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Raffaella Carrà: censura, sexo y un ombligo que cambió el mundo

Este fin de semana, la famosa cantante y presentadora Raffaella Carrà, ícono de la televisión italiana, falleció a los 78 años. Carrà encarnó la revolución sexual y cantó la emancipación femenina con encanto, estilo y ligereza. Sus canciones dieron un impulso a la modernización del vestuario y la superación de muchos tabúes. Perfil.

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Raffaella Carrá.
AFP

"Raffaella Carrà no es mujer, es un estilo de vida", dijo Pedro Almodóvar una vez al referirse a la gran diva de la televisión y la música italiana que falleció a los 78 años. Y no era para menos. Con la absoluta elegancia que su sugerente figura le caracterizó, Carrà habló de la alegría del sexo, el goce y la emancipación femenina en un tiempo en el que nadie se atrevió a hacerlo e incluso ante la mirada severa de El Vaticano que amenazaba con excomulgarla. Quizás fue por eso que la provocación y el escándalo fueron dos de los motores principales de su larga carrera. Los distintos episodios de censura que sufrió tanto en Europa como en Latinoamérica son muestra de ello.

La revolución de Carrà tuvo lugar durante la inauguración de Canzonissima, en 1970. El mérito fue para una diseñadora de vestuario de Rai, que le diseñó un traje ajustado con una camisa que dejaba al descubierto su cintura y en consecuencia el ombligo. Una revolución de estilo que mostró en unos centímetros de piel lo que sería toda la libertad de los años setenta. El escándalo del ombligo de "Ma che musica maestro" fue solo el comienzo de un ascenso memorable. Al año siguiente, junto a Enzo Paolo Turchi, se atrevió a desafiar la censura con "Tuca, Tuca", un himno al placer sexual sin remordimientos.

Lo de "Tuca, Tuca" es solo un episodio de una larga carrera en nombre de la libertad: con la ironía y la gracia que la caracterizaban, se anticipó a los tiempos cantando incluso la alegría del sexo: el placer de enamorarse, besarse y de "hacer el amor en el sur". “No hubiera imaginado nunca que mi ombligo hiciese tanto ruido. Para mí era natural vestirme con la moda de esos tiempos que, por otro lado, sigue de moda todavía”, contó años después en una entrevista.

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Sus canciones estaban cargadas de una sensualidad espontánea y segura, sin malicia: los amores nacidos en vacaciones de "Pedro", las ganas de bailar hasta el agotamiento de "Fiesta" y "Ballo, bailan" las alegrías de la vida en pareja de "Feliz Cumpleaños"; además Invitó a las mujeres a tomar la iniciativa en "A Far L'Amore Comincia Tu" y dejar atrás los amores pasados con una saludable dosis de ligereza. Por su parte, en "53-53-456", se cansaba de marcar el teléfono de su amante, así que optaba por emplear sus dedos para otras actividades más placenteras. En "El santo" se quejaba de que su novio era mojigato y no le daba “el sadismo y el masoquismo” que le había prometido. El suceso vino después con "Lucas", considerado el primer himno gay en Italia -y en Europa- que contaba la historia de un muchacho que se desaparecía tras fugarse con otro hombre.

En sus canciones, Carrà también se dirigió a las mujeres de consentimiento: "Lo importante es que lo hagas con quien quieras tú". En resumen: una mujer nueva, que cantó sobre una generación de mujeres nuevas, libres de estereotipos románticos, modernos y emancipados. Carrà encarnó la revolución sexual y cantó la emancipación femenina con encanto, estilo y ligereza. Sus canciones dieron un impulso a la modernización del vestuario y la superación de muchos tabúes. Entre sus muchas lecciones de vida hay un consejo que generaciones de mujeres han guardado celosamente: "Y si te deja, no lo pienses más: búscate otro más bueno y vuélvete a enamorar".