La disposición instrumental de las seis Variaciones op.105 y op.107 con piano y un instrumento melódico “ad libitum” eran ya en la época de su composición algo anacrónico, una reliquia de la música para piano anterior a 1800. Fueron realizadas a instancias de quién se las había encargado, el coleccionista escocés de canciones populares y editor George Thompon. Él mismo le propuso la selección de los temas para ser variado: canciones populares británicas y continentales con las que desde 1809 Beethoven había elaborado en gran número para las colecciones antológicas de Thomson.
En tiempos de Beethoven las obras de circunstancia constituían un tipo propio de piezas teatrales escritas para realce de las celebraciones de la nobleza. Cuanto más importante era la ceremonia, tanto más se valoraba el papel de la música que debía de sonar integrada en la acción escénica.
El “Emperador” fue el último concierto para piano de Beethoven. Data principalmente de comienzos de 1809 y se vio seguido de cerca por la finalización de otra obra que aunaba piano y orquesta, la Fantasía Cora
No es posible reconstruir sin huecos el desarrollo del joven Ludwig van Beethoven en la segunda mitad de los años 80: muchas obras se han conservado de forma fragmentaria, y otras se han perdido totalmente.
En ausencia de una historia sobre las Romanzas resulta tentador especular que las romanzas se concibieron para conciertos de violín que nunca llegaron a ver la luz: entre los posibles modelos se hallan los movimientos lentos de los conciertos para piano, K-466 titulado “Romance” y K-491 de Mozart que Beethoven conocía a la perfección.