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Albert Einstein envió un telegrama de apoyo al escritor español Miguel de Unamuno como expresión de afecto y desagravio por el destierro y exilio que el pensador español sufrió en entre 1924 y 1930, según comprueba un documento hallado en la Casa-Museo de Unamuno que custodia la Universidad de Salamanca.Einstein ya era un personaje de prestigio mundial, había ganado el premio Nobel de Física en 1921 cuando firmó el telegrama que también suscriben una veintena de personalidades de Alemania, redactado en el idioma de ese país como se puede apreciar en el telegrama presentado este lunes (16.12.2024) en la Casa-Museo en Salamanca (centro).La misiva, fechada en torno a 1930, ha sido encontrada entre el abundante fondo que articula el legado de Miguel de Unamuno (1864-1936), custodiado en la casa museo que gestiona la Universidad de Salamanca junto al edificio histórico del célebre Estudio Salmantino del que el pensador fue profesor y rector en diversas etapas.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíUnamuno y la cienciaAna Chaguaceda, directora de la Casa-Museo de Unamuno, explicó que el documento apareció durante la búsqueda realizada para preparar la celebración en 2026 de una exposición que divulgará la relación entre el filósofo y la ciencia.El telegrama, remitido por "sus amigos alemanes", se refiere a Unamuno como un "valiente luchador, gran poeta y filósofo" que ha "soportado con noble orgullo" el exilio, y le saludan "con motivo de su gloriosa vuelta del honroso destierro".Algunos de los nombres más reseñables que firmaron el documento junto a Einstein fueron Alfred Doeblin, autor de la novela Berlin Alexanderplatz y destacado referente del modernismo alemán, y Ernst Toller, uno de los dramaturgos más destacados de su época.El hallazgo nace de una observación de la investigadora García Gasco, a partir de una nota leída en el libro Einstein y los españoles (1986), de Thomas F. Glick, y que le llevó a una información de un número especial de La Gaceta Literaria, en 1930, donde se recogía el telegrama que con posterioridad buscó en el legado que custodia la Universidad.Desterrado por Primo de RiveraMiguel de Unamuno (1864-1936), uno de los más reconocidos escritores españoles, fue desterrado por la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, a quien el monarca Alfonso XIII había encomendado las riendas del país ante la crisis económica y política que vivió España a raíz del desastre de la guerra de Marruecos.Sus escritos irónicos contra Primo de Rivera, en ocasiones con insinuaciones sobre su vida privada, provocaron su destierro a la isla de Fuerteventura (Canarias, Atlántico), durante cinco meses, al que siguió un exilio en París de más de un año, en 1925, y una estancia posterior en Hendaya (1925-1930) antes de regresar a España.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Voltaire, cuyo nombre real era François-Marie Arouet, fue un filósofo, escritor e historiador francés, y uno de los principales exponentes del movimiento de la Ilustración. Famoso por su ingenio, su aguda crítica a las instituciones tradicionales y su férrea defensa de la libertad de expresión, la tolerancia religiosa y la reforma social, Voltaire dejó un legado que trasciende siglos.Voltaire arremetió contra el fanatismo, la superstición y la intolerancia, defendiendo la razón como base de una sociedad más justa. Sus obras atacan la hipocresía de las instituciones religiosas y abogan por la separación entre Iglesia y Estado. Fue un precursor del derecho a expresarse libremente. Su famosa frase, aunque apócrifa, resume este ideal: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo".Voltaire y la Ilustración La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual que transformó el pensamiento europeo durante los siglos XVII y XVIII. En este contexto, Voltaire emergió como uno de los principales artífices de las ideas que moldearon esta era.Voltaire abogó por el uso de la razón para analizar y desafiar las estructuras sociales, religiosas y políticas. Sus escritos, caracterizados por su ironía y agudeza, cuestionaron las verdades aceptadas y promovieron el escepticismo hacia dogmas impuestos. Este enfoque ayudó a popularizar una mentalidad que valoraba la investigación científica y el análisis lógico como pilares del progreso humano.El escritor denunció incansablemente el fanatismo religioso y los abusos de la Iglesia católica, que en su época ostentaba un inmenso poder político. Obras como el "Tratado sobre la tolerancia" y "El Diccionario Filosófico" no solo plantearon la necesidad de libertad de pensamiento, sino que también inspiraron reformas posteriores hacia la separación entre Iglesia y Estado, como lo mencionamos anteriormente.Aunque Voltaire no era un revolucionario en el sentido moderno, su ideal de "despotismo ilustrado" influyó en monarcas como Federico el Grande de Prusia y Catalina la Grande de Rusia. Voltaire creía que los gobernantes educados en los principios de la Ilustración podrían promover reformas para mejorar la vida de sus súbditos, sentando las bases de sistemas más justos y racionales.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíVoltaire y los libros El impacto de Voltaire fue evidente en la generación que lideró la Revolución Francesa (1789). Figuras como Diderot y Rousseau, aunque a veces en desacuerdo con Voltaire, se inspiraron en su crítica al absolutismo y en su fe en el progreso racional. Su pensamiento influyó en discursos sobre la libertad, la igualdad y los derechos individuales que marcaron este periodo.La sátira de Voltaire, especialmente en Cándido, sirvió como modelo para escritores como Jonathan Swift y, más tarde, autores del siglo XIX como Mark Twain. Su capacidad para denunciar las injusticias a través del humor y el absurdo consolidó una tradición literaria de crítica social mordaz.Autoras feministas como Mary Wollstonecraft y novelistas como George Eliot heredaron de Voltaire una perspectiva secular que desafió las normas patriarcales y religiosas. Aunque no fue explícitamente feminista, su insistencia en la libertad de pensamiento y en los derechos individuales influyó en las luchas por la igualdad de género.Algunas obras recomendadas"Cándido o el optimismo" (1759): Una sátira mordaz que pone en evidencia el optimismo filosófico de Leibniz, representado por la frase "vivimos en el mejor de los mundos posibles". A través de las desventuras de su protagonista, Cándido, Voltaire critica las injusticias sociales, el poder corrupto y el sufrimiento humano con un humor cáustico."Tratado sobre la tolerancia" (1763): Escrito tras el juicio y ejecución injusta de Jean Calas, este ensayo es una apasionada defensa de la tolerancia religiosa y la libertad de pensamiento. En él, Voltaire aboga por la convivencia pacífica y denuncia la barbarie de la intolerancia."Cartas filosóficas" (1734): En esta colección de cartas, Voltaire compara la sociedad francesa con la inglesa, alabando la tolerancia, el sistema parlamentario y la libertad de comercio de Inglaterra. La obra, considerada subversiva en su época, fue prohibida en Francia.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Jean-Paul Sartre, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX, nació el 21 de junio de 1905 en París, en el seno de una familia de clase media acomodada. Desde temprana edad, Sartre mostró un interés profundo por la literatura y la filosofía, influenciado por la vasta biblioteca de su abuelo Charles Schweitzer, un profesor de alemán. Este entorno le permitió desarrollar una pasión por los libros, que más tarde se vería reflejada en su obra literaria y filosófica.Sartre estudió en la École Normale Supérieure, una prestigiosa institución en la que compartió su tiempo con otros grandes pensadores de la época. Allí conoció a Simone de Beauvoir, quien se convertiría en su compañera de vida y en una influencia clave en su pensamiento, aunque mantuvieron una relación abierta poco convencional para la época. Sartre y Beauvoir no solo compartieron un vínculo romántico, sino que también desarrollaron un diálogo filosófico constante. Aunque nunca se casaron ni vivieron juntos, mantuvieron una colaboración intelectual profunda y mutuamente estimulante a lo largo de sus vidas. Beauvoir, con su agudo pensamiento feminista y existencialista, influyó en Sartre y viceversa, creando una de las alianzas filosóficas más fructíferas del siglo.Uno de los episodios fundamentales en la vida de Sartre fue su servicio militar en 1939 durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue capturado por los alemanes y pasó casi un año como prisionero de guerra. Durante su cautiverio, Sartre continuó escribiendo y reflexionando, y fue en esta época cuando desarrolló muchas de las ideas que darían forma a su pensamiento existencialista. Una vez liberado, se involucró activamente en la resistencia francesa contra el nazismo y, tras la guerra, se dedicó a criticar duramente las injusticias políticas y sociales de su tiempo.Inspirado por filósofos como Edmund Husserl y Martin Heidegger, Sartre desarrolló su propia corriente filosófica, el existencialismo, que planteaba que el ser humano está condenado a ser libre. En su obra seminal El ser y la nada (1943), Sartre explora la noción de que la existencia precede a la esencia, es decir, que los seres humanos no están definidos por una naturaleza predeterminada, sino que deben crear su propio significado a través de sus elecciones y acciones. Esta idea revolucionaria resonó fuertemente en una Europa devastada por la guerra, que buscaba reconstruir no solo ciudades, sino también valores humanos.Otro de los aspectos cruciales de su pensamiento fue el concepto de la "mala fe", que describe cómo las personas se engañan a sí mismas para evitar enfrentar la angustia de la libertad absoluta. Sartre argumentaba que las personas a menudo adoptan roles sociales o normas predefinidas para evitar la responsabilidad de sus propias decisiones, negando así su libertad fundamental. Esta idea fue ilustrada en su famosa obra de teatro A puerta cerrada (1944), donde tres personajes se enfrentan al infierno de la condena mutua en un espacio cerrado, sin escapatoria física o emocional.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.A pesar de su éxito literario y filosófico, Sartre fue un hombre de acción, comprometido con las luchas políticas de su tiempo. Fue un crítico vocal del colonialismo, apoyando movimientos de independencia en países como Argelia y Vietnam. Sus opiniones políticas lo llevaron a unirse al Partido Comunista durante un tiempo, aunque más tarde lo abandonaría por diferencias ideológicas. Sartre mantuvo una postura política cercana al marxismo, pero siempre defendiendo la autonomía del individuo.Algunas de sus obras más destacadas incluyen la novela La náusea (1938), donde el protagonista, Antoine Roquentin, experimenta una repulsión existencial hacia la banalidad de la vida cotidiana, reflejando las ideas filosóficas que Sartre desarrollaría más tarde en su obra filosófica. También es conocido por sus escritos en El existencialismo es un humanismo (1946), donde defendió su filosofía de las críticas, argumentando que la libertad humana, lejos de ser nihilista, implicaba una responsabilidad ética hacia los demás.La relación entre Sartre y Simone de Beauvoir fue igualmente fundamental para su producción intelectual. Ambos compartieron una visión del amor y de la vida que rompía con las convenciones sociales de la época. Su relación, a menudo descrita como una "relación necesaria", les permitió explorar sus identidades como individuos sin las limitaciones de la monogamia tradicional. Sartre alentaba a Beauvoir a explorar su propio pensamiento, y ella, con obras como El segundo sexo (1949), se convirtió en una de las voces más importantes del feminismo del siglo XX. Ambos compartían la idea de que la libertad es el valor supremo, y que los seres humanos están constantemente obligados a confrontar las limitaciones de sus elecciones.Jean-Paul Sartre recibió el Premio Nobel de Literatura en 1964, pero lo rechazó, argumentando que no deseaba ser "institucionalizado" ni reconocido por una autoridad que él consideraba burguesa y conservadora. Este gesto fue coherente con su vida de compromiso radical y rechazo a las jerarquías establecidas.Sartre murió el 15 de abril de 1980 en París, dejando un legado que continúa siendo estudiado y debatido. Su pensamiento sigue influyendo en diversas disciplinas, desde la filosofía hasta la literatura, la psicología y las ciencias sociales. Su vida fue una constante interrogación sobre la libertad, la responsabilidad y la autenticidad, y su obra un espejo de las tensiones de su tiempo, tanto políticas como existenciales.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Este libro nació de un texto de Borges. De la risa que sacude, al leerlo, todo lo familiar al pensamiento —al nuestro: al que tiene nuestra edad y nuestra geografía—, trastornando todas las superficies ordenadas y todos los planos que ajustan la abundancia de seres, provocando una larga vacilación e inquietud en nuestra práctica milenaria de lo Mismo y lo Otro. Este texto cita "cierta enciclopedia china" donde está escrito que "los animales se dividen en a] pertenecientes al Emperador, b] embalsamados, c] amaestrados, d] lechones, e] sirenas, f] fabulosos, g] perros sueltos, h] incluidos en esta clasificación, i] que se agitan como locos, j] innumerables, k] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l] etcétera, m] que acaban de romper el jarrón, n] que de lejos parecen moscas".* En el asombro de esta taxinomia, lo que se ve de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como encanto exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la imposibilidad de pensar esto.Así, pues, ¿qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata? Es posible dar un sentido preciso y un contenido asignable a cada una de estas singulares rúbricas; es verdad que algunas de ellas comprenden seres fantásticos —animales fabulosos o sirenas—; pero justo al darles un lugar aparte, la enciclopedia china localiza sus poderes de contagio; distingue con todo cuidado entre los animales reales (que se agitan como locos o que acaban de romper el jarrón) y los que sólo tienen su sitio en lo imaginario. Se conjuran las mezclas peligrosas, los blasones y las fábulas vuelven a su alto lugar; nada de inconcebible anfibia, nada de alas con zarpas, nada de inmunda piel escamosa, nada de estos rostros polimorfos y demoniacos, nada de aliento en flamas. Aquí la monstruosidad no altera ningún cuerpo real, en nada modifica el bestiario de la imaginación; no se esconde en la profundidad de ningún poder extraño. Ni siquiera estaría presente en esta clasificación si no se deslizara en todo espacio vacío, en todo intersticio blanco que separa unos seres de otros. No son los animales "fabulosos" los que son imposibles, ya que están designados como tales, sino la escasa distancia en que están yuxtapuestos a los perros sueltos o a aquellos que de lejos parecen moscas. Lo que viola cualquier imaginación, cualquier pensamiento posible, es simplemente la serie alfabética (a, b, c, d) que liga con todas las demás a cada una de estas categorías.Por lo demás, no se trata de la extravagancia de los encuentros insólitos. Sabemos lo que hay de desconcertante en la proximidad de los extremos o, sencillamente, en la cercanía súbita de cesas sin relación; ya la enumeración que las hace entrechocar posee por sí misma un poder de encantamiento: "Ya no estoy en ayuno —dice Eustenes—. Por ello se encontrarán con toda seguridad hoy en mi saliva: Áspides, Amfisbenas, Anerudutes, Abedesimones, Alartraces, Amobates, Apiñaos, Alatrabanes, Aractes, Asteriones, Alcarates, Arges, Arañas, Ascalabes, Atelabes, Ascalabotes, Aemorroides, ..." Pero todos estos gusanos y serpientes, todos estos seres de podredumbre y viscosidad hormigueante, como las sílabas que los nombran, en la saliva de Eustenes, tienen allí su lugar común, como sobre la mesa de disección el paraguas y la máquina de coser, si la extrañeza de su encuentro se hace evidente es sobre el fondo de ese y, de ese en, de ese sobre, cuya solidez y evidencia garantizan la posibilidad de una yuxtaposición. Es, desde luego, muy improbable que las hemorroides, las arañas y los amabates vengan a mezclarse un día bajo los dientes de Eustenes, pero, después de todo, en esta boca acogedora y voraz encontrarían buen lugar de habitación y el palacio de su coexistencia.La monstruosidad que Borges hace circular por su enumeración consiste, por el contrario, en que el espacio común del encuentro se halla él mismo en ruinas. Lo imposible no es la vecindad de las cosas, es el sitio mismo en el que podrían ser vecinas. Los animales "i] que se agitan como locos, j] innumerables, fe] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello" ¿en qué lugar podrían encontrarse, a no ser en la voz inmaterial que pronuncia su enumeración, a no ser en la página que la transcribe? ¿Dónde podrían yuxtaponerse a no ser en el no-lugar del lenguaje? Pero éste, al desplegarlos, no abre nunca sino un espacio impensable. La categoría central de los animales "incluidos en esta clasificación" indica lo suficiente, por la referencia explícita a paradojas conocidas, que jamás se logrará definir entre cada uno de estos conjuntos y el que los reúne a todos una relación estable de contenido a continente: si todos los animales repartidos se alojan sin excepción en uno de los casos de la distribución, ¿acaso todos los demás no están en éste? Y éste, a su vez, ¿en qué espacio reside? El absurdo arruina el y de la enumeración al llenar de imposibilidad el en en el que se repartirían las cosas enumeradas. Borges no añade ninguna figura al atlas de lo imposible; no hace brotar en parte alguna el relámpago del encuentro poético; sólo esquiva la más discreta y la más imperiosa de las necesidades; sustrae el emplazamiento, el suelo mudo donde los seres pueden yuxtaponerse. Desaparición que queda enmascarada o, mejor dicho, irrisoriamente indicada por la serie alfabética de nuestro alfabeto, que sirve supuestamente de hilo conductor (el único visible) a la enumeración de una enciclopedia china. Lo que se ha quitado es, en una palabra, la célebre "mesa de disección"; y dando a Roussel una mínima parte de lo que siempre le es debido, empleo esta palabra "Mesa" en dos sentidos superpuestos: mesa niquelada, ahulada, envuelta en blancura, resplandeciente bajo el sol de vidrio que devora las sombras —allí, por un instante, quizá para siempre, el paraguas se encuentra con la máquina de coser—; y cuadro que permite al pensamiento llevar a cabo un ordenamiento de los seres, una repartición en clases, un agrupamiento nominal por el cual se designan sus semejanzas y sus diferencias —allí donde, desde el fondo de los tiempos, el lenguaje se entrecruza con el espacio.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Este texto de Borges me ha hecho reír durante mucho tiempo, no sin un malestar cierto y difícil de vencer. Quizá porque entre sus surcos nació la sospecha de que hay un desorden peor que el de lo incongruente y el acercamiento de lo que no se conviene; sería el desorden que hace centellear los fragmentos de un gran número de posibles órdenes en la dimensión, sin ley ni geometría, de lo heteróclito; y es necesario entender este término lo más cerca de su etimología: las cosas están ahí "acostadas", "puestas", "dispuestas" en sitios a tal punto diferentes que es imposible encontrarles un lugar de acogimiento, definir más allá de unas y de otras un lugar común. Las utopías consuelan: pues si no tienen un lugar real, se desarrollan en un espacio maravilloso y liso; despliegan ciudades de amplias avenidas, jardines bien dispuestos, comarcas fáciles, aun si su acceso es quimérico. Las heterotopias inquietan, sin duda porque minan secretamente el lenguaje, porque impiden nombrar esto y aquello, porque rompen los nombres comunes o los enmarañan, porque arruinan de antemano la "sintaxis" y no sólo la que construye las frases —aquella menos evidente que hace "mantenerse juntas" (unas al otro lado o frente de otras) a las palabras y a las cosas. Por ello, las utopías permiten las fábulas y los discursos: se encuentran en el filo recto del lenguaje, en la dimensión fundamental de la fábula; las heterotopias (como las que con tanta frecuencia se encuentran en Borges) secan el propósito, detienen las palabras en sí mis mas, desafían, desde su raíz, toda posibilidad de gramática; desatan los mitos y envuelven en esterilidad el lirismo de las frases.Parece ser que algunos afásicos no logran clasificar de manera coherente las madejas de lana multicolores que se les presentan sobre la superficie de una mesa; como si este rectángulo uniforme no pudiera servir de espacio homogéneo y neutro en el cual las cosas manifestarían a la vez el orden continuo de sus identidades o sus diferencias y el campo semántico de su denominación. Forman, en este espacio uniforme en el que por lo común las cosas se distribuyen y se nombran, una multiplicidad de pequeños dominios grumosos y fragmentarios en la que innumerables semejanzas aglutinan las cosas en islotes discontinuos; en un extremo, ponen las madejas más claras, en otro las rojas, por otra parte las que tienen una consistencia más lanosa, en otra las más largas o aquellas que tiran al violeta o las que están en bola. Sin embargo, apenas esbozados, todos estos agolpamientos se deshacen, porque la ribera de identidad que los sostiene, por estrecha que sea, es aún demasiado extensa para no ser inestable; y al infinito el enfermo junta y separa sin cesar, amontona las diversas semejanzas, arruina las más evidentes, dispersa las identidades, superpone criterios diferentes, se agita, empieza de nuevo, se inquieta y llega, por último, al borde de la angustia.La incomodidad que hace reír al leer a Borges se transparenta sin duda en el profundo malestar de aquellos cuyo lenguaje está arruinado: han perdido lo "común" del lugar y del nombre. Atopía, afasia. Sin embargo, el texto de Borges lleva otra dirección; a esta distorsión de la clasificación que nos impide pensarla, a esta tabla sin espacio coherente, Borges les da como patria mítica una región precisa cuyo solo nombre constituye para el Occidente una gran reserva de utopías. ¿Acaso en nuestro sueño no es la China justo el lugar privilegiado del espacio? Para nuestro sistema imaginario, la cultura china es la más meticulosa, la más jerarquizada, la más sorda a los sucesos temporales, la más apegada al desarrollo puro de la extensión; la soñamos como una civilización de diques y barreras bajo la faz eterna del cielo; la vemos desplegada y congelada sobre toda la superficie de un continente cercado de murallas. Su misma escritura no reproduce en líneas horizontales el vuelo fugaz de la voz; alza en columnas la imagen inmóvil y aún reconocible de las cosas mismas. Tanto que la enciclopedia china citada por Borges y la taxinomia que propone nos conducen a un pensamiento sin espacio, a palabras y categorías sin fuego ni lugar, que reposan, empero, en el fondo sobre un espacio solemne, sobrecargado de figuras complejas, de caminos embrollados, de sitios extraños, de pasajes secretos y de comunicaciones imprevistas; existiría así, en el otro extremo de la tierra que habitamos, una cultura dedicada por entero al ordena- miento de la extensión, pero que no distribuiría la proliferación de seres en ningún espacio en el que nos es posible nombrar, hablar, pensar.Cuando levantamos una clasificación reflexionada, cuando decimos que el gato y el perro se asemejan menos que dos galgos, aun si uno y otro están en cautiverio o embalsamados, aun si ambos corren como locos y aun si acaban de romper el jarrón, ¿cuál es la base a partir de la cual podemos establecerlo con certeza? ¿A partir de qué "tabla", según qué espacio de identidades, de semejanzas, de analogías, hemos tomado la costumbre de distribuir tantas cosas diferentes y parecidas? ¿Cuál es esta coherencia —que de inmediato sabemos no determinada por un encadenamiento a priori y necesario, y no impuesta por contenidos inmediatamente sensibles? Porque no se trata de ligar las consecuencias, sino de relacionar y aislar, de analizar, de ajustar y de empalmar contenidos concretos; nada hay más vacilante, nada más empírico (cuando menos en apariencia) que la instauración de un orden de las cosas; nada exige una mirada más alerta, un lenguaje más fiel y mejor modulado; nada exige con mayor insistencia que no nos dejemos llevar por la proliferación de cualidades y de formas. Y, sin embargo, una mirada que no estuviera armada podría muy bien acercar algunas figuras semejantes y distinguir otras por razón de tal o cual diferencia: de hecho, no existe, ni aun para la más ingenua de las experiencias, ninguna semejanza, ninguna distinción que no sea resultado de una operación precisa y de la aplicación de un criterio previo. Un "sistema de los elementos" —una definición de los segmentos sobre los cuales podrán aparecer las semejanzas y las diferencias, los tipos de variación que podrán afectar tales segmentos, en fin, el umbral por encima del cual habrá diferencia y por debajo del cual habrá similitud— es indispensable para el establecimiento del orden más sencillo. El orden es, a la vez, lo que se da en las cosas como su ley interior, la red secreta según la cual se miran en cierta forma unas a otras, y lo que no existe a no ser a través de la reja de una mirada, de una atención, de un lenguaje; y sólo en las casillas blancas de esta tablero se manifiesta en profundidad como ya estando ahí, esperando en silencio el momento de ser enunciado.Los códigos fundamentales de una cultura —los que rigen su lenguaje, sus esquemas perceptivos, sus cambios, sus técnicas, sus valores, la jerarquía de sus prácticas— fijan de antemano para cada hombre los órdenes empíricos con los cuales tendrá algo que ver y dentro de los que se reconocerá. En el otro extremo del pensamiento, las teorías científicas o las interpretaciones de los filósofos explican por qué existe un orden en general, a qué ley general obedece, qué principio puede dar cuenta de él, por qué razón se establece este orden y no aquel otro. Pero entre estas dos regiones tan distantes, reina un dominio que, debido a su papel de intermediario, no es menos fundamental: es más confuso, más oscuro y, sin duda, menos fácil de analizar. Es ahí donde una cultura, librándose insensiblemente de los órdenes empíricos que le prescriben sus códigos primarios, instaura una primera distancia con relación a ellos, les hace perder su transparencia inicial, cesa de dejarse atravesar pasivamente por ellos, se desprende de sus poderes inmediatos e invisibles, se libera lo suficiente para darse cuenta de que estos órdenes no son los únicos posibles ni los mejores; de tal suerte que se encuentra ante el hecho en bruto de que hay, por debajo de sus órdenes espontáneos, cosas que en sí mismas son ordenables, que pertenecen a cierto orden mudo, en suma, que hay un orden. Es como si la cultura, librándose por una parte de sus rejas lingüísticas, perceptivas, prácticas, les aplicara una segunda reja que las neutraliza, que, al duplicarlas, las hace aparecer a la vez que las excluye, encontrándose así ante el ser en bruto del orden. En nombre de este orden se critican y se invalidan parcialmente los códigos del lenguaje, de la percepción, de la práctica. En el fondo de este orden, considerado como suelo positivo, lucharán las teorías generales del ordenamiento de las cosas y las interpretaciones que sugiere. Así, entre la mirada ya codificada y el conocimiento reflexivo, existe una región media que entrega el orden en su ser mismo: es allí donde aparece, según las culturas y según las épocas, continuo y graduado o cortado y discontinuo, ligado al espacio o constituido en cada momento por el empuje del tiempo, manifiesto en una tabla de variantes o definido por sistemas separados de coherencias, compuesto de semejanzas que se siguen más y más cerca o se corresponden especularmente, organizado en torno a diferencias que se cruzan, etc. Tanto que esta región "media", en la medida en que manifiesta los modos de ser del orden, puede considerarse como la más fundamental: anterior a las palabras, a las percepciones y a los gestos que, según se dice, la traducen con mayor o menor exactitud o felicidad (por ello, esta experiencia del orden, en su ser macizo y primero, desempeña siempre un papel crítico); más sólida, más arcaica, menos dudosa, siempre más "verdadera" que las teorías que intentan darle una forma explícita, una aplicación exhaustiva o un fundamento filosófico. Así, existe en toda cultura, entre el uso de lo que pudiéramos llamar los códigos ordenadores y las reflexiones sobre orden, una experiencia desnuda del orden y sin modos de ser.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Michel Foucault es uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Su trabajo abarca una variedad de temas, desde la historia de la medicina hasta la teoría del poder y la sexualidad. Para aquellos interesados en conocer su pensamiento, hay varios libros que se consideran indispensables. Aquí presentamos cuatro de ellos:"Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión" (1975)Este libro es uno de los trabajos más conocidos de Foucault y explora la evolución de los sistemas de castigo en la sociedad occidental. Foucault analiza la transición del castigo corporal público a las prisiones modernas y muestra cómo esta transformación refleja cambios más profundos en las estructuras de poder y control social."La historia de la sexualidad, Volumen 1: La voluntad de saber" (1976)Este es el primero de una serie de volúmenes en los que Foucault explora la historia de la sexualidad y su relación con el poder y el conocimiento. 💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.En este libro, Foucault desafía la idea de que la sexualidad ha sido reprimida desde el siglo XVII, argumentando en cambio que ha sido un tema de constante escrutinio y control."Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas" (1966)En este trabajo, Foucault realiza un análisis arqueológico de las ciencias humanas, investigando cómo diferentes épocas históricas han organizado el conocimiento de manera diferente. Este libro es fundamental para entender su metodología arqueológica y su enfoque sobre cómo las estructuras del conocimiento están ligadas a las estructuras del poder."La arqueología del saber" (1969)Este libro es una especie de manifiesto metodológico donde Foucault explica su enfoque arqueológico para estudiar la historia del pensamiento y del conocimiento. Aquí, Foucault detalla cómo las discontinuidades y rupturas en la historia del conocimiento deben ser entendidas.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El escritor, filósofo y politólogo Noam Chomsky sigue internado en el hospital en Brasil. Chomsky había sido internado en una clínica en Sao Paulo, tras sufrir un accidente cerebrovascular. Los medios informan que lleva, al menos, desde el 11 de junio en el hospital. Es un lingüista, filósofo, científico cognitivo, historiador, crítico social y activista político. Es ampliamente conocido por sus contribuciones a la teoría de la lingüística y su crítica de la política exterior de los Estados Unidos, el capitalismo y los medios de comunicación de masas.Chomsky revolucionó el campo de la lingüística con su teoría de la gramática generativa, que sugiere que la capacidad de generar lenguaje es innata en los seres humanos y está basada en estructuras subyacentes comunes a todas las lenguas humanas.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.También desarrolló una clasificación de las gramáticas formales conocida como la jerarquía de Chomsky, que es fundamental en la teoría de la computación.Chomsky fue un crítico feroz de la política exterior estadounidense, argumentando que a menudo promueve los intereses de las élites económicas a expensas de los derechos humanos y la democracia. Junto con Edward S. Herman, Chomsky coescribió el libro "Manufacturing Consent" (1988), que argumenta que los medios de comunicación masivos actúan en gran medida como herramientas de propaganda que apoyan los intereses de las élites poderosas.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Mark Fisher (1968-2017) fue un destacado crítico cultural, teórico político y escritor británico, reconocido por sus influyentes contribuciones al campo de la teoría cultural contemporánea. Nacido en Welwyn Garden City, Inglaterra, Fisher se destacó por su aguda crítica de la cultura capitalista y su exploración de la relación entre la política, la economía y la cultura popular.Fisher obtuvo su doctorado en Filosofía por la Universidad de Warwick, donde también enseñó por un tiempo. Su obra más influyente, "Capitalist Realism: Is There No Alternative?" (2009), exploró la dominación del capitalismo en la imaginación política contemporánea y su impacto en la cultura, la educación y la salud mental. Este libro se convirtió en un texto fundamental para comprender la naturaleza del capitalismo tardío y sus efectos en la sociedad contemporánea.También puede leer: Hannah Arendt: filosofía y humanidad descubierta.Además de su labor académica, Fisher fue un prolífico bloguero y escritor de artículos para publicaciones como The Guardian y New Statesman. Sus escritos abordaron una amplia gama de temas, desde la música electrónica hasta el cine, pasando por la política y la cultura popular. Su estilo incisivo y su capacidad para conectar conceptos teóricos complejos con la vida cotidiana lo convirtieron en una figura influyente en los círculos intelectuales y políticos de su tiempo.Un dato curioso sobre Mark Fisher es su profundo interés en la música electrónica, especialmente en el género conocido como "hauntology". Este término, acuñado por Fisher, hace referencia a la sensación de un futuro perdido, una nostalgia por lo que nunca llegó a ser. Fisher exploró cómo esta idea se refleja en la música, la cultura y la política contemporáneas, y cómo puede revelar tensiones subyacentes en la sociedad.Mark Fisher falleció en enero de 2017 a la edad de 48 años. Su mujer confirmó que se había suicidado. Su lucha con la depresión fue narrada por el propio Fisher: "La depresión no es riqueza. La alienación no es progreso. La ansiedad no es libertad".No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Hannah Arendt (1906-1975) fue una destacada filósofa política de origen judío alemana, conocida por su profundo análisis sobre la naturaleza del poder, la política y la condición humana en el siglo XX. Nació el 14 de octubre de 1906 en Hannover, Alemania.Arendt estudió filosofía con grandes pensadores como Martin Heidegger y Karl Jaspers. Su temprano interés en la política y la filosofía la llevó a investigar temas como el totalitarismo, la violencia política y la naturaleza del mal.Uno de los hitos en su carrera fue su cobertura del juicio a Adolf Eichmann, un oficial nazi responsable de la organización logística del Holocausto. Arendt cubrió el juicio para The New Yorker y posteriormente publicó su análisis en "Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal" (1963), donde discutió la naturaleza del mal en el contexto de la burocracia y la obediencia ciega.Entre sus obras más influyentes se encuentra "Los orígenes del totalitarismo" (1951), donde examinó los regímenes totalitarios nazi y soviético, explorando cómo surgieron y cómo afectaron a la sociedad moderna.Arendt también contribuyó al pensamiento político con conceptos como la acción política, la pluralidad y la libertad. Su obra "La condición humana" (1958) profundiza en la idea de la acción como la actividad fundamental que constituye la esfera pública y define la identidad humana.A lo largo de su vida, Arendt enseñó en varias universidades y mantuvo amistad con destacados intelectuales de su tiempo, como Walter Benjamin y Jürgen Habermas.Un dato curioso sobre Arendt es que, además de su trabajo como filósofa, fue una ávida coleccionista de cartas y postales, manteniendo una extensa correspondencia con amigos y colegas a lo largo de su vida.Hannah Arendt falleció el 4 de diciembre de 1975 en Nueva York, dejando un legado duradero en la filosofía política y el pensamiento del siglo XX. Su obra continúa siendo objeto de estudio y debate en ámbitos académicos y políticos en todo el mundo.Libros recomendados de Hannah ArendtsNo olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Hay que repensar la idea de pérdida en el amor. Solo me genera dolor el desamor, suponer que el otro me pertenecía. Si uno desarma esa creencia, no pierde en el sentido de que perdí lo que tuve", explicó Sztajnszrajber (Buenos Aires, 1968) este sábado en una entrevista desde Ciudad de México.En estos días el también escritor y conductor de televisión presenta en México "El amor es imposible", un ensayo con ocho tesis que propone deconstruir conceptos acerca del amor, con propuestas filosóficas a partir de anécdotas humanas."A mí me gusta hacer filosofía poniendo el cuerpo. Es un libro que habla desde la filosofía, pero se mete con cuestiones biográficas porque para mí una filosofía que no parta del lugar más estremecedor se queda corta", expresó el autor.El libro, publicado por Paidós, debate sobre la imposibilidad del amor por varias razones, entre ellas que todos los amores son una copia del primero, el amor es inefable, siempre llega a destiempo, es incalculable y siempre es un desamor.La media naranja cortada en gajosA partir de años de lecturas, diálogos y vivencias, la obra de 376 páginas mira el amor desde distintos ángulos, también el de la carencia, representada por una teoría repetida en las tarjetas postales y las redes sociales: la de la media naranja."Si uno es media naranja y va en busca de otra mitad es porque antes era una naranja entera; entonces hubo un castigo previo, un corte. Por eso en mi libro planteo que el amor siempre viene después del desamor", expuso.A la manera de "Rayuela", la canónica novela de Julio Cortázar, "El amor es imposible" puede leerse del primer capítulo al último, o con saltos adelante y hacia atrás. Cada apartado pertenece a una tesis sobre el amor y puede asumirse por separado, como en los cuadernos de cuentos."Al que le interesa leer que el amor es imposible porque es incalculable, puede leer eso y dejar las otras siete tesis. Es claro el libro al demostrar que el amor es imposible, a partir de determinar disparadores, el desamor, el destiempo, la monogamia, el primer amor y se da al lector la libertad de elegir", contó.A mitad de la escritura de su libro, Sztajnszrajber sufrió la muerte de sus padres; fue un golpe que alteró el proceso de creación. El escritor quitó el polvo a las historias humanas guardadas en su recuerdo y a partir de ellas hizo filosofía.Darío defiende el concepto de "te amo, pero no te necesito" en una relación de pareja, aunque acepta que es difícil llevarla a la práctica en una sociedad que mercadea con los sentimientos. "Sería importante si se planearan estas cuestiones. Después, cómo sostenerlas en la vida cotidiana, es un proceso".Benditos los besos que no se dieronSztajnszrajber mira hacia atrás. Se ve a sus nueve años en una fiesta de cumpleaños frente a una niña llamada Silvia. Es el primer amor, inocente, sin besos, que terminó difuminado en la niebla del peor diluvio: el paso del tiempo."Si hoy la viera, tal vez podríamos tomarnos un café, no más porque las historias no se redimen en el futuro. Si las historias de amor de niños alcanzan su redención de grandes, eso nunca nos satisface porque lo que a uno lo motiva e inspira es lo pendiente, no lo consumado", relató.Lo dice con una idea recreada con frecuencia por los poetas, que consideran benditos son los besos que jamás se dieron porque quedaron protegidos por el misterio de lo que pudo ser."Es un poco la lógica del deseo. Cuando se alcanza lo que se desea, esa especie de ardor del deseo se pierde. (Lo que pudo ser) da un encanto porque lo propio del amor tal vez sea lo inconsumado. No olvidemos que amar es ir en busca de algo que no sabemos qué es", aceptó. Le invitamos a conectarse con nuestra señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.