Los años 30 fueron determinantes para los derechos sociales y laborales, lo mismo que para las primeras conquistas femeninas. Un ejemplo de ello fue Ofelia Uribe de Acosta, que se convirtió en una voz ejemplar en medio de movimientos feministas que no bajaron la guardia en su lucha por los derechos político. En septiembre de 1932 los centros femeninos organizaron una marcha en Bogotá con cerca de 10.000 mujeres exigiendo soberanía.