"Nuestra crítica a la dirección de la Torre Eiffel es que se niega a negociar (...) y que el modelo económico es desequilibrado y no ofrece garantías", declaró ante los medios la secretaria general de la CGT, Sophie Binet, en una manifestación con los trabajadores.La renovación de la pintura del monumento, señaló, es una de las principales inquietudes y "no es poca cosa" ya que necesita "varios años" y su coste se ha encarecido tras haberse encontrado plomo que complica la operación. "La gestión del patrimonio no puede ser una gestión financiera a corto plazo" y sale "cara", afirmó con rotundidad Binet.Recordó que su sindicato lleva años batallando para garantizar el mantenimiento de un ascensor histórico, que está en servicio desde la inauguración de la Torre Eiffel en 1889, y que tiene un coste más elevado que los demás por ser de funcionamiento hidráulico.Insistió en que la Torre Eiffel "debe disponer de los medios necesarios para realizar estas inversiones indispensables", así como para "para pagar a su personal y contratar a nuevos empleados".Esa reivindicación ha llevado a los trabajadores de la empresa concesionaria, la SETE, a echar de nuevo el cierre del monumento desde comienzos de esta semana, después de haberlo hecho ya el pasado diciembre.Binet, en cualquier caso, quiso distanciarse de la polémica en torno al peligro que la situación de deterioro en que se encuentra el monumento podría acarrear para los visitantes: aseguró que la seguridad "está totalmente garantizada".Durante la manifestación, una treintena de empleados corearon lemas como: "la Torre Eiffel en apuros, el Ayuntamiento endeudado"; "el Ayuntamiento accionista, la Torre deficitaria"; o "el Ayuntamiento se ceba, perdona Gustave".El Ayuntamiento de París es el accionista mayoritario de la SETE y hasta ahora no ha querido sentarse a negociar. "Las negociaciones no han comenzado, porque la dirección de la Torre Eiffel se ha negado a negociar", subrayó la sindicalista.De ahí que los 360 empleados de la SETE pidan ahora al consistorio parisino que asuma sus responsabilidades y le recuerdan que quedan sólo cuatro meses para los Juegos Olímpicos.Binet, que dijo esperar que las negociaciones puedan comenzar en las próximas horas, avisó que "los empleados no cederán" y si no hay cambios "evidentemente la huelga continuará".El delegado de la CGT, Alexandre Leborge, se esforzó en subrayar la paradoja entre el estado actual del monumento cuando su creador, Gustave Eiffel era "un ingeniero extremadamente meticuloso" en el mantenimiento de ésta y de sus otras obras.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La denuncia se presentó el 9 de enero de 2024 por "agresión sexual contra una persona vulnerable por parte de una persona que abusa de la autoridad de su cargo", según la denuncia contra el actor que la AFP pudo consultar."Gérard Depardieu rechaza con firmeza las acusaciones", dijo a la AFP su abogado Christian Saint-Palais, quien aseguró que se enteraron de la denuncia "por la prensa".Según el diario Le Courrier de l'Ouest, que reveló la nueva acción judicial, los hechos relatados por una exasistente de 24 años tuvieron lugar durante el rodaje del corto "Le magicien et les siamois", de Jean-Pierre Mocky.Entrevistada por el diario regional, la mujer, que desea permanecer en el anonimato, recordó en particular las manos del actor "por todo [su] cuerpo" y sus "palabras indecentes" en el plató.En diciembre de 2020, la justicia imputó a Depardieu, de 75 años, por una supuesta agresión sexual a la actriz Charlotte Arnould, que denunció en agosto de 2018 dos violaciones en el domicilio parisino del actor.A finales de diciembre, la justicia archivó la denuncia de la actriz Hélène Darras, que lo acusaba de haberla agredido sexualmente durante un rodaje en 2007, al haber prescrito los hechos.Ese mes, la periodista y escritora española Ruth Baza anunció que presentó una denuncia contra el gigante del cine francés por violación, por unos hechos presuntamente ocurridos en París en 1995."Mi cliente nunca ha sido convocado para dar explicaciones sobre estas acusaciones", agregó Saint-Palais, quien afirma no saber "absolutamente nada de un eventual procedimiento en España".No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La fiscalía de París abrió una investigación al respecto, informó la abogada, Laure Heinich.Godrèche, que ahora tiene 51 años, conoció al director de cine durante un casting, a la edad de 14, e inició una relación con él que se prolongó durante años, en la segunda mitad de la década de 1980. A causa del tiempo transcurrido, los hechos podrían haber prescrito.Jacquot, de 77 años, "niega rotundamente las alegaciones y acusaciones de Judith Godrèche", según el diario Le Monde, que ofrece detalles de la relación, conocida públicamente en aquella época. Contactado por la AFP, el director declinó hacer ningún otro comentario.La relación sexual volvió a salir a la palestra con la reciente emisión de un documental televisivo sobre la actriz.En la primavera de 1986, Godrèche era una adolescente que quería ser actriz y que conoció a Jacquot durante el proceso de selección de actores para la película "Les mediants", rodada en Portugal.Godrèche fue seleccionada y participó en el rodaje de esa película, sin ningún adulto que la acompañara. Posteriormente rodó también a las órdenes de Jacquot "La desencantada" (1990).La relación entre ambos acabó a principios de los años 1990. La fiscalía abrió las pesquisas "sobre violación de menor de 15 años, violencia y agresión sexual"."La niña que habita en mí ya no puede callar ese nombre", afirmó Godrèche en Instagram a principios de enero. "Se llama Benoît Jacquot (...). Ahora me amenaza con denunciarme por difamación", aseguró la actriz.Jacquot había descrito en otro documental de 2011 esa relación como "una transgresión". "Una chica como ella, que tenía 15 años, y yo 40, (yo) no tenía derecho", explicaba el director.Siguiendo el rastro del movimiento #MeToo, el cine francés se ha visto sacudido con denuncias de abusos presentadas en su inmensa mayoría por actrices y trabajadoras del sector.El caso más sonado es el del actor Gérard Depardieu, que ha sido denunciado por varias mujeres y que enfrenta desde finales de 2020 una denuncia formal por violación. Otro caso es el del director Nicolas Bedos, que será juzgado el jueves por una presunta agresión sexual.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Darras presentó la denuncia el 10 de septiembre y el ministerio público precisó entonces que la estudiaría para ver qué recorrido darle, aunque los hechos estaban prescritos.La intérprete explicó al programa de investigación "Complément d'enquête" de la cadena France 2 que Depardieu la había manoseado cuando tenía 26 años y actuaba como figurante en el filme "Disco", de Fabien Onteniente."Me puso su mano en las caderas, en las nalgas" y "me dijo claramente: ¿Quieres venir a mi camerino?", explicó la actriz, quien aseguró que "nada cambió" pese a que le dijo "no" y siguió manoseándola.Antes de esta denuncia, la justicia sí imputó al gigante del cine francés en diciembre de 2020 por agredir sexualmente a la actriz Charlotte Arnould, que denunció en agosto de 2018 dos violaciones en el domicilio parisino del actor.Y la periodista y escritora española Ruth Baza anunció en diciembre que presentó una denuncia contra el actor de 75 años por violación, por unos hechos ocurridos presuntamente en París en 1995.El caso Depardieu resquebrajó al mundo cultural francés, entre los que creen que llegó el momento de destapar los abusos y quienes insisten en que hay que dejar a la justicia hacer su trabajo.Además de las denuncias, el reportaje de "Complément d'enquête" generó revuelo por los comentarios obscenos de Depardieu sobre una niña de 10 años en Corea del Norte que montaba a caballo.Tras la difusión del programa, el presidente francés, Emmanuel Macron, denunció que el actor era objeto de una "cacería humana", y ofreció su apoyo a un "inmenso actor" que hacía que Francia se sintiera "orgullosa".No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Frente a las noticias de una denuncia de extrema gravedad contra Jan Latham-Koenig en el Reino Unido, el Teatro Colón ha decidido desvincularlo de todas las actividades actuales y futuras que desempeñaba en el ámbito de la Institución", comunicó el prestigioso teatro de ópera a la prensa.La Policía de Londres detuvo el pasado miércoles al director de orquesta de 70 años, acusado de organizar y facilitar un delito sexual contra un menor y de comunicarse con intenciones sexuales con otro, según informó la agencia Reuters.Latham-Koenig era director musical del Teatro Colón de Buenos Aires desde el año pasado.El británico había dirigido hasta este viernes varios conciertos de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y algunas óperas.El director fundó la Orquesta del Festival Britten-Shostakovich, una cita musical cooperativa entre el Reino Unido y Rusia.Anteriormente, había participado en las temporadas de música clásica del Valle d'Itria (Italia), Brno (República Checa), Dublín o Tokio, y colaborado en un proyecto de divulgación cultural con el arquitecto español, Santiago Calatrava.Está previsto que Latham-Koenig comparezca este viernes ante la Justicia británica.El Teatro Colón fue fundado en 1857 en la capital argentina, pero no fue hasta 1908 cuando se estableció en su histórica y colosal sede en la céntrica avenida 9 de julio de Buenos Aires, junto al famoso Obelisco.Por sus tablas han pasado algunos de los nombres más reconocidos de la música clásica y de la ópera en el siglo XX, como el compositor Igor Stravinsky; los directores de orquesta Herbert von Karajan y Leonard Bernstein; o los intérpretes Maria Callas y Luciano Pavarotti.Con un aforo para 2.478 personas, el Colón es considerado por varios expertos como uno de los mejores teatros líricos del mundo.Recientemente, el presidente de Argentina, Javier Milei, -un conocido aficionado a la ópera- inició su mandato con una recepción en forma de concierto en el teatro, al que acudió junto a varios líderes internacionales y sus colaboradores más estrechos.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La denuncia de un particular por "incitación al odio racial y apología del delito" cita la "posición" del músico y "su posibilidad cierta e innegable de difundir su mensaje de odio e incitar a agravar el antisemitismo" durante su visita a Argentina."Queremos que las autoridades argentinas evalúen la conducta de Waters. La Dirección de Migraciones puede evaluar si prohíbe su ingreso al país", dijo el abogado denunciante, Carlos Broitman, a la AFP.Broitman recordó que en Alemania se abrieron investigaciones por el uso por Waters en conciertos recientes de "vestimenta similar o alegórica a la utilizada por los nazis, transmitiendo un mensaje de odio hacia un grupo de personas".El artista de 80 años, quien presentó esta semana en Brasil su gira de despedida como músico, tiene previsto actuar el viernes en Montevideo y los días 21 y 22 en Buenos Aires, como parte de su gira "This is not a drill" (Esto no es un simulacro). Pero, según declaró Waters al diario argentino Página 12, deberá seguir alojándose en Sao Paulo porque no tiene dónde hospedarse en Buenos Aires ni en Montevideo."Estos idiotas del lobby israelí consiguieron cooptar a todos los hoteles en Buenos Aires y Montevideo y organizaron este boicot extraordinario basado en mentiras maliciosas que vienen contando sobre mí", dijo Waters al diario."Me han cerrado la ciudad de Montevideo, no tengo ningún lugar dónde parar. Tengo que volar allí directamente el día del show", afirmó, "furioso" con esta situación que, según dijo, le impedirá cenar el jueves con su "amigo", el expresidente uruguayo José Mujica, como tenía planificado.El presidente del Comité Central Israelita del Uruguay, Roby Schindler, y de la ONG judía B'Nai B'Rith en ese país, Franklin Rosenfeld, señalaron esta semana en cartas dirigidas al Sofitel Montevideo y divulgadas en la red social X que el artista era un "propagador" de odio antijudío.Schindler tildó a Waters de "misógino, xenófobo y antisemita", mientras Rosenfeld amenazó con llamar a todo el mundo a evitar la cadena Sofitel si decidía alojar al "artista antisemita"."No he tenido un solo pensamiento antisemita en toda mi vida. Lo que condeno es lo que hace el gobierno israelí, y lo seguiré condenando porque está mal", dijo Waters a Página 12.Días atrás, en una entrevista con el periodista estadounidense Glenn Greenwald, Waters acusó a Israel de exagerar la magnitud del ataque del grupo islamista palestino Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre.El ataque, que dejó al menos 1.200 muertos, en su mayoría civiles, y 240 secuestrados según las autoridades israelíes, desencadenó una campaña de bombardeos contra la Franja de Gaza, gobernada por Hamás desde 2007. Más de 11.300 palestinos han muerto en esa ofensiva, afirma el ministerio de Salud de Hamás. Argentina tiene la comunidad judía más numerosa de América Latina, con unos 250.000 integrantes.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El actor, de 63 años, comparece ante la justicia inglesa desde finales de junio, por doce agresiones sexuales a cuatro hombres entre 2001 y 2013, que él niega "enérgicamente".La cuarta presunta víctima, que no puede ser identificada por razones legales, contó a la policía en una entrevista difundida el lunes en la audiencia cómo conoció al actor tras escribirle una carta en la que le pedía ayuda para entrar en la industria del cine.Spacey, ganador de dos Óscar por "Belleza Americana" (1999) y "Sospechosos habituales" (1995), lo invitó a su casa y juntos comieron "restos de pizza" y "fumaron cannabis".La presunta víctima contó después cómo el actor empezó a "restregar su cabeza sobre mis partes íntimas".El denunciante explicó que había dejado hacer al actor porque "no quieres molestar a alguien tan poderoso en la industria en la que estás intentando entrar".También dijo que se quedó dormido durante unas horas y que cuando despertó, su bragueta estaba abierta. "Acababa de realizar [un acto sexual] sobre mí", aseguró el denunciante. "Nada de lo que pasó fue consentido", añadió.Ante el rechazo expresado por la presunta víctima, Spacey le habría pedido irse de inmediato y no contar a nadie lo que había pasado, continuó el denunciante.Spacey fue una de las grandes estrellas atrapadas por el movimiento global #MeToo, surgido en 2017 a partir del caso del todopoderoso productor de cine estadounidense Harvey Weinstein.El juicio contra el famoso actor empezó hace a finales de junio y debe durar un mes. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
1Mi madre me llamó Penélope. Le fascinaba el personaje de la ingeniosa esposa de Ulises tejiendo de día para destejer de noche y así engañar a sus pretendientes. Yo prefería al marido navegante. Me carga la idea de tejer y esperar eternamente, pero por esperar me quedé atrapada en Madrid. Fui de las últimas que entró antes de que cerraran el aeropuerto en marzo cuando se decretó el confinamiento por la pandemia. Había llegado de Nicaragua para ocuparme de los asuntos de mi madre muerta. Ella había fallecido en diciembre. En mi familia diciembre era el mes de morirse. Mi abuela, mi padre, una tía y un tío murieron en esas fechas. Meticulosos hasta en eso de llegar al último mes del año para declarar la vida por terminada. No quise quedarme entonces. Me llevé las cenizas de mi madre para dejarlas en nuestro país y postergué mi regreso a España. Dejé que pasaran enero y febrero. Me dije que en marzo el clima sería más benigno y en abril llegaría la primavera. Por ser hija única a mí sola me correspondían los bienes de mi madre: la casa y su contenido, sus cuentas, la utilería del teatro de su vida que, de seguro, habría dejado dispersa y en desorden por esa su filosofía de vivir el presente que era cómoda para ella, pero un rollo para los demás. No había apuro, me dije. Poco podía imaginar que llegaría la pandemia y mi vida quedaría atrapada como el barco de Shackleton, mi explorador favorito, atorado en el hielo de la Antártida. No era una mala metáfora. La pandemia llegó como la Edad del Hielo. Había que permanecer refugiado de ese mordisco invisible de la muerte asediando en el aire y, peor aún, en el hálito del prójimo. Me costó aceptar mi mala suerte. Me había imaginado deambulando por Madrid, recorriendo el barrio de las Letras, Chueca, las librerías, el Retiro; en vez de eso me tocaba el confinamiento y esa época tipo distopía del fin del mundo. No podría vender la casa de mi madre en medio de la pandemia, pero al menos tenía un lugar donde quedarme, un coche también, cafetera, cocina, cama, almohadas. Y mi computadora: los zooms, los chats, las series. El siglo xxi había aniquilado la soledad a golpe de teclas. Uno tenía compañía hasta la saciedad, compañía y chismes y los reels de Instagram que no sabía cómo controlar para que me dejaran de mostrar las vidas de las celebridades y sus parejas perfectas. Un asco todos los perfectos. Yo era tan flaca que, como decía un amigo, era de frente, filo, y de filo, nada. Me consolaba ver a Joyce Carol Oates. Ella era de mi equipo, del equipo de los endebles, raquíticos seres esqueléticos que, sin embargo, tenían mucho que decir o que escribir. A fin de cuentas, mi IQ era alto y aunque era flaca mi cara era de mejor ver que la de Joyce Carol Oates, con perdón de ella, que me cae muy bien, y que es una gran escritora, no hay duda. Me había dejado dos mechones de canas a lo Susan Sontag en mi pelo corto, oscuro y liso. Las gafas de marco negro, ancho y redondo, mi cara un poco larga, nariz y boca sin importancia me hacían una flaca con estilo.Como editora de una editorial mediana, podía seguir haciendo mi trabajo a distancia. Por otro lado, vaciar de cosas personales un caserón cerca de la sierra, abandonado por la inesperada y definitiva partida de una dueña que gustaba de guardarlo todo, me mantendría ocupada la soledad. Así lo pensé al principio. No imaginé viajar al vientre de mi madre y descubrir cuánto más había allí que yo desconocía. No imaginé lo que sería sumergirme en las cuevas cuidadosamente selladas de una existencia interrumpida de súbito. No llegué preparada para un encierro donde los recuerdos se dejaran ver y el pasado se levantara por las noches haciéndome oír sus susurros.2Mi madre fue guerrillera en los años setenta, en la Revolución Sandinista, la última que triunfó en Latinoamérica. De joven tomó las armas y vivió en pocos años varias vidas. Cuando contaba sus recuerdos parecía que quien hablaba era un personaje centenario. Había sido una mujer de huesos grandes, alta, de brazos musculosos y piernas de corredora, con una energía incesante. Su rostro era imperfecto. Heredé sus ojos grandes y oscuros y sus pómulos altos, pero no las cejas tupidas, ni la nariz respingona, ni la boca ancha y carnosa, de labios delineados. A ella ese rasgo y una gestualidad desenfadada le conferían un aire sensual dentro de un cuerpo de atleta. Paradójicamente, su familia ostentaba una larga trayectoria al servicio de la dinastía de los Somoza, que gobernó Nicaragua de 1936 a 1979 y a cuyo último ejemplar, Anastasio Somoza, ella combatió. Su abuelo era famoso porque manejó las confiscaciones a los alemanes cuando el fundador de la dinastía declaró la guerra a los países del Eje, entre ellos Alemania, el 7 de diciembre de 1941. El dictador se adelantó veinticuatro horas a la declaración de guerra de Estados Unidos luego del ataque japonés a Pearl Harbor. Semejante premura bélica fue un ardid para apropiarse de las tierras cedidas en 1852 a familias alemanas que iniciaron el cultivo del café. Las haciendas de los alemanes eran modelos de productividad. Mi bisabuelo fue el encargado de expropiarlas. Dos de ellas fueron el pago a su perruna fidelidad. Eran unas propiedades muy grandes, en las zonas altas del país, atravesadas por ríos, con hondas quebradas pobladas de árboles centenarios que daban sombra al café. Contaban con casashaciendas de muros anchos, hermosas. Él las administró muy bien. Fueron la base para acumular una cuantiosa fortuna. Con el dinero llegaron otras inversiones y amigos potentados. «Era a mí a quien mandaba a atenderlos —me decía mi madre—. Yo era adolescente, pero él me usaba de señuelo, me exponía.» Se reía con su humor sarcástico. Entre ellos podría encontrar marido, bromeaba. «Tu abuelo era un asco —me decía con una dolida expresión de desprecio—. Tu abuela no se atrevía a enfrentarlo. Como pasaban mucho tiempo en sus haciendas en el campo, yo me quedaba durante la semana en la ciudad en casa de Marisa, mi mejor amiga. Su padre dirigía una estación de radio importante.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíA esa casa llegaban poetas, cantantes y un profesor de historia erudito con un don excepcional para contar episodios nacionales con la verbosidad de un cuentacuentos. Eran opositores a la dictadura. Me trataban con cierto recelo. Empecé a relatarles lo que sabía de los negocios de Somoza. Me escuchaban con atención. Yo quería estar de su parte. Hacerles ver que era diferente a mi familia. Un día un grupo de universitarios se tomaron la radio del papá de Marisa. El ejército la rodeó. Él salió con los brazos en alto y pidió que no mataran a los muchachos, que se los llevaran, pero que no los mataran. Se metió el obispo a negociar y al final se los llevaron presos. Uno de los muchachos parecía el jefe, se llamaba Ajax. Al día siguiente se llevaron al papá de Marisa. Como a las dos semanas la Seguridad del Estado urdió el cuento del intento de fuga de Ajax. Lo mataron. La gente sabía que hacían eso. “Le aplicaron la Ley de Fuga”, decían. Recuerdo la foto en el periódico: la mamá con el cuerpo ensangrentado en los brazos porque la llevaron al patio de la prisión para que viera el cadáver. A los meses mataron al papá de Marisa porque su radio denunció el crimen. Apareció tirado en un camino, el cuerpo lleno de señas de tortura. Me radicalicé. Marisa y yo nos metimos en la resistencia contra Somoza. Después del bachillerato, Marisa se fue a estudiar al exterior. Yo decidí irme clandestina. Robé plata y armas de la hacienda y ése fue mi pasaje a la guerrilla. No volví más a mi casa.»Yo la oía. Imaginaba lo que sería enemistarse con el propio apellido. Crecí oyéndola negar a su familia. No hubo para mí ni abuelos ni tíos ni primos. En el colegio un profesor joven, recién ungido revolucionario, un poco sádico en su fanatismo, fue quien se dio a la tarea de ilustrarme sobre la calaña servil de mi parentela. Afirmaba que quien había sido encargado de exhumar el cadáver del fundador de la dinastía, que el hijo se llevó en una maleta en el vuelo que lo sacó del país cuando huyó al saberse derrocado, había sido nada menos que mi abuelo, que también lo acompañó en su huida.—Es verdad —me dijo ella, sonriendo con ironía—. Ahora decile que te cuente qué fue lo que hizo tu madre.Al profe se le subió el color cuando se lo pregunté.—Te dije lo de tu abuelo para que aprecies de cuánto se despojó tu madre para llegar a ser Comandante Guerrillera —uno de los títulos honoríficos de la Revolución Sandinista—. Ella liberó la segunda ciudad más importante del país con un Estado Mayor compuesto casi en su totalidad por mujeres. Cuentan que ella sola, desde la torre del comando a la que logró subir subrepticiamente, eliminó, con su puntería de francotiradora, a los guardias que impedían la toma del último reducto somocista de León.—Eso es lo que vale —le dije, orgullosa—. Cuando mi mamá le da la espalda a algo, no vuelve la vista atrás.Mientras vivió, amé y temí a mi madre. Mi amor de niña fue incondicional, lleno de admiración. Ya de adolescente empecé a resentir su devoción revolucionaria y sus incursiones por mi identidad. Pienso que temía que mis genes me traicionaran. Sentía que quería envolverme como hiedra, o comerme como planta carnívora. A mi padre lo habían matado en la lucha contra la dictadura somocista. No lo conocí, pero tuve varios padres, los amantes de ella que, en general, eran mimosos conmigo. Cuando llegaba a quererlos me daba por vigilar los ánimos de mi madre. Conocía perfectamente las señales de cuando se cansaba de ellos. Allí empezaba mi sufrimiento o mi labor de zapa a sus intenciones, remarcando lo bien que lo pasaba con X o Y, lo que aprendía con él. Me escuchaba y sé que retrasó más de una vez el final del juego por mí.Ella cambió después de la revolución. El sandinismo estuvo en el poder de 1979 a 1990. En esos once años tuvo que vérselas con una guerra contrarrevolucionaria. Estados Unidos temía otra Cuba en el continente y armó a los descontentos que se oponían a los cambios. Impuso, además, un embargo comercial. Hubo muchas muertes, escasez: faltaban el pan, la luz eléctrica, el papel higiénico; sobraba la arrogancia juvenil de los guerrilleros.Aun en medio de las dificultades, los sandinistas pensaron que ganarían en las elecciones de 1990. No fue así. La noche de la derrota electoral, el 25 de febrero de 1990, cuando el conteo de votos dio la victoria a Violeta Chamorro, candidata de la oposición, fue, para mi madre y sus compañeros, como el terremoto que destruyó Managua, la capital, en 1972. El edificio que contenía sus sueños y sus proyectos de vida, ese que siempre estaba en construcción, y que a ella le ocupaba más tiempo del que disponía, cayó estrepitosamente. Fueron días de duelo. Los amigos llegaban, lloraban sacudidos por la incredulidad. Parecía que se les acababa el mundo. Yo era una chavala de quince años. Había crecido dentro de la revolución, como en un escenario magnífico. Era la mascota del grupo. Me llevaban a las manifestaciones multitudinarias. Me compraban helados o refrescos. Desde mi infancia los había visto actuar como profetas. Se juntaban en mi casa a tomar ron y a discutir cuestiones que yo apenas entendía, pero que me inspiraban la idea de que todos ellos eran como los héroes de los cómics desafiando y destruyendo monstruos. Mi corto entendimiento no lograba comprender que el pueblo hubiese votado por el fin de la revolución, que ya no quisiera más esa romántica época de júbilo en las plazas y gente que proponía acabar con la pobreza. Buscaba, en medio del lamento de los adultos, alguien que me explicara la derrota.Poco tiempo transcurrió antes de que la desilusión y el desconcierto echaran raíces entre los que habían sido compañeros. La camaradería dio paso a amargas discusiones. El tinglado que antes parecía sólido se agrietó. En su afán de salvarse de la debacle, Daniel Ortega se hizo todopoderoso. Lo que había sido un heroico movimiento guerrillero se transformó en un informe partido político. Menos mal que, en medio de la dispersión y de buscarse otra vida, mi madre se enamoró, a mediados de los noventa, de un arquitecto español. Ella había vivido en España de joven. Apenas hablaba de ese tiempo. Lo recordaba como el peor de su vida. Quería borrarlo de su memoria. En aquella época la revolución la salvó, solía decir. Bromeaba por lo irónico de que España la salvara de nuevo, esta vez del fracaso de la revolución. A mí me pareció mentira la facilidad con que se marchó de Nicaragua con su nuevo amor, como si se tratara de Sodoma y Gomorra y ella estuviera decidida a no cometer el error de la mujer de Lot de volver la vista atrás. Su decisión de marcharse, el resplandor del amor que la iluminó, la disposición de que yo me quedara viviendo con su amiga Sofía hasta terminar la universidad, hizo que yo cortara el resto de cordón umbilical. Dejé de llamarla mamá. Pasé a llamarla Valeria.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Con ecos del 'Oliver Twist' de Charles Dickens y trazas de la discriminación racial que ya ha tratado en películas como '12 años de esclavitud' ('12 Years a Slave', 2013) o series como 'Small Axe' (2020), McQueen construye una emotiva y emocionante historia en torno a una madre blanca y su hijo mestizo.Ronan brilla en su papel de Rita, la madre de George, interpretado por el debutante Elliott Heffernan. Con un padre ausente, viven con el abuelo, otro actor novel a sus 66 años, el cantante Paul Weller, el mítico líder de The Jam y The Style Council.Con una espectacular ambientación y secuencias que son capaces de encontrar poesía en los bombardeos sobre Londres, 'Blitz' se desarrolla en una etapa muy concreta de la Segunda Guerra Mundial.'Blitz' es como se conoce al periodo que va de septiembre de 1940 a mayo de 1941 en el que Alemania bombardeó incesantemente el Reino Unido, comenzando por Londres, al final de la Batalla de Inglaterra, un combate aéreo que supuso la primera derrota importante del Ejército alemán en esa guerra.Una época en la que los londinenses ponían a salvo a sus hijos enviándolos lejos de la capital británica en viajes organizados por el Gobierno. Y eso es lo que hace Rita, pero su hijo no está de acuerdo, así que salta del tren que le lleva a un lugar seguro y decide regresar a pie a su casa.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíMcQueen aprovecha para lanzar una crítica contra el trato a los negros con una historia que a través de las vivencias del niño muestra el horror de la guerra, no solo por las bombas, sino por el comportamientos de personas sin escrúpulos que trataban de aprovecharse de la situación.Una película escrita por el realizador, que partió de una fotografía que se guarda en los archivos del Museo Imperial de la Guerra y que muestra a un niño pequeño, negro, cargado con una maleta atada con cuerdas.Eso le llevó a imaginar quién sería ese niño, como ha explicado McQueen en varis entrevistas, y escribió esta historia en la que, como en muchos de sus trabajos anteriores, la música desempeña un papel importante.Ronan se muestra como una solvente cantante y demuestra que las canciones y los bailes fueron el refugio de la población británica para soportar unos bombardeos que les llevaban a refugiarse casi cada día en estaciones de metro, ante la falta de lugares más seguros.'Blitz' aparece en las quinielas de los medios especializados de cara a los Óscar, no solo para el premio a mejor película sino en la mayoría de las categorías técnicas.Ronan también está entre las intérpretes que podrían optar al Óscar a mejor actriz secundaria, una categoría que se presenta muy competitiva y que podría incluir nombres como los de Zoe Saldaña, por 'Emilia Pérez'; Isabella Rosellini, por 'Cónclave'; Felicity Jones, por 'The Brutalist', o Ariana Grande, por 'Wicked'.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Sobre todo, lo que espero es poder aportar algo a la gente que siente este género, a la gente que sigue la música que yo hago. Aportar algo fresco, nuevo, que sientan que hay continuidad en el trabajo, que hay actualidad en el trabajo", declara con fervor el artista, conocido como 'El caballero de la salsa'.A sus 61 años, el ganador de un Grammy por Mejor Álbum Tropical Latino en 2007 y seis Latin Grammy revela desde su estudio en San Juan que le encantaría que este álbum, compuesto de nueve temas, tenga "impacto" y sea "del gusto popular", que los adeptos a los ritmos caribeños digan: "¡Qué buen disco!".El veterano cantante continúa su estilo de salsa tradicional y mayoritariamente romántica, utilizando como eje central de sus letras el amor y el desamor en esta recopilación de temas, entre los que figuran 'Ahora o nunca', 'La Marea' de Rubén Blades, 'Tratando de acercarme' o 'Tun Tun'.El artista rememora que, tras la publicación de su tercer disco, se dio cuenta de que ese iba a ser su camino porque "el amor es el tema que nunca se va a acabar", y por eso trata de mezclar "los temas de amor con la energía y el carácter de la música de salsa".Asimismo, declara que ha sido "un poco egoísta con este disco" porque solo cuenta con una colaboración en 'Fin de semana', junto al salsero puertorriqueño Gerardo Rivas, opuesto a su álbum 'Colegas' que tiene 17 colaboraciones con artistas.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEl álbum se estrena en "un momento correcto"El sonero puertorriqueño arrancó la primera parte de su 'Auténtico Tour' en agosto del año pasado en su isla natal y, desde entonces, se ha presentado en escenarios de Estados Unidos, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Chile, Canadá, Perú, Colombia, México, Suiza, Italia y España."El disco se retrasó un poco para mi gusto, pero llega en un momento correcto porque entonces la gira cae en su segunda etapa y el disco viene con todo lo que un disco nuevo trae", asegura Santa Rosa, que menciona que este tour le está brindando "una energía espectacular"."Y esa energía se traduce no solamente en calidad de espectáculo, de música, sino que también se traduce en visión a futuro. Uno se siente más comprometido, con más deseos de hacer nuevos proyectos", expresa el artista, que cuenta con 15 álbumes de oro, 13 de platino y 3 de multiplatino.Santa Rosa, que ha colaborado con artistas reconocidos como Celia Cruz, Hector Lavoe o Andy Montañez, rememora que su etapa favorita de su afamada y galardonada trayectoria fue en sus comienzos: la época en la que cantaba con la banda de Willie Rosario y trabajaba con la mayoría de sus ídolos.La salsa "llegó para quedarse"Santa Rosa se muestra agradecido por la nueva generación de jóvenes salseros que continúan el legado de los más veteranos como los puertorriqueños Víctor Manuelle, Luis Vázquez, Carlos García, Merari o Carlos Nevárez, que "son muy buenos y talentosos".En este sentido, recalca que su consejo para el público es que "abran las puertas a estos muchachos".A su juicio, "este es un género que tiene historia, tiene personalidad propia y que tiene futuro porque yo he oído a cada vidente poniéndole fecha de expiración, que se va a morir, pero este es un género que llegó para quedarse", subraya el salsero.El artista continuará en febrero con 'Auténtico Tour', que sufrirá un giro con una edición especial de San Valentín que llamará 'Auténtico Love Edition', por Canadá, California, Florida y Maryland (EE.UU.) y, en abril, por México.Con su anterior gira, 'Camínalo Tour', que duró aproximadamente dos años, también recorrió ciudades de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Vallejo (España, 1979) viajó al país andino para participar en Hay Festival Arequipa, pero también visitó Lima para dictar talleres de creación literaria y realizar encuentros con escolares, a los que transmite su pasión lectora apelando a la innata curiosidad humana."Todavía hay un frente de resistencia y además, un intento de sanar las sociedades a través de la palabra", dice.Desde que publicó 'El infinito en un junco', hace cinco años, uno de los últimos grandes fenómenos de la literatura española que ha vendido más de un millón de ejemplares, ha conocido a innumerables amantes de la lectura que abogan por llevar los libros a todos los rincones para curar las sociedades."He podido conocer a muchísimos promotores de lectura que hacen una labor extraordinaria llevando los libros a barrios y zonas de sus países que socialmente parecían excluidos de esa experiencia, y que incluso están tratando de sanar cicatrices sociales y personales de la violencia y de los conflictos históricos a través de los talleres de lectura y de escritura", dice.La zaragozana cree que los libros y la cultura siempre están amenazados, pero ha sido "profundamente esperanzador" encontrar que hay tanta gente involucrada, especialmente en Hispanoamérica."Me parece muy destacable porque creo que estamos viviendo una época muy confusa y conflictiva donde se van creando bandos, oposiciones permanentes e incomprensiones", añade.Y, sin embargo, las democracias necesitan un diálogo sano, necesitan el uso de la palabra para forjar acuerdos", considera.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíCausa perdidaLos libros la rodean desde niña e incluso podría decirse que contribuyeron a que la escritora naciera. Vallejo muestra con cariño un ejemplar de 'Trilce', del poeta peruano que lleva su mismo apellido, y que su padre regaló a su madre cuando se estaban conociendo.Gracias al libro amarillento, prohibido en España durante la dictadura, la historia de amor entre ambos se fortaleció, según cuenta.Su amor por la lectura le llevó a escribir 'El Infinito en un junco', pero, mientras lo hacía, creía que abogaba por los libros y las humanidades en un mundo contemporáneo en el que parecía que estaban al borde del precipicio."Escribía este libro desde mi pasión lectora pero en un momento en el que había tanto pesimismo en la atmósfera y tanto convencimiento de que la lectura y los libros se terminaban, yo misma llegué a creérmelo y pensar, 'bueno, realmente soy una persona extravagante y formo parte de un mundo que está a punto de acabarse'", apunta.Pero, por el contrario, las cifras de ventas y sus miles de seguidores por todo el mundo demuestran lo contrario, Vallejo no está sola ante el cariño a los libros."Jamás de los jamases pensé que pudiera apelar a muchas otras personas. De hecho, creía que más que un libro, es una colección de causas perdidas", indica.Canto a la imaginaciónSu último libro, El inventor de viajes, es una adaptación ilustrada para niños del primer relato de ciencia ficción de la historia. Está basado en 'Historias verdaderas', de Luciano de Samósata, escrito en el siglo II, y es la primera vez que la literatura incluyó un viaje espacial.Sus milenarias páginas son los antecedentes de Julio Verne o de 'Star Wars'."Me gusta de la ciencia ficción es que aquello que parecía imposible, que parecía un sueño cuando se escribió por primera vez, luego se puede convertir en realidad. El ser humano ha llegado a la Luna, pero las cosas hay que soñarlas primero para que se hagan realidad", dice."Esta historia es un canto a la fantasía, una reivindicación a la capacidad de soñar y creo que en esta época es importante recordárselo a los niños, que tienen entretenimientos muy pasivos que simplemente con una pantalla reciben imágenes perfectamente elaboradas", advierte.Dice que el ser humano no puede perder "ese mecanismo tan liberador que es la imaginación que es además nuestra principal defensa contra la rutina, el aburrimiento y la tristeza".Igualmente, señala que otro mecanismo profundamente humano es el amor por escuchar una historia, que paradójicamente es un pacto entre el lector y escritor sobre la mentira que va a contarle."La ficción es una mentira muy especial, no es para engañar es una mentira para jugar divertirse. Ciertas verdades se alcanzan sólo a través de las ficciones, hay ciertas cosas de nuestra vida, miradas, emociones ocultas o silenciosa que se liberan gracias a esa mentira que son las ficciones", concluye.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Los lectores no acostumbrados a la poesía son incapaces de diferenciar de forma fiable la generada por inteligencia artificial (IA) de la escrita por autores como Emily Dickinson o Shakespeare, e incluso valoran mejor la primera, según un estudio hecho con más de 1.500 personas.Una investigación de la Universidad de Pittsburgh (EE. UU.) indica que esta tendencia a valorar la poesía generada por IA puede deberse a que los lectores confunden la complejidad de los versos escritos por humanos con las incoherencias en las que a veces puede incurrir esta tecnología.Otro motivo puede ser que los participantes puedan infravalorar lo humana que puede llegar a ser la IA generativa, indica el estudio que publica Science Advances.Además, los voluntarios a los que no se informó sobre si el texto había sido producido artificialmente o era de una persona valoraron más favorablemente los primeros, lo que puede responder a que eran más sencillos y accesibles que la obra de poetas destacados.Los investigadores pusieron a prueba la capacidad de 1.634 personas para distinguir entre la poesía generada por la IA y la escrita por un poeta.En general, el nivel de experiencia del grupo con la poesía era bajo: el 90,4 % dijo que leía este género un par de veces al año o menos; el 55,8 % se describió a sí mismo como ‘poco familiarizado con la poesía' y el 66,8 % como ‘nada familiarizado' con el poeta asignado.El grupo trabajó con diez poemas en orden aleatorio, cinco escritos por poetas como William Shakespeare, Lord Byron, Emily Dickinson y T.S. Eliot, y el resto generados por ChatGPT3.5 al estilo de esos autores.El resultado fue que los participantes eran más propensos a atribuir que los poemas de la IA habían sido escritos por un humano, y los cinco considerados menos probables de ser de producción humana estaban todos escritos por poetas auténticos.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíPoemas generados por IA, más fáciles de comprenderEn un segundo experimento, un grupo diferente de 696 personas evaluó los escritos en función de 14 características como la calidad, la belleza, la emoción, el ritmo y la originalidad.Los autores observaron que los poemas de IA eran valorados más favorablemente en cualidades como el ritmo y la belleza, lo que contribuía a su identificación errónea como escritos por humanos.Los voluntarios fueron asignados de forma aleatoria a tres grupos. A uno se le dijo que los textos habían sido escritos por un ser humano, a otro que fueron producidos por la IA y al tercero no se le dio ninguna información sobre la autoría.A los que se dijo que habían sido creados por la IA dieron puntuaciones más bajas en 13 características que los participantes a los que se comunicó que habían sido escritos por humanos, independientemente de si los poemas habían sido creados por la IA o por humanos.Los participantes a los que no se dijo nada sobre la autoría valoraron más favorablemente los poemas generados por IA que los escritos por humanos.Los autores sugieren que los participantes prefirieron los poemas generados por IA porque eran más sencillos y accesibles que la obra de poetas destacados.Además, los voluntarios esperan preferir la poesía escrita por humanos y, como la generada por la IA les resulta más fácil de interpretar y comprender, entienden erróneamente esta preferencia como una indicación de que el poema ha sido escrito por un humano, escriben los autores de la investigación.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.