del teatro, Vladimir Urin, citado por su servicio de prensa.A finales de 2022, Rusia endureció su legislación contra las personas lesbianas, gays, trans y bisexuales (LGTB), adoptada en 2013, prohibiendo la "propaganda LGTB" a menores y "la promoción de relaciones sexuales no tradicionales" en todos los medios (internet, libros, películas y otras producciones culturales).Rudolf Nuréyev, director del ballet de la Ópera Nacional de París de 1983 a 1989, marcó la historia de la danza con sus coreografías. Nunca escondió su homosexualidad.En julio de 2017, en el estreno del ballet en el Bolshói, la escena debía estar dominada por una foto del bailarín desnudo, pero la representación fue anulada en el último minuto, oficialmente porque los artistas no estaban suficientemente preparados.Los medios sugirieron que el estreno se canceló por las presiones del poder, hostil a que se hiciera alusión a la homosexualidad del bailarín.Al final, el ballet "Nuréyev" se estrenó el 10 de diciembre de 2017 pero sin su creador, Kirill Serebrennikov, que se encontraba en arresto domiciliario en Moscú por unas acusaciones de desvío de fondos públicos, que él calificó de "absurdas". Actualmente, Serebrennikov vive exiliado en el extranjero.En paralelo a su ofensiva en Ucrania, iniciada en febrero de 2022, Rusia, cada vez más aislada del resto del mundo, ha emprendido una "revolución cultural" conservadora desde inicios de la década del 2000 para "defender los valores tradicionales".No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Los bailarines del espectáculo "Plastic" se mueven en la escena con tutús creados a partir de empaques de burbuja. Durante el espectáculo, usan paraguas transparentes que habían sido abandonados y giran con gracia entre gigantescos muros de botellas recicladas.La compañía japonesa K-BALLET presentó su espectáculo a inicios de enero cerca de Tokio, protagonizado por el bailarín estrella estadounidense Julian MacKay, de la compañía alemana Bavarian State Ballet de Múnich. Para la representación, la compañía japonesa usó más de 10.000 botellas de plástico.La cantidad de desechos plásticos en el mundo se duplicó en 20 años y solo un 9% se recicla, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Naciones Unidas calcula además que la cantidad de plástico tirado en los océanos se multiplicará por tres para 2040."El enorme problema" de la contaminación por plástico "no había sido abordado por el mundo de la danza hasta ahora", afirmó MacKay, de 25 años, a la AFP. El bailarín cree que las artes escénicas pueden sensibilizar a la población. "Cuando tomas el ballet o la danza y lo mezclas con el reciclaje o el 'upcycling' [suprarreciclaje], consigues que la gente piense: '¿Qué más puedo hacer?'", agregó.Belleza "casi celeste"En noviembre, el productor del ballet, Taiju Takano, recorrió el barrio de Harajuku junto al escenógrafo Naoya Sakata. Con la idea de buscar los futuros accesorios para su espectáculo, empezaron a buscar en los botes de basura del barrio, famoso por la moda que inunda sus calles.La compañía se asoció con una empresa de tratamiento de residuos, Shirai Eco Center, cuyas botellas recicladas se usaron para escribir un gigantesco mensaje sobre el escenario. Sakata afirma que se dio cuenta de que la cantidad de plástico que se tiraba cada día era "chocante".El plástico de un solo uso es un gran problema en Japón, donde los alimentos -incluido la fruta- suelen estar empaquetados individualmente. Los japoneses producen sin embargo menos desechos plásticos que la media de los países europeos miembros de la OCDE y tres veces menos que los estadounidenses, según esta organización internacional.El archipiélago recoge y recicla también más plástico que muchos otros países, aunque a menudo se trata de un "reciclado térmico", en el que los residuos son incinerados para producir energía.Taiju Takano, de 27 años, explica que algunos elementos del ballet "Plastic" recuerdan ideas tradicionales japonesas sobre durabilidad, como "la palabra 'mottainai', [que] describe hasta qué punto es una pena desperdiciar" cosas. En el pasado, se pensaba que el espíritu de un objeto maltratado y desechado "volvería para atormentarnos", afirmó.MacKay, por su parte, asegura que hay "una cierta belleza cuando las luces atraviesan estas botellas, creando algo que parece casi celeste". K-BALLET desea conservar los trajes y accesorios por lo menos un año con la esperanza de presentar nuevamente su espectáculo. Después, lo reciclará todo."Estos bailarines que ponen de relieve el problema de los residuos plásticos me hicieron dar cuenta de que también era mi problema", declaró a la AFP Ayumi Kisaki, una actriz de 30 años. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Es un ritual puntilloso pero necesario cuando tienes que afrontar un ballet clásico. "En estos momentos estamos bailando el Lago de los Cisnes y para cada representación utilizo entre dos y tres pares" de zapatillas, explica la bailarina."Paso bastante tiempo aquí en estos momentos", dice sonriendo. Colasante cambia de zapatillas después de cada acto de la obra. El objetivo es que la puntera del calzado "aguante bien el arco plantario y proporcione estabilidad para realizar las piruetas y los equilibrios". Las zapatillas y el tutú son los símbolos por excelencia del ballet clásico.Su efecto en el escenario es mágico, pero los preparativos implican horas de trabajo. Las zapatillas están hechas a medida por artesanos, que utilizan distintos materiales y satén para el exterior.Media hora para cada parPara aconsejar a las principiantes, muchas bailarinas muestran en redes sociales sus trucos. "Es como hacerse un moño, lo hago desde que soy pequeña, forma parte de mi rutina" explica esta bailarina principal, que obtuvo el rol de bailarina "étoile" (principal) en 2018."Hay que contar una media hora por cada par" de zapatillas, explica. Lo hace en sus "horas libres, antes o después de los espectáculos". Colasante gasta entre 10 y 15 pares por mes, y las reutiliza para los ensayos. Cada par cuesta unos 60 euros (unos 55 dólares), que pagan la Ópera y sus mecenas.Para darles flexibilidad, hay que deformar las zapatillas a mano. Algunas bailarinas rompen su estructura, o la pliegan. Luego se recorta la suela, para realzar el pie, y se le cosen lazos y bandas elásticas.Antes de entrar al escenario, y para evitar los resbalones, algunas bailarinas lijan la suela externa, para que se vuelva rugosa. Otras frotan las puntillas con colofonia, una resina sólida. "Un par de zapatillas tienen que mantenerse verticales sobre sus puntas por si solas", explica Valentine Colasante.Para el secado de esas resinas, que son un derivado de la trementina, hay una máquina especial, instalada por la Ópera. Así las bailarinas ya no deben dejarlas en los pasillos, con el riesgo de intoxicación.La protección de los piesLuego está todo el ceremonial para evitar las ampollas en los dedos de los pies. Como con las zapatillas, cada bailarina conoce sus trucos. Valentine Colasante utiliza esparadrapo y lo que se conoce como algodón carde, utilizado en farmacia."Algunas bailarinas utilizan silicona (en la punta de la zapatilla) pero en mi caso el algodón protege mejor mis dedos", explica. "Las tiritas han mejorado, resisten mejor la transpiración", explica Colasante.Los lazos de sus zapatillas son elásticos, para proteger mejor su tendón de Aquiles y sus ligamentos. Esta bailarina principal asegura que con todas esas protecciones, el trabajo de puntas es menos doloroso de lo que imagina el público.El aprendizaje de ese ejercicio tan particular empieza hacia los doce años. "Cuando era más joven bailaba con zapatillas más duras. A medida que mi pie se fue reforzando, utilicé zapatillas más blandas. Siempre las estás ajustando", explica Colasante, que, siguiendo la tradición de la Ópera, regularmente imparte consejos a las aprendices de la escuela de danza."Es un objeto que me fascinaba cuando era pequeña y la fascinación sigue intacta", explica. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El bailarín, nacido en la URSS y quien cruzó la cortina de hierro en 1974, escribió al presidente ruso luego de que el sitio del proyecto caritativo "Nastoïachtchaïa Rossia" ("La verdadera Rusia"), apoyado por varias personalidades de la cultura en exilio opuestas a las operaciones militares en Ucrania, fue bloqueado en Rusia."Señor presidente, sus servidores, llenos de miedo, ordenaron bloquear nuestro sitio web", escribió Baryshnikov en esta carta consultada el miércoles por AFP y publicada en el sitio, que sigue accesible fuera de Rusia."Desde hace medio siglo, ¡vivo como hombre libre! Y hasta ahora se dice que soy ruso. Y la gente califica de ruso a mi amigo Boris Akunin, y de economista ruso a Serguei Guriev", subrayó el bailarín naturalizado estadounidense y quien en 2017 recibió la nacionalidad letona, pues nació en Letonia en tiempos de la URSS."Gente como nosotros dio más honor al mundo ruso que todas sus armas de alta precisión imprecisas", señaló el artista de 74 años."Su mundo ruso, un mundo del miedo, un mundo que quema libros en lengua ucraniana, no tiene futuro mientras estemos aquí, nosotros que fuimos vacunados durante nuestra infancia contra esta peste", agregó."Nuestro mundo tiene por el contrario un futuro, pese a sus bloqueos. Sabemos como conservar los valores de nuestro mundo ruso", dijo. "Y su mundo, si no se despierta, morirá de sus miedos".El proyecto caritativo "La verdadera Rusia", fundado por Baryshnikov, Akunin y Guriev, obtuvo 1,2 millones de euros para los refigiados ucranianos.Es apoyado por personalidades rusas como la escritora Liudmila Ulitskaia, el músico Andrei Makarevitch o el periodista Leonid Parfionov.Recuerde que puede conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"La historia cambia, pero el Bolshói permanece", dice Smirnova a AFP durante un ensayo en Ámsterdam, donde se unió al Ballet Nacional de Holanda. Smirnova fue noticia cuando renunció al Bolshói para manifestar su oposición a la guerra en Ucrania. "Tenía que seguir mi conciencia", explica a la AFP.La bailarina de 30 años dice que teme por el futuro de los coreógrafos y artistas que continúan en el Bolshói, ante el creciente aislamiento mundial de Rusia."Para el Bolshói 20 años no es nada, pero para un bailarín es toda una vida", comenta Smirnova a la AFP en una entrevista durante un ensayo del ballet "Frank Bridge Variations", del veterano coreógrafo neerlandés Hans van Manan.Durante una década, Smirnova fue uno de los rostros de la compañía como primera bailarina, renombrada por su físico esbelto, sus ojos de almendra y una apariencia que un diario británico describió como "el instrumento perfecto para su arte"."Ahora el Bolshói también está aislado del mundo. Pasé 10 años maravillosos en el Bolshói porque los mejores coreógrafos del mundo llegaban a crear incluso ballets originales", explica. "Yo realmente sentía que era parte del mundo. Pero pienso que todo esto acabó con la guerra", dice Smirnova."Honesta conmigo misma"Incluso durante la Guerra Fría, las giras del ballet Bolshói a Occidente eran consideradas como un puente con la Unión Soviética. Pero con la invasión rusa del 24 de febrero, todas las giras fueron canceladas y las estrellas del Bolshói no son invitadas al extranjero. Coreógrafos como Jean-Christophe Maillot y Alexei Ratmansky pidieron al Bolshói suspender los derechos de montaje de sus ballets.Smirnova teme que los bailarines rusos perderán la oportunidad de "descubrir mundos nuevos" como lo hicieron ella y su generación con coreógrafos como los estadounidenses John Neumeier y William Forsythe, el francés Pierre Lacotte, o el británico Christopher Wheeldon.Sin embargo, Smirnova se niega a calificar su decisión como una "deserción", un término usado en tiempos soviéticos cuando leyendas del ballet como Rudolf Nureyev y Mijail Baryshnikov cruzaron la Cortina de Hierro a Occidente."Creo que fui honesta conmigo misma y solo seguí mi conciencia", sostuvo Smirnova. "Me sentí muy mal por todo esto, toda esa gente que (...) perdió sus casas" en Ucrania, agregó. Smirnova dice que quedó anonadada cuando se enteró de la invasión rusa, que ha provocado más de seis millones de refugiados ucranianos.Inicialmente pensó que la invasión sería breve, pero "cinco o seis días después" escribió en la red Telegram que "estoy en contra de la guerra con toda mi alma. Nunca creí que pudiera sentirme avergonzada de Rusia". Tras dejar Moscú, viajó a Dubái para tratarse de una lesión y luego renunció. "Nadie lo sabía, solo mi esposo y el director del Ballet Nacional de Holanda, Ted Brandsen", sostuvo."Pensar demasiado" La decisión chocó a sus padres en Rusia. "Para ellos no es aceptable que yo dejara el país y dejara el Bolshói", cuenta. "Mis colegas casi no reaccionaron (...) No sé qué pensaron. Quizás no entienden mi decisión, quizás se están protegiendo de la verdad", declaró. "Siento que perdí casi todas mis conexiones con los bailarines del Bolshói", admitió.Pero piensa que fue recibida de brazos abiertos en Holanda, sintiéndose "cada vez más en casa en Ámsterdam", donde se instaló en un apartamento un día antes de la entrevista.En abril interpretó el papel titular en el ballet de 1898 "Raymonda", de Marius Petipa. "Volví a la rutina del ballet desde el primer día. Sentí que me reencontraba con mi vida normal (...) (La danza) me salvó de pensar demasiado", asegura.Smirnova no soñaba, como muchas niñas rusa, convertirse en bailarina. "Nadie en mi familia venía del mundo del teatro o del ballet", dice. Sin embargo, su madre ingeniera la inscribió en la prestigiosa Academia Vaganova y, apenas terminó sus estudios allí, fue contratada en 2011 por el Bolshói, donde ascendió rápidamente.Un sueño persiste para ella. "Me encantaría ir a bailar a la Ópera de París. Nunca he danzado en el Palais Garnier", señala.Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK.
Bianchi (Porto Alegre,1984) ha sido premiada por su obra, especialmente en el ámbito del arte de performance, y se consolida como "exponente principal de la escena experimental sudamericana", indicó la Bienal de Venecia al comunicar los nombres de las galardonadas.La artista brasileña, quien se graduó en la Escuela de Arte Dramática de la Universidad de San Paulo, se trasladó en 2020 a Ámsterdam, donde reside actualmente, para continuar sus estudios de teatro.Su obra es reconocida por su enfoque radical, y ya recibió otros premios como el de "Mejor debut internacional" en la temporada 2023/24 por parte del Sindicato Francés de la Crítica.Los galardones se entregarán durante la celebración del 19ª edición del Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Bienal de Venecia, que tendrá lugar del 17 de julio al 2 de agosto de 2025.Wayne McGregor, director artístico de la Bienal, propuso el premio para Bianchi, de 40 años y de quien destacó que “permanece a la vanguardia de la 'performance' más radical”.Junto a la brasileña, también fue premiada Twyla Tharp, que recibirá el León de Oro en reconocimiento a sus seis décadas de trabajo en la danza y sus constantes innovaciones.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíTharp, que a sus 83 años sigue en activo, fundó su propia compañía de danza en 1965 que se caracteriza por su "creatividad, ironía y precisión técnica" en la que combina diferentes formas de movimiento y "expande los límites de la danza clásica y moderna"."No hay forma de espectáculo a la que Tharp no se haya dedicado, dejando su sello de autor", señala la Bienal de Danza en el comunicado de los galardones.Además, la estadounidense es reconocida por haber creado piezas para otras importantes compañías como el Ballet de la Ópera de París o el Royal Ballet y ha extendido su impacto al cine, el musical, la televisión, el pop y el rock, obteniendo numerosos premios, incluidos un Tony Award y dos Emmys.Tharp inaugurará la Bienal de Danza el jueves 17 de julio de 2025 en el Teatro Malibran presentando un díptico en estreno europeo que celebra los 60 años de su compañía (Diamond Jubilee Tour) y que iniciará una larga gira por Estados Unidos este enero.Por su parte, Carolina Bianchi presentará en la Bienal de Danza de 2025 el estreno de su nueva obra ‘The Brotherhood’, centrada en la masculinidad y la mirada masculina, que forma parte de una trilogía.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La presentación, que cuenta con la participación de siete mujeres de diferentes orígenes será el tercer espectáculo del certamen, que comenzó ayer.En una entrevista, Cubas explicó que busca representar, entre otros aspectos, los desplazamientos culturales que surgieron tras la colonización y señaló que son procesos muy complejos, en donde se desplazan la cultura, la lengua y la religión de quienes migran. "Las mujeres que conforman el proyecto, están en un proceso de recuperación de su cultura", afirmó.Las figuras principales de la obra proceden de Chile, México, Brasil, Uruguay, Nigeria, Egipto e Indonesia, países que Cubas considera con "potenciales migrantes".Por ejemplo, la protagonista de Chile en la obra intenta recuperar su lengua de origen, el mapuzugun, idioma del pueblo Mapuche, y lo mismo sucede con las actrices de México y Brasil que buscan reconectar con sus lenguas indígenas."Este proyecto lo que hace es conjugar a estas siete mujeres, que estuvimos durante un mes trabajando, intercambiando formas de ver el mundo desde nuestras culturas, a través de danzas, de cantos, rituales, y lo que se ve en la pieza final es una comunidad de mujeres que es capaz de influirse unas a otras", añadió la artista.Asimismo, este espectáculo simboliza el poder de una comunidad de mujeres que cruzan desiertos y mares."Cuando uno dice, cambio de un lugar a otro, todos imaginan tomar un avión, pero es muy distinto pasar meses y años desarrollando estrategias para poder sobrevivir en lo que es la travesía de algunos de estos movimientos migratorios", explicó Cubas.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.La mujer desobediente que mira hacia atrásAl proceso de las mujeres de recuperar su cultura Cubas lo denomina "mirar atrás" y lo relaciona con la historia bíblica de la esposa de Lot, Edith.Escrito en el Génesis, la mujer de Lot, que huía de su ciudad al borde de la destrucción, miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de sal.Con un escenario cubierto con cinco toneladas de sal y una raíz de más de cinco metros de altura en el centro del escenario, la directora de danza intenta simbolizar el relato bíblico."Hay un recurso cíclico ahí en las mujeres desobedientes, desobedecer lo que les fue mandado y mirar atrás. Entonces estas mujeres están todas realmente en un proceso de mirar atrás", añadió Cubas.Mujeres desplazadas por la colonizaciónLas artistas que interpretan la obra, son hijas migrantes desplazadas por la cultura de la colonización, por lo que la artista uruguaya hizo de esta pieza artística un rito descolonizador."Estas mujeres son hijas del pequeño porcentaje de pueblos indígenas que los colonizadores desplazaron e impusieron su cultura y que ahora intentan recuperarla", apuntó Cubas.La uruguaya dedica su obra 'Mar de silencio', resultado de muchos años de investigación, al "impresionante" poder de las protagonistas: su resistencia, su incondicional voluntad de sobrevivir y su rebelión contra el patriarcado.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Cali será la casa de la Bienal de Danza con una programación que trae más de 500 artistas, del 7 al 13 de noviembre la Bienal de Danza de Cali regresa con espectáculos fantásticos que no se podrá perder, además de ser uno de los eventos de danza más esperados de América Latina. Mariana Garcés, Presidente de la Junta Directiva de Proartes, menciona: “durante estos diez años, el esfuerzo que hemos realizado, con Proartes y con los aliados para sacar adelante la Bienal, nos ha permitido ofrecer un evento sólido que va más allá de traer a los colombianos los mejores espectáculos de danza del mundo. Nuestra apuesta por fortalecer el sector de la danza nacional, en todo su ciclo de valor, sigue siendo nuestro pilar. Además, la Bienal se ha convertido en una plataforma para que el talento de nuestro país circule internacionalmente”. Le traemos los eventos imperdibles de esta sexta edición de la Bienal de Danza de Cali: Talento internacionalMaría Pagés: considerada el máximo exponente de la vanguardia del baile flamenco a nivel mundial. Entre sus reconocimientos, está el Premio Princesa de Asturias de las Artes en 2022. La compañía presentará ‘Paraíso de los negros’, que toma la esencia de ‘Poeta en Nueva York’ de Federico García Lorca y la novela que lleva el mismo título de Carl Van Vechten. La negritud es cómplice en esta obra sobre la búsqueda de la felicidad, las limitaciones humanas y el derecho al deseo. Será el jueves 9 de noviembre, 8:30 p.m., Teatro Jorge Isaacs (con boletería).18 Monkeys Dance Theatre: compañía de danza teatro tailandesa de gran prestigio, la cual se ha presentado en los más destacados escenarios en el mundo. Plantea cómo la coreografía, la escultura, las artes visuales y el teatro pueden dialogar con la danza dándole un nuevo potencial creativo. En Cali presentarán ‘School of Ganesh’, una obra a partir de las interpretaciones de la narración tradicional del Khon, teatro tailandés danzado con máscaras, y sus conexiones con lo contemporáneo. Contará con la participación de ocho bailarines caleños, gracias a la residencia liderada por su director Jitti Chompee, en octubre de 2023. Será el viernes 10 de noviembre, 6:30 p.m., Salón Polivalente del CDCVC La Licorera (con boletería).Dorothée Munyaneza: destacada coreógrafa multidisciplinar y cantante de Rwanda, residente en Francia, quien fue una de las voces principales de la banda sonora de la película ‘Hotel Rwanda’. Sus creaciones están directamente inspiradas en su propia historia de vida. En la obra ‘Toi, Moi, Tituba’ (‘Tú, yo y Tituba’), baila y canta en nombre de todos aquellos cuya existencia fue negada por el sistema colonial. La música es del laudista y productor de música electrónica Khyam Allami. Será el miércoles 8 de noviembre, 6:30 p.m., Sala Acristalada del CDCVC La Licorera (con boletería).Exposición ‘Figuras de la memoria’: compuesta por proyecciones de video de gran formato, de la artista suiza Céline Burnand, quien suele invitar a coreógrafos locales para que, a través de la danza, exorcicen lugares donde hubo mucho dolor, como lo hizo en los campos de concentración abandonados en Alemania o sanatorios mentales en El Cairo. En Colombia, junto a la bailarina afro Andrea Bonilla, harán una conexión y reconocimiento de los espacios que habitaron fugitivos de la prisión de Gorgona en el Pacífico. Se explorará la relación entre los cuerpos de las mujeres y las arquitecturas coercitivas que han forjado la historia. Será del 7 al 20 de noviembre, CDCVC La Licorera (entrada libre).Talento nacionalCompañía Sankofa Danzafro: con el estreno mundial de ‘Pacífico Entundao’, se abrirá la sexta edición de la Bienal, un montaje del maestro Rafael Palacios en la que participarán más de 130 artistas, entre bailarines, la Orquesta Filarmónica de Cali y el Coro Desepaz. La obra reflexiona la dimensión espiritual y las cosmovisiones afro en el Pacífico colombiano para abordar la persistencia de las exclusiones y desigualdades en la región. Sankofa, proveniente de Medellín, ha recorrido los cuatro continentes, y ha obtenido el Premio Nacional de Danza del MinCulturas (2008), y Mención de la ONU como Buenas Prácticas de Inclusión Social Afrodescendiente en Latinoamérica en 2010. Será el martes 7 de noviembre, 7:30 p.m., Salón Polivalente del CDCVC La Licorera (con boletería).L’Explose: una de las compañías que más ha aportado a la consolidación de la danza contemporánea en Colombia, fundada hace 32 años por el coreógrafo español Tino Fernández (QEPD) y dirigida actualmente por Juliana Reyes, con sede en Bogotá. En la Bienal, presentarán ‘Tu nombre me sabe a tango’, un espectáculo inspirado en el tango de los años 50, de los bajos fondos de Buenos Aires, junto al Quinteto Leopoldo Federico, agrupación nacional tres veces nominada a los Grammy Latino (2020, 2017 y 2023) y Victoria Sur, cantante nominada a los Grammy Latino en 2021. Será el jueves 9 de noviembre, 6:30 p.m., Teatro Municipal Enrique Buenaventura (con boletería).A Puro Tango: tendrá su debut en la Bienal con su obra ‘Eternamente Piazzolla’, la cual busca incorporar la danza como puente con la genialidad de uno de los músicos más importantes del siglo XX, el bandoneonista y compositor Astor Piazzolla. Esta compañía de Medellín fue ganadora de la Beca de Creación de la Bienal en la categoría de larga trayectoria y, a sus 22 años, ha sido campeona de las preliminares para representar a Colombia en el Mundial de Tango; además, ha representado a Medellín en diferentes festivales a nivel mundial. Será el viernes 10 de noviembre, 8:00 p.m., Plazoleta del CDCVC La Licorera (entrada libre).Proyecto Cuerpos Emergentes: gracias al esfuerzo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en asocio con la Bienal, se llevó a cabo uno de los proyectos de innovación cultural más importantes de Colombia en 2023, el cual desarrolló un enfoque de incidencia social en el Pacífico a través de la formación y cualificación de 78 organizaciones culturales y 230 líderes. Además, cinco compañías recibieron un estímulo de 50 millones de pesos, cada una, para realizar un montaje escénico producido en laboratorios creativos entre artistas de los territorios y el acompañamiento de reconocidos coreógrafos, dramaturgos y productores de escena. Las cinco obras se estrenarán en la Bienal de las compañías: de Cali, Colectivo Mec y la Fundación Compañía Artística Manglares; desde Quibdó, la agrupación Yalumba; Pacific Dance de Tumaco y la Academia de Danza Patojos Get Down del Cauca. Las presentaciones se realizarán del 8 al 12 de noviembre, a las 5:30 p.m., en las salas 2 y 3 del Centro de Danza y Coreografía La Licorera (entrada libre).No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.