La fábrica de sueños está paralizada. Los guionistas de Hollywood están en huelga desde mayo. A mediados de julio, actores y actrices también dejaron de trabajar. Rodajes de películas y series interrumpidos, estrenos abandonados, entrevistas canceladas: los efectos del paro se dejan sentir en todo el mundo. A los huelguistas, tras la pandemia, la inflación y el triunfo de los servicios de streaming, no solo les preocupan los salarios adecuados: exigen, sobre todo, protección contra la inteligencia artificial (IA).
De hecho, la IA podría cambiar pronto las reglas del juego en la industria cinematográfica. Las asociaciones de actores y guionistas están alarmadas. Los bots como ChatGPT pronto podrían escribir guiones enteros, temen los guionistas. Los actores luchan por el derecho a su propia imagen y voz: los algoritmos modernos pueden crear una imagen digital de un actor o una actriz. En teoría, esas imágenes podría utilizarse tantas veces como se lo deseara, sin pagar adicionalmente. Lo mismo ocurre con la voz de actores y profesionales de la sincronización. Las preocupaciones de los creativos son grandes.
Existe una gran solidaridad con los colegas estadounidenses en Europa, también porque la situación de los creativos es similar en todas partes: no todo el mundo en Hollywood pertenece al puñado de los que más ganan, como Meryl Streep o Leonardo DiCaprio, que embolsan decenas de millones por película. La mayoría de los creativos y actores luchan de trabajo en trabajo para pagar el alquiler y el seguro médico.
La máquina "no puede profundizar"
¿Qué ofrece ChatGPT que no pueda hacer un autor de carne y hueso? "Si se le dan las especificaciones adecuadas, el software puede investigar a gran velocidad, elaborar propuestas, crear plantillas iniciales, textos iniciales e incluso construir escenas y diálogos", dice Jan Herchenröder, director general de la Asociación Alemana de Guionistas. Pero hay algo que la máquina no puede hacer: "No puede profundizar. Todavía no". señala Herchenröder.
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Cuando se trata de desarrollar un guión para un largometraje, o un solo episodio, implicando a personajes humanos en conflictos o situaciones emocionales, el programa fracasa. Lo que asusta, dice, es la eficacia de los algoritmos: "El plazo que normalmente se necesita para desarrollar una trama se acorta considerablemente. Y todo lo que es más rápido en términos de tiempo cuesta menos". Los productores lo saben.
Desde el punto de vista artístico, se necesitan urgentemente normas para la producción cinematográfica impulsada por la IA. Incluso el suministro masivo de datos del programa de IA con textos, imágenes y sonidos existentes no es más que una "gigantesca incursión global de los gigantes tecnológicos transatlánticos".
Los creativos exigen un sistema de remuneración
Los autores deben recibir una compensación, también con carácter retroactivo. Para ello es necesaria la transparencia. Y un sistema de remuneración: "Para que las obras protegidas legalmente que se usen para entrenar la inteligencia artificial también sean remuneradas", dice Herchenröder. Los actores organizados exigen algo parecido, como subraya Hans-Werner Meyer, miembro de la junta directiva de la Asociación Federal de Actores (BFFS) de Berlín.
Pero, ¿quién dará a la industria cinematográfica nuevas reglas para la era de la IA? ¿Y si esas normas llegan demasiado tarde? "La política se ha despertado y se ha vuelto activa", dice Herchenröder, refiriéndose a la prevista "Ley de Inteligencia Artificial" europea (AI Act). "La tecnología está ahí, se necesitan vallas protectoras para su uso". ¿Quién decide si se utiliza la IA y, en caso afirmativo, de qué forma? Por supuesto, la soberanía sobre el uso de la IA debe seguir correspondiendo a los autores, afirma. "Simplemente asumimos que los espectadores seguirán queriendo que su mundo sea relatado por seres humanos en el futuro".
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