La ciudad de Nueva York ha sido el epicentro de muchos elementos de la cultura pop además de ser el escenario que ha inspirado a innumerables artistas, músicos, cineastas y escritores. Allí mismo nació el voguing, envuelto en mitos urbanos en lo más recóndito de la escena subversiva de lo underground. Aunque se cree que surge a principios de los años ochenta, cuando en los salones de baile de esta ciudad las comunidades queer negra y latinas que vivían en los suburbios de Harlem tomaron el protagonismo, su historia se remonta unas cuantas décadas atrás cuando las competencias drag habían dejado de ser una copia de concursos de belleza femenina para convertirse en un campo de batalla de voguing, un enfrentamiento de baile donde los concursantes trans, gais y queer competían por defender la reputación de sus casas bajo el calor de las luces y la extravagancia de sus trajes, y llevarse el trofeo consigo.
¿Cómo surgió?
En un contexto donde predominaban la homofobia, el racismo y la discriminación y los prejuicios en torno al VIH y a la pandemia del SIDA, dichas casas, que muchas veces eran bautizadas haciendo alusión a famosas casas de moda de Milán o París fueron construidas como un refugio comunitario para quienes eran socialmente marginados —ya fuese por razones de género, de sexualidad o de raza— y poder habitar un espacio seguro y de aceptación, lejos de las pasarelas y de las salas de baile donde podían a través del voguing expresar sin censura su rabia. En esas pasarelas y durante los bailes, todos se atrevían a desafiar las formas y movimientos de las modelos de la revista Vogue. De ahí su nombre: voguing.
No obstante, fue a partir de los disturbios de Stonewall en 1969 cuando la percepción de culpa y vergüenza fueron sustituidos por sentimientos de aceptación y orgullo que encontró en el baile la forma de expresarlo. Durante los años setenta, la expansión del baile así como la creación de categorías predominó la escena del BallRoom convirtiéndola en un punto de partida para la cultura mainstream de aquel entonces.
Publicidad
Tanto la gimnasia como los antiguos registros del imperio egipcio fueron las bases de esta sucesión de poses de moda, que eran llevadas a la exageración y enlazadas con movimiento. Inicialmente, el personaje que los voguers adoptaban era una parodia de la feminidad blanca que glorificaba y subvertía los conceptos de belleza, de sexualidad y de clase. Con el paso del tiempo la manera de hacer voguing cambió de las primeras formas del baile que enfatizaba sobre las líneas sólidas, la simetría y los ángulos cerrados a la “forma nueva” de finales de los años 80, que trajo consigo una mayor fluidez y flexibilidad para practicar el voguing, añadiendo movimientos como el caminar de pato, andar sobre la pasarela, giros y saltos, generalmente con una caída dramática o controlada hacia el suelo.
El crecimiento de la escena del voguing inevitablemente atrajo a una serie de estrellas. Madonna vio estos movimientos por primera vez en 1990, en un club llamado Sound Factory en Manhattan. Ya había escuchado hablar de este baile y quería aprender más, por lo que le pidió al bailarín dominicano y miembro de la Casa de Xtravaganza, Jose Gutierrez, que le mostrara de lo que se trataba. Jose Xtravaganza fue contratado para crear la coreografía del siguiente video de Madonna y para enseñarle los movimientos del baile, también la acompañó en la gira mundial Blond Ambition. En 1990, el sencillo de Madonna se convirtió en el número uno en 30 países alrededor del mundo y el voguing alcanzó el reconocimiento internacional.
El impacto de la canción y el video de Madonna generó debates acerca de la apropiación y la autoría de las culturas marginadas. Sin embargo, a pesar de la difusión del voguing en la cultura de masas y de su resonancia global, después de cuatro décadas el movimiento no ha fracasado en sus intentos por mantener sus distintivos lenguajes y códigos.
Voguing en Colombia
Publicidad
En HJCK hablamos con Danne Aro Belmont, Directora Ejecutiva de la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a Personas Trans - G.A.A.T, acerca de los orígenes del BallRoom y la particular escena del voguing en Colombia. Para ella, aunque esta iniciativa está presente a finales de los años noventa en Colombia con la escena drag y transformista, no es sino hasta 2015 que se consolidan de manera importante algunas casas de voguing en algunos shows y performances.
Por su parte, para Jahira Quintero, youtuber y Directora de Pedagogía de esta misma fundación, el voguing en Colombia nace de la necesidad de ver de qué manera las disidencias sexuales se podían unir en resistencia a aquellos espacios que se le han sido negados históricamente mientras que a su vez estos surgen de las experiencias en Europa y en Estados Unidos y del como esta se convirtió en una herramienta para resistir a una sociedad que constantemente oprimía a las disidencias. Sin embargo, aunque el movimiento permanecía latente, no fue hasta 2021 y a raíz del paro nacional que el voguing tomó un nuevo aire donde algunas personas se apropiaron para resistir en las manifestaciones. "Aunque el voguing sirve para visibilizar aquello a lo que las personas les incomoda, también puede ser una herramienta transformadora de los pensamientos a raíz de los prejuicios y los estigmas que tienen sobre los sectores LBGTIQ+", agrega Quintero.
Danne nos cuenta que en Leticia y en Medellín actualmente hay casas que se están gestando para hablar del Vogue, de la construcción de familias y de resistencias colectivas que tiene la cultura BallRoom adaptándose a los distintos contextos sociales adquiriendo matices interesantes. "En Colombia no solo nos quedamos con lo que no heredó la cultura anglosajona, sino que lo transformamos desde el movimiento en razón de dar respuestas a nuestra realidad", dice.
Publicidad
"Nosotros lo hacemos a nuestro estilo. Adaptar ritmos y canciones que nos identifican a las personas de diferentes sectores sociales LGBTIQ para poder voguear como lo hacen, por ejemplo, Las Tupamaras, que realizan mezclas entre reggaetón, rap, merengue y otros ritmos, habla bien de nosotros", agrega entre risas. "Recientemente, en otras casas como Piiscis y Toloposungo se ha elevado esta idea más allá de lo que se asume como un espacio cerrado y específico, para poder llevarla a lo público", afirma ella.
Finalmente, Danne reconoce que ha sido curioso ver como a través de serie y realities como RuPaul Drag Race o Pose que se ha logrado posicionar nuevamente el entendimiento de las personas sobre lo que significa realmente el voguing para la cultura BallRoom. "En Colombia han existido familias drag y trans que se reconocen y se acogen para poder sobrevivir aunque necesariamente no compartimos la misma sangre".