La Misa de Beethoven pertenece, por tanto, al período más prodigioso de la creatividad del compositor. Otras obras compuestas en esta época son el Cuarto concierto para piano y la Quinta y sexta Sinfonías, interpretadas todas ellas, junto con partes de la Misa, en la famosa Akademie o concierto benéfico de Beethoven del 22 de diciembre de 1808.
La primera parte del programa de hoy está consagrada a cuatro piezas para mandolina y piano compuestas por Beethoven hacia el año 1796, las cuales a pesar de su brevedad muestran un nivel artístico elevado.
Como niño prodigio se trasladó a Viena para seguir clases con Joseph Haydn, se estableció allí primero como pianista y poco después también como compositor de música para piano: sonatas, variaciones y conciertos.
El primero de los tres Tríos,op.9 escrito en la tonalidad de sol mayor, fue considerado por Beethoven como el mejor de los escritos en esa época juvenil. Lo dedicó al conde Johann Georg Browne.
La culminación de las obras para tríos de cuerdas, la encontró Beethoven en los tres Tríos del opus 9. Por esa época el compositor desarrollaba sus experimentos de contrapunto ejercitando las bases que le había dado su maestro Haydn.
Al contrario de la Primera Sinfonía en la que es perceptible el modelo de Haydn y Mozart, la Segunda Sinfonía de Beethoven se presenta internamente más lacónica y al mismo tiempo más dilatada y en conjunto más imponente. La estructura aparece más cuajada y las confrontaciones rítimico-métricas se hacen sobre todo más tensas. Por primera vez irrumpen acentos heroicos. Beethoven escribe su primer Scherzo sinfónico. El final conforma el contrapeso que equilibra el primer tiempo.