Escuche nuestro #DiariodeFestival: Se ha dicho mucho sobre el Cholo Valderrama, sobre la infancia que vivió en el municipio de Paz de Ariporo, Casanare, en la ribera del río Pauto. De niño, dice, escuchaba a su mamá cantarles a las vacas mientras las ordeñaba, entonces la leche salía sin vacilar, suave como terciopelo líquido, llena de gracia. Con la lengua de las reses y las manos de los árboles un hombre ha cantado al llano durante toda su vida. Se apilan uno tras otro los sonidos de las arpas y de las maracas feroces. Nadie entiende lo que dice si no escucha de donde viene. Ese llano, tan abierto, como una flor a punto de caer del árbol, es un secreto para todos. Pero hay alguno, que un día que salió a caminar, cruzó la cordillera y mostró la llanura como si fuera una revelación divina.