Se encienden las luces del teatro. El escenario está listo. Uno a uno, los músicos ocupan sus lugares. Desenfundan los instrumentos de sus estuches, desenvuelven celosamente sus partituras y las acomodan sobre sus atrios. Pablo suspende el fuelle del bandoneón mientras que Serdar sostiene el arco sobre el diapasón de su violín y Armando, el maestro de la guitarra, afina sus cuerdas. Todos se miran. Carcajean. Hay mucha expectativa por iniciar la primera de dos jornadas de ensayo.
El ensamble está a menos de dos días del primer concierto que darán en el país, luego de dos años de ausencia. Detrás de ellos, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia en pleno. Hay silencio por unos segundos. Tras la señal de la batuta del director Jorge Carciofolo, las cuerdas del contrabajo de Daniel Falasca y el piano de Barbara Varassi rompen con el marasmo del recinto. Lo inundan del particular sonido porteño que solo pudo concebir un genio y un rebelde del tango: Astor Piazzolla.
Una vez terminado el ensayo, Julián Vat conversa en entrevista con la HJCK. “Quien pregna de Piazzolla es difícil que después se separe”, dice entre risas el maestro que llegó en 1999 para dirigir el Quinteto. “De niño fui a ver a Piazzolla las veces que pude. A mí me afectó y me generó emociones que yo no conocía y que me hicieron casi un adicto a esa universalidad de posibles lenguajes expuestos desde la porteñidad y que me dieron una identidad artística que agradezco”, agrega.
Flautista de formación, Julián Vat es egresado del Conservatorio Nacional López Buchardo de Argentina, donde estudió con el maestro Oscar Piluso. Además, cursó estudios de saxofón con Hugo Pierre y Andrés Boiarsky; y se formó en composición con Gabriel Senanes. Su amplia experiencia como artista lo llevó a colaborar con Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat y el guitarrista Cacho Tirao.
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A través de sus obras, Piazzolla siempre buscó encontrar su identidad, su estilo. Eso le valió críticas y señalamientos de todo tipo. Incluso se le acusó de ser “el asesino del tango” pese a haberle dado un nuevo sonido. ¿Cree usted que el mundo volverá a vivir un “nuevo tango”?
Piazzolla esencialmente es tanguero y ha sido parte de las formaciones más importantes de la historia que le dieron forma del género. Además, tuvo su propia orquesta y luego formó otra para acompañar a un cantante. Prácticamente, es como si hubiese ocupado todos los lugares que debe ocupar un tanguero de ley, sin desestimar que fue arreglista de Aníbal Troilo, ese mito que se sentaba a escuchar todas las noches para luego aprender de memoria sus partituras cuando tenía dieciocho.
Aunque el tango no necesita un paso hacia adelante, Piazzolla sí dio un paso hacia otro lado sin crear un nuevo género. Además el tango es y ha sido una evolución constante de la que nuevas generaciones musicales están tomando como punto de referencia. Por ejemplo, creo que hay apariciones muy interesantes dentro de este género en el mundo que están buscando esa nueva identidad y ese nuevo lenguaje, quizás los mismos elementos pero con funciones diversas y distintas.
Por otra parte, las formaciones actuales de tango son mucho más pequeñas, por lo cual el ensamble tímbrico y el destaque de cada uno de los instrumentos se reduce a una muestra de solista muy parecida a la formación que tiene el Quinteto de Astor Piazzolla. En ese sentido, es muy probable que todas las agrupaciones musicales que tienen un pie en el tango y una mirada desde el jazz y la música académica, beban también de esa conjunción armónica que instaló Piazzolla de forma definitiva.
Ahora bien, el tango en sus orígenes también se nutrió de la historia y devienen necesariamente de una formación académica. Si al género se refiere, el impacto de la obra de Piazzolla fue tan contundente que incluso sin quererlo él, dejó a las generaciones que le siguieron a su muerte sin elementos melódicos nuevos. No obstante, hoy los más jóvenes encaran al tango con un nuevo aire y si preconcepto alguno, y yo creo que eso es lo que le va a dar una nueva mirada en el futuro.
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Hablemos de los músicos que integran la formación actual del Quinteto Astor Piazzolla.
Empezaré por presentar a nuestro bandoneonista, Pablo Maineti, que tiene su propia trayectoria y con quien tenemos más de 30 años colaborando mutuamente. Él tiene un desarrollo internacional que habla por sí solo. También lo tiene Daniel Falasca, quizás para mí el mejor contrabajista hoy por hoy que puede entender este lenguaje tanguero a partir del amor y la pasión que siente por la música.
En ese mismo sentido, Armando De la Vega es un músico que tiene un recorrido inconmensurable y que ha sabido captar perfectamente el sentido de la guitarra en este quinteto, es decir, es un músico que entiende muy bien el lenguaje del tango pero que sin ninguna dificultad puede referirse al jazz e improvisar con la misma solvencia y sabiduría. Barbara Varassi es una gran pianista con un gran estilo y estudio europeo; además es docente en este género en varias escuelas en Rotterdam.
Ella posee un desarrollo tanguero muy propio y digno de una muestra del tango rosarino traída acá con un entusiasmo fantástico y con mucho para sumar desde su mirada. Y por último, Serdar Geldymuradov con su violín podría encarnar la escuela soviética y su relación con Piazzolla. Lleva más de diez años en Argentina y es un músico que proviene de Turkmenistán y se ha metido mucho en la esencia del tango. Es un violinista muy virtuoso con una formación excesivamente sólida. Yo le hice esta propuesta hace unos años y hoy tenemos un recorrido muy grande y dos discos encima.
Volviendo al océano piazzolliano, él escribió obras para orquesta y para cámara, además de su paso por la creación de su octeto y luego de su octeto electrónico. Sin embargo, Piazzolla aseguraba que la única formación que lograba capturar su esencia era el quinteto. ¿Por qué?
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Yo creo que Piazzolla encuentra en el quinteto la síntesis de lo que es su lápiz y su estilo. Y yo coincido con él. Aunque adoro el octeto, lograr sintetizar en cinco instrumentos en carácter de solista un mundo de posibilidades es algo a lo que solo Piazzolla con una sabiduría muy propia le podría sacar el lápiz y el mayor provecho posible. Ese guiño hacia el jazz que tiene con la guitarra eléctrica -inicialmente se había pensado en un vibráfono- es fundacional en el tango porque lo trajo él. Esta primera mirada sobre la formación musical es donde finalmente Piazzolla logra sintetizar los instrumentos que tienen un pie en lo académico y uno en el jazz para traerlos al mundo del tango.
“Triunfal” es una de los últimos trabajos del Quinteto y nace en medio de la pandemia. Luego de escucharlo, en él es posible interpretar ese encuentro con el Piazzolla de todas las épocas.
Piazzolla no hay solo uno. Hay cientos. El Quinteto siempre procura que los distintos trabajos que va realizando contenga todos los Piazzolla posibles. Queremos sumar. Específicamente, a propósito de los cien años de su natalicio, no es una cuestión menor si hablamos de la importancia fundacional que significó “Triunfal” para configurar el estilo de Piazzolla. Así que no había mejor homenaje que tomar esa obra y darle el espíritu tanguero que tiene, respetando las partituras y la impronta de cada uno de los intérpretes. Hay muchas composiciones de Piazzolla que son muy bellas y muy necesarias de dar a luz. Hay músicas que ni siquiera tienen recorrido. Se ha escrito y allí han quedado.
Por ejemplo, el Quinteto no ha grabado ni “Adiós Nonino” , ni “Las estaciones” ni “Libertango” , que son obras obligadas dentro del repertorio. En nuestro último trabajo discográfico reunimos distintas obras de Piazzolla que se acomodan bien al formato del quinteto, incluso, aquellas pensadas para formaciones de doce o trece elementos, y las traemos al público porque no han tenido las suficientes miradas, siempre procurando que la apuesta musical siempre sea fresca y creativa.
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El concierto que ofrecerán junto a la Orquesta Sinfónica será una apuesta creativa en la que se dará un diálogo entre la esencia del formato orquestal y el del quinteto, dos estilos que Piazzolla conocía muy bien. ¿Cómo lograr esta hazaña manteniendo el espíritu de las obras?
Es un riesgo muy grande pero a la vez es fascinante. Si bien hay una mirada de Pablo Maineti, nuestro arreglista y bandoneonista con quien trabajamos de forma conjunta, el Quinteto sabe que en ningún momento debe dejar de haber Piazzolla en el concierto. Con base en ello, para darle un carácter de ceremonia si se quiere, queremos compartir el festejo del centenario de Piazzolla con las orquestas del mundo, y en ese sentido, Colombia con su historia y su dominio tanguero, además de su Orquesta Sinfónica que es fantástica y que cuenta con músicos muy talentosos, nos permite celebrar juntos.
En este caso, se busca que el quinteto se ensamble con distintas orquestas. No será de ninguna manera un concierto donde la orquesta sea un acompañante del quinteto por más que este tenga una participación como solista. Por eso, procuramos que la orquesta comparta el escenario con el mismo nivel de presencia y necesidad en un concierto que homenajea de forma conjunta a Piazzolla.
La obra de Piazzolla es muy prolífica. No existe un registro oficial, pero se habla de más de 3.000 composiciones. Cuéntenos sobre el repertorio que incluirán para estos conciertos.
Es muy difícil armar un concierto de Piazzolla y no incluir “Adiós Nonino”. Sería casi una herejía. Por eso, el Quinteto se destaca por ser una comunicación entre Piazzolla, su obra y la gente. Aunque dentro del repertorio que tendremos en los dos conciertos que daremos en el Teatro Colón incluiremos “Adiós Nonino” y “Milonga del Ángel”, también vamos a presentar composiciones inéditas, como “Zigzag, una obra muy bella que no tiene ningún recorrido y que hemos grabado en formato de quinteto para presentarlo en Colombia por primera vez. Existe mucha música de Piazzolla para mostrar que no ha sido interpretada y que tiene el mismo valor que la que todos conocemos. Por eso, siempre apostamos a presentarle al público ese juego entre lo esperado y lo novedoso.
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Luego de las presentaciones que darán en Colombia, ¿qué otros conciertos dará el Quinteto?
Luego de salir de Colombia, estaremos volviendo a cumplir una cuarentena muy corta en Buenos Aires y tres días después estaremos viajando a Corea donde tenemos una serie de siete conciertos. De allí, cumpliremos algunos compromisos en Italia y posiblemente en Londres y en Barcelona. De Europa, viajaremos en octubre hacia México en donde estamos invitados al Festival Cervantino que se celebra en Guanajuato donde ya tenemos programados algunos conciertos y de ahí nos vamos hasta finales de noviembre rumbo a la primera gran gira del quinteto por los Estados Unidos.