El 9 de noviembre de 1989 marcó un vuelco en Berlín, en el plano político y cultural. La década siguiente influyó en forma determinante en la imagen de la ciudad. A esa etapa está dedicada, 35 años después de la caída del Muro, la exposición fotográfica "Sigue soñando: Berlín, los años 90”.
Las fotos, de la agencia Ostkreuz, fueron tomadas entre el 9 de noviembre de 1989 y el año 2002. Reflejan desde la euforia de la noche aquella en que cayó el Muro, hasta el escepticismo ante los cambios que se produjeron luego. Se ven batallas callejeras entre la policía y personas que ocupan viviendas vacías, trabajadores que construyen nuevos edificios, políticos, gente de negocios e imágenes del incipiente movimiento de música electrónica.
El mito de Berlín
En esa década surgió el mito de Berlín como foco de creatividad e innovación. La ciudad se convirtió en escenario global de la música tecno y de fiestas inacabables. Pero era también la época del cambio político, en que se desmoronó el sistema de la RDA y Alemania volvió a unirse.
La vida de mucha gente cambió radicalmente. Hubo un permanente tira y afloja en torno a qué definía a Berlín. Hoy en día es, ante todo, la segunda ciudad más cara de Alemania. Algunos creen que ha sido víctima de su propio atractivo, ya que los inversionistas ganan dinero a costa de su aura bohemia y destruyen inevitablemente lo que una vez hizo posible ese ambiente especial. Por fuertes que sean hoy las tensiones, estas ya eran perceptibles inmediatamente después de la caída del Muro, como evidencia la exposición.
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La mirada de los jóvenes
La fotógrafa Annette Hauschild, una de las curadoras de la muestra, indicó que las diferentes experiencias vividas en la ciudad fueron decisivas para la selección de las fotos. "El tema de los años 90 interesa sobre todo a los jóvenes, es decir, prácticamente a la generación que acababa de nacer entonces, y debemos mostrarles ese tiempo a ellos”, indicó a DW.
Algo que fascina a la gente joven son las fotos de encuentros de hackers de entonces, con computadoras hoy obsoletas. También les interesa la escena musical tecno de la época. Annette Hauschild se estableció rápidamente como cronista de ese mundo. Su fotografía de los participantes en la segunda Love Parade, de 1990, es una de las imágenes clave de la exposición. Detrás de la gente bailando se ve un edificio de Berlín Occidental con andamios. Es un recordatorio de que la reinvención de Berlín tras la caída del Muro tuvo lugar en ambas partes de la ciudad.
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Un caso paradigmático
Pero, en los hechos, la mayoría de los cambios tuvieron lugar en Berlín oriental. Entre los proyectos más conocidos que surgieron allí tras el derrumbe del socialismo se cuenta el centro de arte Tacheles. El edificio de una antigua multitienda, abandonado y cada vez más deteriorado, fue ocupado por artistas. Se crearon estudios, salas de exposición, un cine y un bar con música en directo.
"Tacheles es el prototipo de un recinto ocupado, del que luego emanó mucha cultura en todas las direcciones posibles, y, sobre todo, una cultura que no necesitaba dinero”, dice Hauschild. "El dinero estaba casi mal visto. Si alguien lo conseguía, si alguien vendía sus obras por mucho dinero o era comercial, ya no se le consideraba tan bueno”, relata.
En 2012, el centro cultural fue desalojado. Hoy hay allí un edificio con oficinas, viviendas de lujo, cadenas de tiendas y una sucursal del centro fotográfico sueco Fotografiska.
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La exposición aspira a ser más que una retrospectiva nostálgica. Hauschild y su cocurador, Boaz Levin, quieren deconstruir el mito de Berlín. "Porque esta imagen de la ciudad de fiesta que quizá fue una vez, con todos los espacios disponibles, puede ayudar al turismo y al marketing; pero lo que ha ocurrido entretanto es que la ciudad simplemente ya no es accesible para todo el mundo”.
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