Colombia diversa y vital es el eslogan con el que la Feria del Libro de Madrid presentó al país como invitado de honor. Sin embargo, el grupo de autores que representan al país en la Feria deja varias preguntas sobre el criterio de selección y de nuevo, como en otros eventos literarios, vacíos en la paridad de representación.El primero en señalar la ausencia de nombres relevantes en las listas de invitados fue Winston Manrrique, periodista literario y director de W Magazine, medio en hacer público el tema. Manrrique señala la ausencia de escritores que engrandecieron el panorama literario en el país a finales del Siglo XX, además deja claro que, curiosamente, no fueron tenidos en cuenta aquellos que se han pronunciado críticamente sobre las formas de operar del gobierno actual.Frente a la publicación antes mencionada, Luis Guillermo Plata, embajador de Colombia en España, señaló en entrevista para Libertad Digital que el evento se ciñe a la literatura y no a las ideas políticas de los autores. “Uno no quisiera que una feria literaria se convirtiera en una feria política. Ni para un lado ni para el otro. Se ha tratado de tener cosas neutras donde prime el lado literario de la obra”, aseguró Plata luego de que se le preguntara cómo habían sido elegidos los escritores invitados.Autores como Piedad Bonnett, William Ospina, Laura Restrepo, Fernando Vallejo, Héctor Abad Faciolince, Pablo Montoya, Carolina Sanín, Santiago Gamboa y Pilar Quintana no fueron tenidos en cuenta para hacer parte de la Feria. Otros pocos autores se excusaron por no poder asistir a raíz de compromisos laborales, como es el caso de Tomás González, Juan Gabriel Vásquez y Evelio Rosero.Sin embargo, la forma de elegir a los escritores revela una visión por lo menos miope del panorama actual de la literatura en Colombia, un escenario especialmente liderado por mujeres que han ganado reconocimientos importantes en el campo editorial como es el caso de Pilar Quintana, Andrea Mejía, Diana Ospina y Margarita García Robayo, solo por nombrar algunas.El hecho de que varios de los autores que no han sido tenidos en cuenta para la celebración de esta Feria hayan opinado alguna vez sobre el Gobierno Nacional no es un dato menor. Este es un punto que también resalta Winston Manrrique en su artículo, pues se espera que, en un escenario político democrático, las ideas o reflexiones que plantean los artistas como ciudadanos no sean penalizadas y mucho menos, se conviertan en represalias en contra de su obra. Si bien, esa es apenas una hipótesis, la respuesta del embajador Plata amplía el espectro de la duda.Sobre la economía naranja y la neutralidad de las obrasLa idea de la neutralidad es peligrosa cuando se impone sobre ella un silencio que prohíbe y castiga la uniformidad. Mucho más, cuando parece tomar forma como política de gobierno. Además, parece irónico que este tipo de situaciones tengan lugar a la luz de la Economía Naranja, también llamada economía creativa, un modelo económico basado en la generación de riqueza a través de la conectividad, la herencia cultural y el talento.El presidente Iván Duque, junto al exministro de Cultura Felipe Buitrago, publicaron el libro La economía naranja: una oportunidad infinita, allí hablan de la importancia de “fortalecer las instituciones que están encargadas de estas industrias culturales, ya que estas durante muchos años han estado ausentes“ en los debates estratégicos sobre desarrollo económico y social”. Ahora, al contrastar el discurso oficial con los hechos, el abismo sigue siendo profundo a raíz del eco en el sector cultural que trajo la pandemia. Los escritores no están obligados a representar nada, su función es básicamente contar algo, pero tampoco puede reglamentarse la escritura para hacer parte de una delegación. Los procesos de reflexión de los autores implican una lectura contextual que puede o no enmarcarse en la realidad social y su decisión no tendría por qué calificarse desde una oficina estatal. Darío Jaramillo, Melba Escobar, Jorge Franco, Margarita García Robayo, Dasso Saldívar, Juan Esteban Constaín, Rómulo Bustos, Adelaida Fernández Ochoa, Andrea Cote, Ángela Becerra, Beatriz Helena Robledo, Juan Luis Mejía, son algunos de los represéntales del país en la Feria. Sin embargo, la lista está incompleta.
Cali, a finales de los años 70. Cualquier día. El mismo que para Claudia fue el fin del mundo. Hay una familia que parece sostenerse y permanecer unida por gracia de la gravedad, y el colchón verde que forman las plantas de la sala. Algunos días hay silencio, curvas y niebla; otros, menos fatales, la mamá, el papá y la hija van en un mismo carro y comen helado.Pero los días pasan y entonces, alguno cae.“Entonces el abismo, como no lograba hacer que me lanzara ni podía devorarme, se me metía por los ojos, una cosa deliciosa y horrible, una bolita saltarina en la barriga y la náusea asquerosa y pestilente, hasta quedar bien sepultado dentro de mí”. A menudo pienso en la infancia como la época de mayor dicha en la vida. Pero con el paso del tiempo, ha sido inevitable no verla como la raíz de mi historia, la caja negra de todos los pensamientos que rondan mi cabeza hasta chocar y convertirse en acción o verdad. Parece una obviedad decir que la edad determina la dimensión que tenemos sobre las cosas, pero cuando esa premisa se convierte en una certeza, la vida se sacude. Un día, mirando por la ventana, descubrí que era adulta y que de eso no había vuelta, y no significa que sea trágico o que le tema a las arrugas, es solo que se quiebra algo de manera definitiva. La inocencia, dirán algunos.En el último rincón de la risa genuina quedan muchos de esos días, de cuando nos acompañaban a dormir porque nos asustaba la oscuridad y nos esforzábamos por parecer lo suficientemente altos para timbrar en la casa o encender la luz. Un tiempo en el que solo importaba la risa. Entonces la infancia parece un bucle, un eterno retorno que nos permite explicarnos, ampliar el mapa de nuestra mente y el árbol de nuestra familia: mamá, papá, ausencia, abuela, abuelo, silencio, tía, tío, miedo, prima, primo, abandono. Aún siendo adulta, esa mano gigante que parece ser mi familia me alcanza para darme vuelta, golpea en la puerta de cualquier casa que he construido y me recuerda que es la herida definitiva y que se descose cada vez que pronuncio o escribo mi apellido.Soy como Claudia hija que es también Claudia madre y que en cierta medida, es una parte de la madre de su madre: cada una huyendo de la otra aunque la ame con fuerza porque la brutalidad del amor es así, implica la suavidad de una caricia y la ferocidad de una mirada. Sin embargo, todas se contienen, nos contenemos. Hay en mí una parte de todas las mujeres de mi familia, como si habitaran mi cuerpo desde diferentes formas y las encuentro en los gestos que alguna vez rechacé.En medio de la selva, la finca nublada y los guayacanes florecidos, Claudia aprendió a observar con la suficiente cautela para entender lo que pasa, para leer a su madre aún dormida y esperar en silencio a un padre que parece mucho. Remando las grietas de su corazón construye imágenes de la familia que quisiera tener y fija un espejo en su mente en el que es casi tan bella como su madre. Esa tensión solo conoce una tregua: el último momento del día en el que Claudia cierra los ojos y entonces, se apaga el mundo, el calor y Cali. Mientras duerme, Claudia hija es Claudia madre de Paulina, su muñeca, y a su lado observa el vacío de la montaña sin vértigo.Gran parte de mi vida del presente ha requerido rescatar —pero sobretodo honrar— la niña que fui y en esa búsqueda me he encontrado de frente con recuerdos bloqueados, con los afectos que ahora parecen imposibles para mi corazón. Nunca me gustó el miedo, ni el vértigo. Me parecía que el cielo era, después del mar, un lugar imposible, superior y me gustaba estirar los brazos y pensar que lo alcanzaba, que era suave y tibio y cercano desde la barda de ladrillos calientes de la terraza, y yo sentía que podía quedarme ahí. Entonces aparecía la voz de mi papá desde la cocina y me preguntaba: “¿tú me quieres?” y yo respondía: “hasta el cielo de la calle”.Por alguna razón, la flecha de la culpa ha estado afilada siempre solo hacia un lado, ha atravesado particularmente un cuerpo y ha minado nuestro lazo con la madre. Por si fuera poco, sobre sus hombros ha pesado siempre la responsabilidad, el amor y el cuidado como si de verdad fuera un instinto, como si se tratara de un botón que enciende y apaga la maternidad. Dar por sentado el amor es renunciar a la búsqueda y al encuentro de resignificar nuestros vínculos, implica ver a la madre solo con un ojo, como recordándole que ya no es una mujer, que ahora es solo la-mamá-de. Luego de ese juicio está el perdón.Como hijas somos implacables y aún sin ser madres, esperamos que al momento de serlo —si es que pasa— haya benevolencia hacia nosotras. No hay un hogar más seguro que la madre y nada más liberador que aprender a conocerlas fuera de ese rol. En un mundo que parece en contra de las mujeres, solo nos tenemos a nosotras mismas, solo nos queda agarrarnos de la mano con fuerza y sostenernos en el borde del abismo y en la caída.“Yo sé que no he sido la mejor mamá… Cuando la tristeza se me mete en el cuerpo yo trato de hacer que se vaya, te lo juro”.Una vez atravesado ese puente, hay otro hueco inmenso que se abre ante nosotros. Descubrimos que la mayoría de los abismos no son un lugar, sino que nos habitan, son los ojos convertidos en pozo, es la rinitis que deja a oscuras a Claudia y el resbalón de Gloria Inés. Puede ser la imposibilidad de responder un mensaje, el silencio que llega de golpe y nos roba hasta el disfrute de la música. Es también el recuerdo que está llegando ahora a su cabeza.El abismo como el silencio es una figura extendida. Incluso, en ocasiones, es otro familiar. Es, como su definición lo indica, una “parte profunda del pensamiento o del alma que resulta insondable o incomprensible”, como una capa oscura y densa que se adhiere con fuerza unos días más que otros, y requiere toda una red de afectos para quebrarse. A los abismos le hacemos ofrendas porque la tristeza también es un ritual: hacemos promesas de ya no pensar tanto en eso y tomamos duchas largas para que el agua se lleve todo. Le entregamos algo que amamos, lo dejamos caer como Claudia a Paulina. Y basta. Y siguen faltando cosas también.Pilar Quintana escribió una novela en la que una hija descubre a su madre, descifra a su padre y en medio de esos dos lenguajes construye un mundo propio, aún en medio de los derrumbes que todo el tiempo los desbordan. Es honesta y sutil, y por eso es fácil encontrar en esos personajes la piel de la gente que conocemos. Todos asistimos a la degradación de la familia: a través de una separación, cuando una enfermedad llega y se lleva a quien amamos. O, cuando simplemente y sin poder pararlo, el deterioro del tiempo lo consume todo y no podemos hacer nada, solo ver cómo pasa. Lo que amamos, a quienes amamos, se cae ante nosotros porque la gravedad es definitiva y aunque creamos saber qué les pasa, hay una marea indetectable que solo ellos dimensionan en su pecho. Hay casos en los que la rinitis y la migraña de Claudia los apaga. Otras veces, de tanto amor y tanto daño, los lanzamos por el abismo para ya no saber más de ellos, sin saber que una parte nuestra está ahora en el fondo y que desde cualquier presente, regresaremos al umbral para preguntarnos si hicimos bien en huir.
Una de las voces más importantes de la literatura colombiana contemporánea es Pilar Quintana. La escritora caleña ha construido un universo literario en el que habita la ferocidad del amor, de la violencia, en medio de lugares particulares como el Pacífico Colombiano. Luego de ser nominada a varios premios por su novela "La Perra" y de la reedición de "Caperucita se come al lobo", Quintana recibe un nuevo reconocimiento. La autora ha sido anunciada como la ganadora del Premio Alfaguara 2021, en su XXIV edición, por su novela "Los Abismos", una obra inédita que estará al alcance de los lectores desde el próximo 25 de marzo, según anunció la editorial. El jurado premió esta novela que describe "la oscuridad del mundo de los adultos, a través del punto de vista de una niña que desde la memoria de su vida familiar intenta comprender la conflictiva relación entre sus padres", dijo el presidente del jurado, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.
El huecoEstuvimos tres años en el hueco. Así lo llamábamos aunque en realidad no era un hueco. Era una estructura de paredes altísimas de concreto, sin techo. Mariángela estaba en una celda y yo, en otra. Las celdas eran contiguas.El único hueco era el que había en todo lo alto. Por ahí entraban el sol y la noche. Por ahí nos caían la lluvia y la comida. Nunca nos dieron un plato servido como a la gente. Nos tiraban el arroz lo mismo que la sopa. Había que hacer las necesidades en un rincón y había que esperar que la comida no cayera en ese rincón. Había que buscar los pedazos de comida esparcidos por toda la celda y, si era sopa, había que agacharse a lamer como los animales.Mientras estuvimos en el hueco, Mariángela se negó a aceptar la realidad. Según ella, el hueco sí tenía techo. El intenso calor que sentía durante el día y el frío de la noche se debían a un sistema de calefacción y aire acondicionado. La lluvia era un sistema de aspersores para cultivos que colgaba del techo y los truenos, efectos de sonido reproducidos por un equipo de sonido.Mariángela decía que Víctor había instalado todos esos sistemas con el propósito expreso de torturarnos suplementariamente. El encierro —y la pared que nos separaba, los daños físicos, las humillaciones— no eran suficientes para él. Mariángela decía que a Víctor le gustaba jugar a Dios.En cuanto a la comida, se imaginaba que la lanzaba un aparato parecido al que dispara pelotas de tenis. Mariángela se había procurado una explicación para todo.Para ella el hueco era hermético y estaba sumido en las tinieblas. Esa era la razón por la que no podía ver nada, no quería darse cuenta de que le habían arrancado los ojos. Yo no la desengañaba aunque a mí no me había ido mejor, a mí me habían arrancado los testículos.La mente de Víctor era ilimitadamente perversa, y había que reconocer que en la misma medida era una mente brillante. Nos había castigado a cada uno justo donde estaba la raíz de nuestro pecado, con un acierto y con una sevicia que solo pueden compararse con las atrocidades divinas de las que hace alarde la Biblia.En eso de que Víctor jugaba a Dios sí tenía razón MariángelaVíctor tenía una flotilla de aviones, una colección de coches antiguos y un equipo de carreras. Tenía tantas propiedades en tantas ciudades que ni él mismo sabía cuántas eran. Tenía una finca —la misma donde estaba el hueco— que era más grande que Suiza. En un arrebato de ostentación la había llamado País Víctor y, de hecho, ahí solo regían sus propias leyes.País Víctor tenía un ejército de quinientos hombres para custodiarla y no producía nada. Era una finca de recreo que nada más consumía. Tenía 77 nacimientos de agua, 77 caballos árabes y 77 habitaciones para invitados.A Víctor le gustaban esas coincidencias numéricas —siempre de tres en tres y siempre usando el número siete— y se jactaba de tener el poder de propiciarlas.Las pesebreras estaban alfombradas, las cerraduras de las puertas eran de oro, lo mismo que los grifos de los baños, y la pista de aterrizaje tenía capacidad para grandes aviones comerciales, aunque no llegaba ninguno.Víctor tenía fama de haber matado más de doscientas personas y hecho explotar siete bombas de alta potencia en siete centros comerciales de siete ciudades distintas. Así había doblegado al gobierno y conseguido sus favores.Yo solo era uno de sus pilotos y no tenía nada. La única razón por la que Mariángela podía haberse fijado en mí era porque yo era guapo.Víctor era bajito y rechoncho. La barriga le sobresalía por encima de los pantalones y a sus 39 parecía de cincuenta. Tenía la cara deformada por viejas marcas de acné y de vez en cuando le aparecían pústulas frescas que reventaban causando estropicio de pus y sangre.Por eso hizo que a Mariángela le sacaran los ojos.Mariángela era una muchacha de barrio. Una de tantas que Víctor compraba con joyas, con ropa o directamente con plata, una de esas que sacaba a pasear el fin de semana. Mariángela no era nadie. Pero tenía un culo precioso.Por eso, a mí, Víctor me hizo cortar el suministro de testosterona.Yo llevé a Mariángela a País Víctor. Nunca había montado en avión y estuvo muy preguntona. Cuando llegamos a la casona y vio los balcones, la piscina y la magnificencia de todo, soltó el maletín, que no había dejado que nadie le cargara, y dijo guau.Víctor no estaba.Nos sirvieron la cena en el comedor para veintidós personas, a ella en un extremo y a mí en el otro, y nos dejaron solos. Solos con la guacamaya de Víctor, que tenía las alas cortadas, y se movía de silla en silla. Mariángela estaba encantada de jugar a la gran dama. Afectaba los modales, se refería a la guacamaya como a su alteza real y le hacía una reverencia cada vez que alzaba la copa para tomar. Nos estuvimos riendo todo el tiempo.En cuanto terminó el postre dejó caer la servilleta con descuido sobre la mesa. Había vuelto a ser ella misma y, del modo más natural, me preguntó si me parecía que ella era muy puta por acostarse con un tipo como Víctor. Le respondí que no era más puta que yo. Ahí fue cuando nos perdimos. Lo vi en sus ojos y ella lo vio en los míos. Dejamos de reírnos.Vinieron a decirnos que Víctor no llegaría hasta el día siguiente y nos llevaron al segundo piso. Nos asignaron habitaciones contiguas con balcones que apenas se separaban con una baranda decorativa de madera. Estoy seguro de que Víctor me puso a Mariángela tan cerca a propósito.Hasta ese momento solo me había dado trabajos anodinos como llevar a sus amantes ocasionales de un lugar a otro. Ahora, quizás, estaba pensando hacerme su piloto personal o darme una ruta, que era lo que yo ambicionaba. Víctor no confiaba en nadie y quería probarme.Yo habría jurado que en mí sí podía confiar. Fui el primer sorprendido una vez se vio lo contrario. Cuando salí al balcón a fumarme un cigarrillo, ella estaba ahí. De pie junto a la baranda que separaba los cuartos. Hablamos de las montañas que se veían al frente, por hablar de alguna cosa, por disimular el nerviosismo. En cuanto tiré elcigarrillo, nos miramos y nos besamos. Cualquiera de los empleados de Víctor podía habernos visto. Se lo dije a Mariángela y ella se entró a su habitación sin decirme nada. No tuve un instante de vacilación. Salté la baranda y entré detrás de ella.No nos dijimos nada. Todo lo hicimos con desesperación y abandono, y no creo que fuera solo por el peligro o porque fuera nuestra primera vez, sino porque en el fondo sabíamos que también era la última. Pero fuimos felices, nos mirábamos a los ojos, más bien nos comíamos con los ojos, y sonreíamos.Yo me vine largamente, ella no lo consiguió.Le dije que después de un polvo imperfecto siempre hacía falta una buena conversación de cama. Ella se rio y me contó de su hijo de cuatro años. Yo, de los miedos que había pasado en mi profesión. Mariángela se fue quedando dormida en mi pecho.Antes de irme, contemplé su hermoso culo desnudo. Aún hoy, el recuerdo de ese culo desnudo me hace posible concebir el deseo.Yo había dejado la luz de la mesa de noche encendida y ahora estaba apagada. Me moví con cautela. A pesar de la oscuridad lo vi. Estaba sentado en el sillón. Se veía tranquilo, y hasta me pareció ver que sonreía. Tal vez ya tenía concebido su plan. No hizo nada, no dijo nada. Se levantó y se fue.Cuando abrió la puerta, entró un chorro de luz y pude ver que había dos hombres en las esquinas del cuarto. Estaban armados y me apuntaban. Oí que otros hombres entraban en la habitación de Mariángela.Oí sus gritos aterrados, oí cómo la sacaban, oí cómo se resistía, oí que le suplicaba a Víctor que no la matara y al final, cuando su voz era un hilo en el extremo más alejado del pasillo, oí que gritaba mi nombre.Quise ir por ella, pero los hombres me agarraron. Me tuvieron dos días encerrado en la habitación. Sin comida y sin agua. Sin saber qué había pasado con Mariángela. Luego me llevaron al primer piso, al comedor donde había cenado con ella y la guacamaya.Había varios hombres y estaban Víctor y Mariángela. Nos miramos, estaba tan bonita como el primer día, le sonreí. Uno de los hombres me pegó en la cabeza con la cacha de su revólver. Mariángela soltó un grito.Me desvistieron, me agarraron entre cuatro y me inmovilizaron sobre la mesa para veintidós personas. Entonces vi al hombre que se acercaba con el bisturí. Mariángela no paraba de llorar, Víctor le sujetaba la cara para asegurarse de que mirara. El hombre tomó mis testículos con la mano, como sopesándolos, los levantó y acercó el bisturí. Sentí el frío del acero y el calor de la sangre. Me desmayé.Cuando volví en mí, seguía sobre la mesa del comedor. Me habían puesto una manta encima y sentía frío. Mariángela estaba acostada a mi lado. Dormía. Por un momento pensé que seguíamos en la cama, que acabábamos de hacer el amor. La voz de Víctor me sacó del ensueño. Sentí su aliento en mi oreja. A ella le vamos a sacar los ojos, me dijo.El hombre del bisturí —debía ser un cirujano, Víctor siempre hacía las cosas bien— estaba al lado de Mariángela. Le pusieron un aparato que le abrió los párpados. Vi claramente sus ojos verdes, vi claramente cuando el bisturí entraba. Perdí la conciencia otra vez.A ratos la recuperaba y siempre percibía a Mariángela junto a mí. Pero todas las imágenes son borrosas y de pesadilla. Creo que vi las cuencas de sus ojos vacías. Sus ojos en las manos de Víctor. La guacamaya montada en el hombro de Víctor. Los párpados cosidos.Cuando me desperté del todo, ella no estaba a mi lado y estábamos en el hueco.Cortesía: Literatura Random House.
Una nueva experiencia podrán disfrutar los bogotanos en la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá, BibloRed, con la celebración del Asian Saturday Fest que por segundo año consecutivo convoca a todos aquellos seguidores de las expresiones artísticas asiáticas, las cuales se han convertido en una tendencia a nivel mundial.El evento reúne a los fans del cosplay, kpop y animé de Bogotá con el ánimo de infundir la cultura artística asiática a partir de diversas y múltiples muestras artísticas de alta calidad. Para su organizador, David Acosta Rubiano, líder de la agrupación musical Kamisama Gakudan y licenciado en educación artística, la Biblioteca Pública Virgilio Barco es un espacio preciso para dar a conocer las novedades del arte asiático que cada vez más crece y se fortalece a través de las diversas manifestaciones artísticas en la ciudad.Durante el evento se contará con la presencia del proyecto musical llamado Kamisama Gakudan y otras bandas y artistas aliados dispuestos para poner sus talentos al servicio de la expansión del arte asiático moderno.Programación 1:00 p.m. a 3:30 p.m.Presentaciones musicales Jrock y anison con las bandas * Reyerth * Shinjidai * Mara Lunaris * Kamisama Gakudan.Muestra escénica Cosplay - Diego Contreras Art 3.30 p.m. a 4:00 p.m.Mini conferencia dada por los Cosmakers y Cosplayer “The Armory Kingdom” Fabricación de Cosplay y tips para cosplayers. 4:00 p.m. a 5:30 p.m. Presentaciones de Baile Kpop y Jpop • Mike • Nisha y Cat • Asia al cuadrado - 5:30 p.m. Pasarela Cosplay
Sus trabajo poético en Mis flores negras, La araña, Idilio eterno, Abstracciones, Resurrecciones, La voz del río, Reto, Altas ternuras y Oh poetas, entre otras, son consideradas clásicos de la literatura colombiana. "Resurrecciones"Algo se muere en mí todos los días;la hora que se aleja me arrebata,del tiempo en la insonora catarata,salud, amor, ensueños y alegrías.Al evocar las ilusiones mías,pienso: “¡yo, no soy yo!” ¿por qué, insensata,la misma vida con su soplo matami antiguo ser, tras lentas agonías?Soy un extraño ante mis propios ojos,un nuevo soñador, un peregrinoque ayer pisaba flores y hoy… abrojos.Y en todo instante, es tal mi desconcierto,que, ante mi muerte próxima, imaginoque muchas veces en la vida…he muerto."Abstracción"A veces melancólico me hundoen mi noche de escombros y miserias,y caigo en un silencio tan profundoque escucho hasta el latir de mis arterias.Más aún: oigo el paso de la vidapor la sorda caverna de mi cráneocomo un rumor de arroyo sin salida,como un rumor de río subterráneo.Entonces presa de pavor y yertocomo un cadáver, mudo y pensativo,en mi abstracción a descifrar no aciertoSi es que dormido estoy o estoy despierto,si un muerto soy que sueña que está vivoo un vivo soy que sueña que está muerto."Mis flores negras"Oye: bajo las ruinas de mis pasiones,en el fondo de ésta alma que ya no alegras,entre polvo de ensueños y de ilusionesbrotan entumecidas mis flores negras.Ellas son mis dolores, capullos hechoslos intensos dolores que en mis entrañassepultan sus raíces cual los helechos,en las húmedas grietas de las montañas.Ellas son tus desdenes y tus rigores;son tus pérfidas frases y tus desvíos;son tus besos vibrantes y abrasadoresen pétalos tornados, negros y fríos.Ellas son el recuerdo de aquellas horasen que presa en mis brazos te adormecías,mientras yo suspiraba por las aurorasde tus ojos... auroras que no eran mías.Ellas son mis gemidos y mis reprochesocultos en esta alma que ya no alegras;son por eso tan negras como las nochesde los gélidos polos... mis flores negras.Guarda, pues, este triste, débil manojoque te ofrezco de aquellas flores sombrías;Guárdalo; nada temas: es un despojodel jardín de mis hondas melancolías."La araña"Entre las hojas de laurel, marchitas,de la corona vieja,que en lo alto de mi lecho suspendida,un triunfo no alcanzado me recuerda,una araña ha formadosu lóbrega viviendacon hilos tembladoresmás blancos que la seda,donde aguarda a las moscashaciendo centinelaa las moscas incautasque allí prisión encuentran,y que la araña chupacon ansiedad suprema.He querido matarla:Mas… ¡imposible! Al verlacon sus patas peludasy su cabeza negra,la compasión invademi corazón, y aquellacriatura vil, entonces,como si comprendierami pensamiento, avanzasin temor, se me acercacomo queriendo darmelas gracias, y se alejadespués, a su esconditedesde el cual me contempla.Bien sabe que la odiopor lo horrible y perversa;y que me alegraríasi la encontrara muerta;mas ya de mí no huye,ni ante mis ojos tiembla;un leal enemigoquizás me juzga, y piensaal ver que la ventajaes mía, por la fuerza,¡que no extinguiré nuncasu mísera existencia!En los días amargosen que gimo, y las quejasde mis labios se escapanen forma de blasfemias,alzo los tristes ojosa mi corona Vieja,y encuentro allí la araña,la misma araña feacon sus patas peludasY su cabeza negra,¡como oyendo las frasesque en mi boca aletean!En las noches sombríascuando todas mis penascomo negros vampirossobre mi lecho vuelan,cuando el insomnio pintalas moradas ojeras,y las rojizas manchasen mi faz macilenta,me parece que bajala araña de su celda,y camina y camina…y camina sin treguapor mi semblante mustiohasta que el alba llega.¿Es compasiva? ¿Es mala?¿Indiferente? Velami sueño, y, cuando escribo,silenciosa me observa.¿Me compadece acaso?¿De mi dolor se alegra?¡Dime quién eres, monstruo!¿En tu cuerpo se albergaun espíritu? Dime:¿Es el alma de aquellamujer que me persigue,todavía, aunque muerta?¿La que mató mi dichay me inundó en tristeza?Dime: ¿Acaso dejastela vibradora selva,donde enredar solías,tus plateadas hebras,en las obscuras ramasde las frondosas ceibas,por venir a mi alcoba,en el misterio envuelta,como una envidia muda,como una viva mueca?¡Te hablo y tú nada dices,te hablo y no me contestas!¡Aparta, monstruo, huyeotra vez, a tu celda!Quizás mañana mismo,cuando en mi lecho muera,cuando la ardiente sangrese cuaje entre mis venasy mis ojos se enturbien,tú, alimaña siniestra,bajarás silenciosay en mi obscura melenaformarás otro asilo,formarás otra tela,sólo por perseguirme¡hasta en la misma huesa!¡Qué importa!… nos odiamos,pero escucha: no temas,no temas por tu vida,¡es toda tuya, entera!¡Jamás romperé el hilode tu muda existencia!Sigue viviendo, sigue,pero… ¡oculta en tu cueva!¡No salgas! ¡No me mires!No escuches más mis quejas,ni me muestres tus patas,¡ni tu cabeza negra!…Sigue viviendo sigue,inmunda compañera,entre las hojas de laurel marchitasde la corona vieja,que en lo alto de mi lecho suspendida¡un triunfo, no alcanzado, me recuerda!"A mis críticos"Si supiérais con qué piedad os miroy cómo os compadezco en esta hora.En medio de la paz de mi retiromi lira es más fecunda y más sonora.Si con ello un pesar mayor os causoy el dedo pongo en vuestra llaga viva,sabed que nunca me importó el aplausoni nunca me ha importado la diatriba.¿A qué dar tanto pábulo a la penaque os produce una lírica victoria?Ya la posteridad, grave y serena,al separar el oro de la escoriadirá cuando termine la faena,quién mereció el olvido y quién la gloria.
“Decidimos firmar carteles de Star Wars, una cantidad limitada”, dijo Mark Hamill, a la revista "Político" al confirmar esta iniciativa.El actor, muy activo en redes sociales, señaló que esta venta está destinada, sobre todo, a "los verdaderos coleccionistas incondicionales, especialmente aquellos que tienen ingresos disponibles".Estos compradores podrían incluso hacer rentable esta compra cuyos ingresos se destinarán a ayudar a Ucrania para defenderse de la invasión que sufre por parte de Rusia desde hace un año.Aún no se ha definido exactamente cómo se pondrán a la venta los carteles, pero la idea es que “miles de personas participen (en una especie de subasta para adquirirlos)”, dijo Hamill al medio estadounidense.Se espera que la venta de carteles comience en unos días y se produzca antes de que se cumpla el primer aniversario del inicio de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero.El más famoso guerrero Jedi cinematográfico, de 71 años, reveló que no ha vendido artículos autografiados desde 2017, cuando se estrenó "Star Wars: The Last Jedi". “Simplemente no es algo que yo haga” de forma habitual, dijo, y agregó que está feliz de hacerlo esta vez para apoyar a Ucrania, cuya lucha en curso contra Rusia es “de todo menos inspiradora”.Hamill añadió que algo que aprendió de los mundos de "Star Wars" es hacer "lo correcto por el bien de todos, en lugar de centrarse en el interés propio", y precisó que no se puede comparar ese mundo conflictivo intergaláctico con "los verdaderos horrores a los que se enfrentan los ucranianos”.“Uno es realmente un cuento de hadas para niños, originalmente eso era Star Wars. Y la realidad, la cruda realidad de lo que está pasando en Ucrania, es desgarradora”, indicó. El dinero que se obtenga con la venta de los carteles se destinará a la plataforma de recaudación de fondos estatal ucraniana United24.Según Político, Hamill se convirtió en embajador del proyecto "Ejército de Drones" de esa plataforma en septiembre pasado, después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, le pidiera personalmente que se uniera a la lucha contra "el imperio del mal", como denominó a Rusia. Le invitamos a conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Este libro de recuerdos de la francesa Fernande Olivier se publicó por primera vez en París en 1934, veinte años después de que se produjeran las vivencias que recoge, su vida junto a Picasso y sus amigos entre 1904 y 1912, un periodo en el que el propio artista, que entonces pintaba de noche, dormía por las mañanas y paseaba e iba los cafés por las tardes, era el encargado de barrer su estudio y hacer la compra diaria.La precariedad era tal que Olivier cuenta cómo estuvo dos meses sin salir del taller del artista por carecer de zapatos, cómo tantas mañanas se quedaba en la cama temiéndole al frío que hacía en el taller sin calefacción o cómo algún día pudieron comer gracias a que la escritora estadounidense Gertrude Stein y su hermano, cuya casa visitaban asiduamente, compraron algún dibujo para su colección.Observaciones sorprendentes"Compañera fiel de los años de miseria, no he sabido ser la de los años de prosperidad", confiesa Fernande Olivier en el primer capítulo de estas memorias, en las que también cuenta el nacimiento del cubismo y que están repletas de observaciones sorprendentes como: "Yo no he visto nunca a Picasso leer demasiado".Matisse, Max Jacob, Apollinaire, Modigliani, Paul Poiret, Suzanne Valadon y Mauricio Utrillo, entre muchos otros, son los amigos de Picasso que compartieron con el artista español aventuras y desventuras, relatadas con cierto humor por Oliver, como la investigación policial de la que fueron objeto con motivo del robo de unas estatuillas del Museo del Louvre en París.Olivier cuenta que fue un amigo del poeta francés Guillaume Apollinaire quien "por fanfarronería, por diversión o por probar que era muy fácil robar en el Louvre, se había llevado del museo, en el curso de varias visitas, algunas máscaras y estatuillas".Después Apollinaire regaló a Picasso un par de aquellas máscaras de piedra sin mencionar su procedencia, aunque recomendando que no permanecieran a la vista, por lo que el pintor las guardó en el fondo de un armario.Picasso no fue considerado culpable en aquel caso, pero se tuvo que poner a disposición del juez como testigo y atravesar París en compañía de un policía, después de lo cual vivió angustiado varios días creyendo que lo vigilaban.Dueño de tres gatos, dos perros, una tortuga y una mona, Picasso, amante de los animales, recibía con frecuencia la visita del dueño de un cabaret donde se reunían los artistas y que acostumbraba a llegar al taller del pintor acompañado por su asno, llamado Lolo.Un "asno pintor"Lolo ya era un "asno pintor" cuando visitaba a Picasso -un día se comió un paquete de tabaco y dos pañuelos de seda que alguien dejó sobre un diván-, ya que poco antes el escritor francés Roland Dorgelès ingenió la broma de atarle un pincel al rabo, junto a varios botes de pintura, para que el propio Lolo, distraídamente, fuera dando brochazos sobre un lienzo que luego sería colgado en el Salón de los Independientes en París, para admiración de algún crítico de arte.Modelo, pintora y escritora, Fernande Olivier dedica varios capítulos a los amigos poetas y escritores, como el poeta grecofrancés Jean Moréas, quien siempre recibía a Picasso diciéndole: "Dígame, Picasso, ¿tenía talento Velázquez?", y otro a la llegada a París de los futuristas, dispuestos a desbancar el cubismo, adoptando "posturas estrafalarias" como llevar cada calcetín de un color, pero siempre haciendo juego con la corbata.Todo lo relacionado con España estimulaba a Picasso, que siempre volvía exultante de las visitas a su país, donde, a diferencia de lo que hacía en París, vivía de noche y, escribe Olivier: "Nunca le vi trabajar en Barcelona, donde tenía a su familia, aunque a esta le consagraba el menor tiempo posible".En 2023 se celebra el año dedicado a Picasso Ruiz Picasso con una serie de actividades en España, donde nació en 1881, y Francia, donde falleció en 1973. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El "chatbot" de Nerón, que ya se encuentra activo en la página web del Coliseo, es capaz de entablar conversaciones sobre la historia del monumento más visitado de Italia, la compra de billetes para acceder al recinto y los horarios de visita, detalló el parque arqueológico en un comunicado."El Coliseo es una institución viva y en evolución. Nuestro objetivo es facilitar y mejorar la experiencia de visita de los usuarios, adaptándonos a nuevos códigos y lenguajes para entrar en contacto con un público más amplio y, en particular, con las nuevas generaciones", explicó la directora del parque arqueológico, Alfonsina Russo.El llamado Anfiteatro Flavio, el principal estadio de la antigua Roma, capaz de albergar hasta 50.000 personas en sus gradas para ver espectáculos como cacerías de fieras, luchas de gladiadores y batallas navales, recibe en la actualidad más de un millón y medio de turistas al año.En la fase de pruebas del "chatbot", que comenzó a principios de enero y duró 25 días, más de 3.400 personas entablaron en línea una conversación con el emperador romano. De los usuarios que ya han utilizado el nuevo servicio, la mayoría lo han hecho para preguntar por la compra de billetes para visitar el anfiteatro y de ellos un 58,8 % lo hicieron en italiano, un 33,4 % en inglés y un 7,8 % en francés, las tres lenguas en las que se ofrece el servicio.Un "chatbot" (término derivado de la unión de "chat" y "robot") es un tipo de programa informático que simula conversaciones humanas, permitiendo a los usuarios interactuar con dispositivos digitales como si se comunicaran con una persona real.La elección de un sonriente Nerón vestido con toga como imagen de este programa de IA es fruto de una serie de encuestas y entrevistas realizadas al público del parque arqueológico del Coliseo, quienes consideraron al emperador que gobernó Roma entre los años 54 y 68 d.C. como la opción "más fuerte y atractiva".Este "emperador digital" ha sido diseñado por la empresa italiana Machineria, especializada en la producción de contenidos y la automatización de instituciones culturales, en colaboración con la francesa Ask Mona, una de las principales compañías dedicadas al desarrollo de herramientas de conversación mediante inteligencia artificial. Le invitamos a conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.